Saúl salió del pabellón en la noche, iba a quitarles las armas a los demás para suicidarse y dejar ese mundo. Un mundo que le había arrebatado a su novia y a su hijo o hija. Se acercó al muro y observó. Sol y Pablo estaban de guardia, a su lado había una caja con las armas que tenían, y con las que les habían arrebatado a los asesinos de Coral. Sus compañeros no se habían percatado de su presencia, y si iba con suficiente cuidado podría robarlas. Subió por la improvisada escalera fabricada con ladrillos puestos en torre, y se aproximó hacia la caja. Sol y Pablo estaban hablando, así que no se percataron de su presencia. Saúl cerró la mano entorno a la pistola. Iba a llevársela a la boca cuando alguien chutó el arma, que salió disparada varios metros más allá.
El chico se volvió furioso hacia el culpable.
-¡No!-gritó.
Y un puňetazo lo tiró de las escaleras. Gimió de dolor mientras rompía a llorar.
-Escúchame-dijo Pablo acercándose a él-. Todos tenemos problemas, y este mundo es una mierda, lo sé, pero vas a superarlo, o eso o te mueres despedazado. Así que puedes elegir entre ser un hombre y seguir adelante, o ser un cadáver andante. Ella no querría verte así. Venga, te toca hacer guardia. Bueno, o lo que quieras hacer.
Y se fue, dejándolo con Sol.
-Yo me quedo contigo-dijo ella-, pero si vas a quitarte la vida, hazlo lejos de aquí por favor, no quiero verlo.
Saúl se incorporó, abatido, y subió al muro con ella. Entonces un zombi se acercó hacia ellos.
-¿Lo hago yo?- preguntó Sol.
Pero por toda respuesta, Saúl cogió un cuchillo y, de un salto, bajó del muro. Se acercó hacia la criatura y la destrozó el cráneo a navajazos. Sol contempló la escena, y miró a la zombi que había bajo las ruedas del autobús, a su madre. No se lo había dicho a nadie porque no la apetecía hablar de sus sentimientos. Así que se sumergió otra vez en sus deprimentes pensamientos.Hola, sé que estos episodios son un poco aburridos, pero hay que desarrollar a los personajes. Los próximos ya subirán otra vez el ritmo:D