EL NUEVO MIEMBRO

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Habían pasado 2 semanas desde el incidente de Pedro y Eva. El grupo ya lo llevaba algo mejor, pero era duro. En ese momento, Coral hacía guardia en el faro, y Leticia, Saúl, Lidia y Pablo, estaban fuera, buscando provisiones. Diego y Sol habían entablado una muy buena amistad, y Alberto pensaba que, gracias a la similitud de edades, podrían llegar a ser novios.

-Sandra, que sepas que estás horrible con ese pelo-dijo su hermano entre risas.

-Pues te vendría bien un buen corte a tí, así que cállate-respondió ella.

Los 2 empezaron a reír.

-Bueno, me toca hacer guardia, iré a avisar a Coral-dijo Diego mientras salía de la casa.

Los niňos asintieron, y, momentos después, el hombre entró de vuelta con una inconsciente Coral en brazos.

-¿Qué la pasa?-gritó.

Sol salió de la cocina.

-¿Qué ocurre?-preguntó Sol.

-No lo sé-graznó Diego, todavía más nervioso.

-¿La han mordido?-preguntó Alberto.

-Túmbala, la revisaremos-dijo Sol.

Lo hicieron, pero no encontraron nada, así que se dedicaron a cuidarla hasta que los demás llegaron.

-¡Coral!-gritó Saúl, al verla.

-¿Qué coňo ha pasado?-preguntó Lidia.

-¿La han mordido?-gritó Pablo.

Todos empezaron a hablar a la vez, histéricos. Y entonces sonó un agudo grito que se elevó por encima de todas las voces. Era Sandra. Tenía el dedo índice puesto sobre los labios.

-Se despierta-susurró.

Todos se arremolinaron en torno a la joven.

-Coral-dijo Saúl, agarrándola la mano.

-Ya sabía que no podría esconderlo por mucho tiempo-respondió ella, débilmente.

-¿El qué, no te habrán mordido, no?-preguntó Saúl, atemorizado.

-No. Cariňo, estoy embarazada.

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