CIUDAD PELIGROSA

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Tras el feliz reencuentro y la pérdida. Todos montaron en los coches y salieron de la escuela en ruinas. No tenían rumbo fijo, pero ahora lo importante era salir de la ciudad. El primer coche, ocupado por Alberto, Sandra, Leticia, Lidia, Saúl y Coral, iba delante. Y el segundo, ocupado por Sol, Pedro, Pablo, Carlos y Eva, seguía al primero. Leticia ocupaba el puesto del conductor, y escuchaba a los demás hablar de posibles lugares seguros. Pero dobló una esquina y sucedió. Una horda iba en su dirección. La joven derrapó el coche en un giro completo, los muertos se abalanzaron sobre el vehículo. Y el otro coche chocó de frente contra ellos. Los ocupantes gritaron y vieron cómo el coche de Sol daba media vuelta y se marchaba. Leticia pisó el acelerador, pero los zombis ya se habían arremolinado en torno a ellos, impidiéndoles la huida, gritando mientras zarandeaban el coche. Eran demasiados. Sandra y Coral gritaron al ver que algunos zombis subían al capó y golpeaban el cristal. Leticia volvió a apretar el acelerador, sin resultado. Pero no se rindió, cogió la única metralla que tenían allí, ya que el resto estaba en el maletero, y abrió un poco, la ventanilla. Lo justo para sacar la boca del arma y disparar a los zombis que presionaban aquel lado. Los demás la observaron, expectantes, hasta que se acabaron las balas. La joven cerró la ventanilla y suspiró. Justo entonces empezaron a sonar los disparos. Y los zombis empezaron a caer. Hasta que no quedó ni uno. Pablo abrió la puerta del coche de Leticia.

-Salvarte la vida se está convirtiendo en algo normal-dijo el hombre, sonriendo.

Todos salieron de allí, y vieron a. todos con armas, y al otro coche aparcado un poco más allá.

-Esto va ser un golpe duro para la munición-dijo Sol.

-No importa-dijo Pedro-. Lo que sí importa es que están vivos.

-Está bien-dijo Lidia-. Pero tendríamos que salir de aquí cuanto antes.

Subieron de nuevo a los coches y salieron definitivamente de la ciudad. No sabían ni siquiera a dónde ir, lo único que debían evitar era la ciudad. Tenían que encontrar un lugar seguro. Y estaban a punto de hacerlo.

HambrientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora