CAPITULO 9

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Angela

¿Cómo me deje convencer? Ni yo lo sé, lo único que sé es que voy camino a una casa con mi hermano y unas maletas con lo esencial para pasar unas semanas. El solo me pide que confiara en él, pero hay algo dentro de mí que se niega a hacerlo, si por lo menos me digiera quien es ese amigo que va a sacarlo de este lio tal vez no estaría tan alerta. Estaba tan perdida en mi cabeza que ni siquiera note que estábamos en un barrio de clase muy alta, pero lo que más me sorprende es ver como mi hermano detiene el auto frente a unas grandes rejas de donde salen dos hombres armados con pinta de matones. Mi respiración se vuelve irregular -Hombres armados -esto no me trae buenos recuerdos. Cuando uno de los hombres se acerca a la ventana del conductor, observa a mi hermano y a mí con sospecha, Damián inmediatamente le dice nuestros nombres y el tipo le dice al otro que abra y así entramos a lo que parece una fortaleza.

-Esto es demasiado hermano- Digo observando una gran mansión frente de mí, la seguridad es extrema, las manos comenzaron a sudarme - ¿Dónde diablos me estas metiendo? -

-Tranquila aquí estaremos a salvo - Y por mi mente pasa si no estaremos en la boca del lobo-

Cuando el auto se detiene completamente Damián baja del auto, yo no puedo moverme, solo veo unas grandes puertas con vidrios oscuros y dos gorilas más armados a cada lado de ellas. Uno de ellos se acerca a mi hermano y toma los equipajes yo sigo inmóvil hasta que la puerta de mi lado se abre y la mano de mi hermano me toma del ante brazo sacándome del vehículo.

-Esto no me gusta- susurro -

-Confía-Como si fuera fácil, soy llevada por el adentro de la casa y tengo el presentimiento que no me ha soltado por miedo a que salga corriendo y en realidad es lo que quiero hacer-

Cuando llegamos al comedor hay dos hombres uno de espaldas y otro en el sillón. El que se encuentra en el sillón es un moreno con cara de pocos amigos que parece escanearme con la mirada yo solo puedo pegarme más a Damián como buscando protección de su parte, aunque sé que será inútil ya que siempre fui yo quien lo protegió de los que lo agredían- ¡¡Que consuelo¡¡

-Bienvenidos - Habla el moreno admito que es muy atractivo pero la pinta de asesino en serie no lo ayuda en lo más mínimo-

-Fernando- Hace una inclinación de cabeza que yo imito- Ella es mi hermana Angela- El asiente con la cabeza y me sonríe cosa que no me gusta del todo y no sé por qué. El otro hombre no se ha dado la vuelta, pero es notoria la atención que pone en la charla-

- Hay dos cuartos prontos para su estadía- No, yo no me quedo, no, grito mi subconsciente- Pónganse cómodos-

-Yo no me quedo- Noto como el que está de espaldas a unos metros de nosotros se tensa al igual que mi hermano, mientras el tal Fernando desvía la mirada de mi a Damián con amenaza notable- Yo me quedare con una amiga-

-¡¡No -El hombre de espaldas casi grita y yo y mi hermano damos un salto en nuestro lugar -

- ¿No?, yo no necesito protección y soy bastante grandecita como para cuidarme sola - Damián y Fernando me miran como rogándome que me calle - Dame las llaves del auto Damián-

-Fernando, Damián déjenme solo con Angela- Y ellos ni lo dudan salen sin mirarme. Gracias, hermano, pienso y miro al tipo que se baja del banco que estaba sentado.

Cuando se da vuelta mi corazón se desboca mi boca y ojos se abren.

-Tu - Mi voz casi no sale de mi garganta- ¿Eres tú? - El camino hasta a mi como un lobo asechando su presa y yo no puedo moverme -

Cuando está a unos pocos metros comienzo a dar pasos para atrás sin despegar mi mirada de sus penetrando ojos, es el chico que estaba con Marcus el día que nos rescataron. Mi cuerpo choca con una pared y el sigue avanzando yo no sé de dónde tomo valor, pero antes que me acórale salgo corriendo rumbo a la entrada.

-¡¡Suéltame cabrón¡¡- Mis gritos seguramente se escuchan por toda la casa -

Como lo explico, cuando intente correr dos hombres me impidieron el paso en la puerta, mientras ojitos intensos sonreía con intensidad y soberbia. El llego a mi lado y sin tiempo a reaccionar termine sobre su hombro camino no se adónde, pero en el camino pude ver a él imbécil de mi hermano que me pedía perdón con la mirada y al tal Fernando que observaba la escena como si fuera la mejor película de su vida.

-Cálmate- Siento una palmada en mi trasero, no lo puedo creer- ¿Qué esperabas? Si sigues comportándote como una niña, te tratare como tal- Otra palmada se estrella en mi redondo culo no duele, pero es humillante-

-Hijo de puta - Susurro, pero él lo escucha, me lanza a una cama ¿En qué momento entramos a este cuarto? -

-Si, soy muy hijo de puta- Trato de levantarme, pero él está sobre mí en un momento- Por esa razón debes portarte bien- Demasiado cerca, mi corazón está a punto de escaparse de mi caja torácica pero igualmente no puedo despegar mis ojos de los de él y el tampoco parece lograrlo. ¿Cómo diablos llegamos a esto? Cuando sus ojos bajan a mis labios me doy una cachetada imaginaria para volver en si-

- ¿Podrías salir de encima de mi por favor? -

-Poder, podría, pero no estoy seguro de querer- Mi boca se abre y él me sonríe y sale con mucha lentitud- Esta será tu habitación, piensa bien las cosas, yo les ofrezco protección y la necesitan a menos que quieras ver a tu hermano en algún callejón con un tiro en la cabeza-

- ¿A cambio de que nos das protección? -Me quede sentada en la cama con miedo a moverme-

-De nada- Él apoya su lindo trasero en un mueble y se cruza de brazos haciendo que mi vista se mueva a sus bien marcados abdominales que son cubiertos por esa maldita remera ajustada Concéntrate carajo me digo a mí misma. Parece que él ha notado mi pelea mental ya que me mira con una sonrisa pervertida-

-Voy a ser de cuenta que te creo-

-No tienes otra opción, a menos que seas una muy tonta te abras dado cuenta que la casa está rodeada y nadie... - se acerca peligrosamente - puede salir de aquí sin mi permiso- Lo último me lo dice pegado a mi oído y un escalofrío recorre todo mi cuerpo-

-Eso se llama secuestro - Digo casi gimiendo por la cercanía-

- Mmm yo diría que te protejo de ti misma - Se aleja con una sonrisa triunfante y sale rumbo a la puerta - Te veo en treinta para cenar - Y eso no fue una pregunta si no una orden, cabrón-

Me desplomo en la cama y vuelvo a respirar con normalidad - ¿Dios que he hecho yo para que me pase esto? Por qué siempre termino cerca de hombres peligrosos.

CRUEL INOCENCIA (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora