CAPITULO 52

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Alex

Las horas pasaban y no había mejora en el estado de Angela, el medico me explico que había perdido mucha sangre y que su estado era delicado, las transfusiones ya se le habían realizado pero que su cuerpo no mostraba signos de mejora. Pase horas a su lado, no podía perderla era lo única que quería tener en mi vida y yo mismo me había encargado de destruirlo.

Verla postrada en esa cama me partía en mil pedazos el corazón, estaba tan pálida como el papel, si no fuera por las maquinas que tenía conectadas podría confundirse con un muerto con facilidad.

La enfermera la estaba monitoreando, cuando una de las maquinas comenzó a sonar, la enfermara comenzó a llamar a gritos al médico que se encontraba descansando en el cuarto adjunto. El medico llego rápidamente y coloco un tuvo en su boca. Después de un rato me informo

-Tubo una disnea (dificultad para respirar) mi recomendación en este momento es que mañana sea trasladada a un centro de salud - Negué -

- Pida lo que necesite, se le traerá sin dudar -El medico sacudió la cabeza -

Salió nada convencido pero visto a los últimos acontecimientos prefería no exponerla a más peligros, si mis cálculos no eran erróneos sospechaba tener un topo entre mis hombres y eso implicaba que sacarla de este lugar sería una presa fácil para Oscar Pintos.

Le informe a Fernando la situación estábamos organizando un asalto a Chicago quería la cabeza de ese maldito para ayer. Fernando estaba trabajando en eso mientras yo me encargaba del negocio aquí, si lo descuidaba Pintos podía robarme el control ya que sabía que había estado en comunicación con algunos de mis clientes. Él quería jugar rudo y yo le enseñaría como hacerlo.

Tres horas después mi segunda tenía la ubicación de la base del maldito y el avión pronto para salir rumbo a mi ciudad. Lo que no me esperaba fue una visita inesperada como la que tenía frente a mis ojos.

-Max que carajo haces aquí - Él estaba mirándome como si fuera un desconocido, cargaba una mochila en su hombro y a la vista de cualquiera parecía una persona común y corriente-

-Hola que gusto verte, sabes tienes mucha suerte de que sea yo quien este aquí y no Mica o Tamara - Suspire con frustración, era más que obvio que Marcus lo mandaría-

-Bienvenido- Bufe sabia los problemas que se me venían encima-

- ¿Dónde está la doctora? - Pregunto con expresión seria-

-Siéntate- le hice una señal con la mano y tomo asiento frente a mi -

Después de una larga hora le conté todo, decir que estaba furioso era poco me golpeo, si el pequeño Max acababa de darme un derechazo que me tiro de silla. Mis hombres intervinieron pararlo antes de que me diera más golpes, la verdad es que no me defendí yo sabía que tenía razon y en el fondo agradecía que fuera él y no Marcus quien estuviera aquí ahora.

Lugo de insultarme y maldecirme fue a verla, no sin antes golpear a uno de mis hombres. Apenas entramos el medico nos informó que estaba fuera de peligro que solo faltaba que despertara para ver si había quedado alguna secuela y rogaba que no.

- Cuando se recupere me la llevare conmigo- Lo mire con enfado, no permitiría que alguien la alejara de mí, ni siquiera Marcus-

-Por supuesto que no ella me pertenece - Max abrió los ojos muy grandes, poca falto para que se lanzara sobre mi cuando termine de hablar -

-Ella no es un objecto, - Apretaba los dientes - No te parece que ya la dañaste suficiente, que más quieres -

-Este no es tu problema, yo sabre como arreglar las cosas con mi mujer-

- ¿Tu mujer? Por lo que se ella eligió a Ricardo - No contuve la rabia y le di un golpe que no tardó en responder -

Todo se volvió un desastre, el medico pedía calma, mis hombres intentaban separarnos y hasta Fernando recibió un golpe de parte de Max por involucrarse. Nos separaron después de a ver destrozado media habitación. Un rato después estábamos sentados en mi oficina yo siendo atendido por el medico con la nariz rota y el labio partido y Max con una ceja partida y un morado en el ojo.

-Bueno si ya terminaron de golpearse me gustaría saber ¿Quién eres y que pasa aquí? - Mi segundo interrogo a Max -

-Eso no es importante ahora, somos amigos, no tienes que saber más al respecto- Dije con simpleza, no podía exponer ni explicar mi relación con Max sin involucrar a Marcus y las chicas-

- Genial, no quisiera tener tus amistades hermano- Chasquee la lengua - Y por otro lado ya está todo listo, partimos cuando digas-

- Bien nos vamos en veinte minutos- Tenia que resolver el asunto de Pintos lo antes posible-

- Calculo que vas por Pintos- Hablo Max cuando el médico y la enfermera salieron, Fernando me miro buscando una respuesta-

- Es de mi confianza- Le dije para calmarlo- Y si Max estas en lo correcto, debo acabar con el sí quiero vivir en paz- -

- Bien, te esperare aquí- Lo mire con advertencia-

-No intentes sacarla de mi propiedad, quedas advertido - Salí con mi segundo rumbo al aeropuerto, no sin dar órdenes específicas que si Max intentaba sacar a Angela lo encerraran en el calabozo sin herirlo, porque si el recibía un rasguño posiblemente Micaela y Tamara me darían un boleto sin escala directo al mismísimo infierno-

Lo que Alex no sabía es que tras la casa una cantidad considerable de hombres armados estaban escondidos esperaban su partida, mientras otros estaban en camino.

Una batalla campal estaba a punto de ocurrir y nadie estaría a salvo.

CRUEL INOCENCIA (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora