CAPITULO 44

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Baje por las escaleras evitando mirar hacia abajo, cuando llego al final para mi desgracia tenía que dar un salto para llegar a un balcón de fierro en donde estaba la puerta. Cerré los ojos y salte, los disparos se escuchaban aun de donde estaba y mi cuerpo no dejaba de temblar - El me seguirá, me lo juro - Me repetía como un mantra.

Me costó poner la llave en la cerradura mis manos no coordinaban correctamente, pero lo logre. Mientras los impactos hacían temblar el edificó, cori hacia el ascensor y bajé al estacionamiento como me dijo, ya tenía el teléfono en mano para llamar a Alejandro, pero cuando las puertas se abrieron distinguí dos hombres armados a unos diez metros. El sonido del asesor llamo su atención y corrieron hacia mi mientras yo en desesperación apretaba el botón para cerrar las puertas.

Por poco lo logre y me deje caer por la pared hasta tocar el piso mientras pensaba y ahora que podía hacer. Seguramente el edificio estaba rodeado así que aprete el primer piso, lo mejor sería esconderme tarde o temprano la policía llegaría ¿no? Y yo mientras aprovecharía para llamar a Alejandro.

Sali del ascensor y comencé a llamar, atendió de inmediato.

- ¿Dónde estás? - Me dijo agitado -

-Ricardo está en el apartamento yo en el primer piso me dijo que bajara y te llamada, pero había hombres armados - Hable tan rápido que no sabía si me había entendido-

-Lo sé, estamos llegando los sacaremos, pero necesito que te escondas ahora - Asentí como si pudiera verme- Busca un lugar y mándame un mensaje para que pueda ir por ti ¿Entendiste? -

-Si - Una puerta que decía solo personal llamo mi atención, entre sin dudar. Era un cuarto pequeño con bidones de productos de limpieza, escobas y otros asesoraos, me pareció un buen lugar por el momento. Le escribí el mensaje a Alejandro y me quedé en un roncón rezando que Ricardo estuviera bien.

Estaba aterrada pero luego de poner mi mente en claro sabía que lo mejor era dejarle solo ya que yo solo hubiera sido una carga para el en ese momento. El estaría bien su gente ya estaban aquí, él era fuerte y sabía lo que hacía. Después de quince minutos todo parecía calmarse, no me atreví ni siquiera a abrir la puerta para indagar para que negarlo era una cobarde.

Poco tiempo después escuche como puertas eran derivadas me paralice atrayendo mis piernas hacia mí para sujetarlas. Mi puerta se abrió con violencia y un hombre vestido con ropa camuflada me apuntaba.

- ¡La encontré! - Grito el muy cretino, mientras yo entraba en pánico - Vamos preciosa ven conmigo-

No pregunten de donde tome el valor, pero mientras me levantaba con sumo cuidado le avente con todas mis fuerzas unos de los bidones que se encontraban en la estantería, aproveche mientras maldecía para pasar por su costado como un rayo. No llegue más de unos pocos metros ya que un impacto en mi rostro me tiro de bruces hacia el suelo.

Pude distinguir al hombre que me golpeo, Fernando me había derivado. Detrás del, dos hombres más me observaban-

-Hora de dormir ángel, Alex te espera- Saco un trapo y un frasco quien sabe de dónde y lo coloco en mi rostro, antes de sucumbir a la oscuridad lo último que vi fue el rostro del segundo de Alex mirándome con una sonrisa espeluznante-

Desperté con mucho movimiento, no podía ver nada, mis ojos estaban vendados mis manos y pies atados y mi boca también estaba sellada aparentemente con cinta. Sabía que estaba en un vehículo, pero más allá de eso nada. No quería moverme y llamar la atención de mis secuestradores, mi cabeza trabajaba a mil ¿Dónde estaba Ricardo y los chicos? ¿Qué me harían? Recordaba lo que dijo Fernando, Alex me esperaba, un temblor inconsciente recorrió todo mi cuerpo.

¿La seria capa de dañarme? No claro que no él tiene que creerme yo no lo denuncie, en cambio el sí me drogo, me dejo encerrada en un hotel yo debería estar enojada no él.

Trate de mover la venda de mis ojos apoyándola en mi hombro, pero era imposible, una voz me hizo detenerme de inmediato -

-Pero que tenemos aquí, parece que la bella durmiente ha despertado - No reconocí la voz- Tiene un excelente culo - Sentí una mano masajear mi trasero, mientras otras personas reían- Y ni hablar de las tetas, podemos follarla antes de entregarla- Apretó mis pechos sin ninguna delicadeza solo pude removerme como un gusano-

-Saca tus sucias manos de ella hijo de puta- Esa voz, me removí con brusquedad era Diego estaba segura -

-Todavía tienes ganas de hacerte el valiente buey- Escuche unos golpes y quejidos lo estaban golpeando- Vamos a ver que tal valiente serás cuando el jefe trate contigo-

Me removí estéricamente hasta que una palmada freno me intento de pataleta.

-Quédate quieta puta, si no quieres que te coja aquí mismo ganas no me faltan-Decir que estaba aterrorizada era decir poco-

-Basta Héctor las ordenes son claras no tocarle, ponlos a dormir ya estamos cerca -

- Una lástima - Sentí su lengua rosar mi rostro y luego una aguja entrar en mi piel, pero no caí en la oscuridad si no que parecía que estaba flotando. Todos mis músculos se relajaron estaba drogada nuevamente a este ritmó pronto me convertiría en adicta-

Podía sentir lo que pasaba a mi alrededor, pero mi mente no lograba enfocar por mucho tiempo mi situación. Por mi cabeza pasaba la idea que tal vez Ricardo estaba en el vehículo conmigo tal vez inconsciente. El movimiento seso, fui bajada de donde sea que estaba, mis manos y pies fueron desatadas primero y luego mi boca y mis ojos.

Un hombre me puso de pie, pero mis piernas no coordinaban y tubo que sostenerme para que no callera. Delante de mí un avión apareció, mi pobre mente no entendía la situación. Mire a mi costado y diego se encontraba esposado a unos metros su nariz y boca sangraban. Busque a Ricardo o algunos de los chicos, pero no estaban.

Quería preguntar por ellos, pero las palabras no salían de mi boca, todo se movía o eso me parecía.

Una figura conocida se acercaba a nosotros no podía distinguir quien era hasta que hablo.

-Hola mi ángel, enserio pensaste que podrías escaparte de mí- Las palabras no querían salir de mi boca- ¿Qué fue lo que le dieron? -

-Cocaína señor, se despertó a mitad de camino y no teníamos nada para tranquilizarla, se inquietó cuando escucho la voz de ese-

- ¿Amiguito tuyo mi reina? - Alex me sujeto de la barbilla para que mirase a Diego que aparte de estar esposado también estaba drogado como yo, su mirada estaba en un punto perdido más allá del paisaje-

-A él le dimos más cantidad, es peligroso- Dijo el tipo que me sostenía-

-Ya lo veremos, súbanlo al avión. Y tú cariño vienes conmigo - Me cargo en su hombro como un saco de papas, no opuse resistencia no podía no sentía nada en este momento y solo veía a Ricardo sonreírme como un espejismo - 

CRUEL INOCENCIA (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora