Entraron y cerraron la enorme verja metálica tras de sí, mientras contemplaban su nuevo refugio. Había 3 campos de fútbol, 2 de hockey, 2 pabellones, 3 pistas de tenis y una piscina cubierta. Corrieron increíblemente felices mientras reían a carcajadas.
-¡Por fin un lugar seguro!-dijo Sol entrando a un campo de fútbol y tirándose sobre él, seguida de Alberto y Sandra.
-Puede que haya zombis en el restaurante-dijo Pablo.
-No creo-dijo Leticia-, los muros lo han mantenido intacto.
-Nadie te ha preguntado-gruňó Pablo.
Desde que oyó la discusión entre las mujeres su relación se ha enfriado mucho.
-Tranquilidad-dijo Diego alzando la voz-. Venga, Saúl y Lidia, acompañadme a mirar.
Ambos asintieron y fueron al restaurante mientras los demás revisaban el lugar. Entraron lentamente con las armas, y en contra de lo que esperaban, todo estaba muy ordenado. Al cabo de un rato, salieron.
-¡Despejado!-gritó Diego.
Todos sonrieron y se apresuraron a alojarse. Lidia y sus hijos dormirían en la piscina cubierta, Sol, Leticia y Diego en uno de los pabellones, Pablo en otro, y Saúl y Coral en el restaurante. Al fin, estaban asentados.
