KARMA

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Lidia rompió a llorar al ver a sus hijos allí. Pero de todos modos, cargó su arma y entró corriendo en el edificio, seguida por Leticia, Pablo, Coral y Saúl. El coche conducido por Sol aparcó tras ellos. Marcos echó a correr para ayudarlos. Los demás se quedaron allí. Lidia entró precipitadamente, disparó a los pocos zombis que había en las escaleras y subió.

-¡Lidia no corras tanto puede ser peligroso!-gritó Leticia.

Pero cuando una madre intenta salvar a sus hijos es imposible pararla. Subió a la segunda planta y se apresuró a ir a la clase en la que estaban sus hijos. Los demás la siguieron, salvo Marcos. Mientras corrían, el hombre pasó por un aula con la puerta abierta. Y lo que vió le hizo entrar. Había una figura en el suelo. Un hombre con las tripas abiertas. Tenía mordiscos en brazos y hombros gimoteaba débilmente. Marcos lo miró fijamente, y entonces un zombi se le acercó por detrás y le mordió el hombro. Gritó. Cayó al suelo entre gritos mientras la criatura seguía con su labor. Los demás no lo oyeron gritar. Iban delante de él y los gemidos de los zombis no les permitían oírlo. Lidia llegó al aula y descargó contra las criaturas. Leticia, Saúl, Coral y Pablo se unieron a ella. Y cuando no quedaron más muertos, los niños entraron en el lugar por la ventana. Lidia no se lo creía. Creía que estaba soňando. Pero cuando sus hijos corrieron hacia ella llorando, rompió en llanto y los abrazó, entre besos. Era una escena muy tierna. Si no fuera por lo cerca que estaban los cadáveres medio devorados del niňo y la mujer. Solo entonces oyeron los últimos gritos de Marcos. Se incorporaron y corrieron hacia allí. Tarde. Cuando llegaron, Marcos ya había muerto y el zombi los miraba con la boca llena de sangre. Coral lo asesinó y se colocaron en torno al hombre. Tenía media espalda desgarrada. Lidia lo miraba sin emoción.

-Hay que destrozarle el cerebro-dijo Leticia-, antes de que vuelva.

Sin previo aviso, Alberto sacó su pistola y disparó en el cráneo del hombre.

-Karma-susurró.

Los demás lo miraron asustados. Justo entonces el cadáver del hombre se levantó y agarró a Coral de impreviso. La joven gritó tratando de zafarse, hasta que Saúl voló los sesos de la criatura.

-Gracias-jadeó Coral, llena de sangre.

Salieron de allí, conmocionados por los acontecimientos y se reunieron con Sol y los demás.

Eva y los hermanos se abrazaron, felices de reencontrarse, y se presentaron a los nuevos integrantes. Lidia cogió a Eva y se la llevó a un rincón apartado. Cuando la dijo que su tío había muerto. Ninguna lágrima rodó por su mejilla.

-Lo superaré-dijo sin transmitir emoción.

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