CAPITULO 10

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Por Alex

Mirandola sentada en la mesa tan enojada me da gracia e intento no reír por las miradas asesinas que le da a Damián, mientras el nombrado intenta no levantar la cabeza y solo concentrarse en su plato. Fernando se encuentra tan tentado como yo y la hace preguntas para ver si logra hacerlo levantar la cabeza con burla.

Ella esquiva mi mirada, pero sé que no le soy indiferente, su respiración se agita cuando me aproximo y el color de sus mejillas la delatan. Como puede ser tan inocente y a la vez tan sensual. Pensar que hace un rato me insultaba y poco falto para que me golpeará.

-Tengo que ir a trabajar mañana, no puedo descuidar a mis pacientes- Su mirada cae en mi -

-Ya está todo arreglado tienes cinco semanas de vacaciones - Ella habré la boca para reprocharme, pero antes de eso yo la miro con seriedad lo que hace que ella se muerda el labio con impotencia, seré un maldito pervertido pero ese gesto hace que sienta como mi entre pierna palpita-

-Ok, me retiro - Se levanta de la mesa dándole otra mirada de odio a su hermano -

-Yo me encargo, dale tiempo - Me dirijo a su hermano- Terminemos de comer y luego subiré a hablarle a menos que prefiera ir tu Damián- Fernando estallo en risas-

- Paso - susurro - Prefiero enfrentarme a los rocas, no conoces a mi hermana furiosa-

Terminamos de comer y Damián desapareció. Mientras Fernando me aconsejaba que no fuera duro con Angela que le tuviera paciencia, como si no hubiera tenido paciencia todo este año. Me encamino a su habitación y entro sin golpear encontrándome con ella vacía, dirijo mi mirada al baño, puedo escuchar la regadera y trago duro solo con la idea de que detrás de esa puerta se encuentra mi mujer desnuda. Debería irme y volver después pero no puedo con mi ser, así que me siento en la cama y la espero.

Cuando el agua se detiene me acomodo en la cama dirigiendo mi mirada a la puerta del baño, ella sale envuelta en una toalla en su cuerpo secándose el pelo con otra y yo babeo inconscientemente hasta que me nota y da un grito que debe haber alertado a toda la casa-

-Tu...tu ¿Qué haces aquí? - Esta completamente roja y se aferra a la toalla como si fuera su salvación-

-Estoy en mi casa- Digo con burla-

-Fuera - Me señala la puerta- Salte ahora-

-No puedo, tenemos que hablar -Ella aprieta los dientes-

- Estoy desnuda -

-Vístete- Le hago una señal con los hombros como si no me importara-

-Maldición, eres un idiota...-

-Alex, soy Alex-

-Alex - Que lindo suena mi nombre en sus labios - ¿Podrías salir para poder vestirme por favor? -

-Claro- Como negarle algo cuando me lo pide así, salgo al pasillo a esperar que se vista y unos minutos después ella abre la puerta y por la mierda que la prefería en toalla que así. Tiene puesto un camisón rosado de ceda que apenas le tapa el trasero y es notable que no lleva sostén, ella nota que mi mirada quedó en sus pechos e inconscientemente me relamo los labios causando que ella entre a buscar una bata del mismo conjunto para colocársela y yo entro sin esperar tras ella.

-Bien ¿De qué quieres hablar? - Pregunta atando su bata-

-De tu enojo, quiero que entiendas la situación, sé que sabes lidiar con estas situaciones, me reconociste apenas me viste- Le afirmo-

-No puedo evitar estar enojada con el idiota de mi hermano y si, te reconocí - Ella toma aire para seguir- Por otro lado, no se lidiar con estas situaciones como dijiste y no quiero quedar involucrada en otra situación similar -

-Cuando te vi ese día parecías manejarte muy bien- Necesito saber que paso con ella en esa casa-

-Maneje muy bien el hecho de cumplir con mi trabajo como médico nada más y prefiero no hablar de eso -

- ¿Por qué? - Me acerco a ella lo suficiente como para que su respiración se vuelva irregular-

- ¿Sabes lo que significa espacio personal? - Ella coloca sus manos en mi pecho para separarse un poco de mí, pero lo que no sabe es que lo que hace me está empujando a tomarle aquí mismo de parado- Alex deja de mirarme así- Ella respira más agitada que antes-

- ¿Te pongo nerviosa o me tienes miedo? - Le susurro-

-Miedo no - Y mi corazón salta de felicidad- Nervosa, mucho, me miras con deseo y eso no es bueno -

- ¿Por qué? -

-Y dale con el por qué, no te conozco y no me conoces porque si lo hicieras sabrías que no me acuesto con el primero que me coquetea guapo - Lo se cariño -

-Me gustas - La sujeto de la cintura y la pego a mi - Y sé que te gusto, tu cuerpo te delate mi ángel. Pero no forzare nada- Le doy un beso en el cuello y ella gime - Me voy, es lo mejor, te espero mañana a las ocho para desayunar y para salir conmigo -

- ¿Qué? ¿A dónde? - Le sonrió y me dirijo a la puerta-

-Estas de vacaciones recuérdalo, ¿No pensaras quedarte encerrada aquí? Además, debemos conocernos ¿No? Y por otro lado no quiero que te sientas prisionera-

-Pensé que debía esconderme ¿No es por eso por lo que estoy aquí? -Me doy vuelta para contestarle-

-Mientras estés conmigo estas a salvo, nadie te tocara a ti ni a los tuyos -

- ¿Quién eres? – Susurro, volví a pegarme a ella –

-Soy lo que necesitas- Le digo cerca de su oído-

- ¿Pero...- Yo ignoro esa pregunta y salgo de su habitación entrando en la puerta de enfrente ya que es mi cuarto, si no puedo dormir con ella por lo menos la tendré cerca.

Entro al baño para darme una ducha con agua fría, la necesito con urgencia después de haber visto ese camisón en su cuerpo, no es que no la allá visto por las cámaras, pero no era igual en vivo y en directo. Mañana será un gran día, necesito sorprenderla y lograr que confié en mí. No será difícil ella es muy inocente o por lo menos lo suficiente como para lograr que se enamore de mí. 

CRUEL INOCENCIA (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora