ZOMBIFICADO

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Diego clavó el cuchillo en el cráneo a un zombi que intentaba entrar por su lado, y gritó.
-¿Qué hacemos?
-¡Mata a los de tu lado y salgamos corriendo!-gritó Sol.
-¿Eso es seguro?-preguntó Raúl.
-¿Se te ocurre otra manera?
Sin una palabra más, Diego mató a otra criatura y salió del estante al tiempo que mataba a otro zombi y abría la puerta principal. Sol fue la siguiente en salir, sin incidentes, pero cuando Raúl lo hizo, una criatura le agarró la pierna y se la mordió. Lanzó un grito que rasgó el cielo.
-¡No!-gritó Sol mientras rompía a llorar.
Otro zombi entró por el orificio de salida y comenzó a morderle en el hombro. La joven quiso correr hacia él pero Diego la retuvo.
-¡Está perdido!
Sol cedió y con el corazón partido salió de la tienda. Más zombis venían hacia ellos, y echaron a correr hacia el polideportivo. Pablo y Leticia estaban de guardia cuando los vieron venir. Les abrieron la verja y entraron.
-¿Qué pasa?-preguntó el hombre al ver la desolación de los recién llegados.
-¿Y Raúl?
-No-dijo Diego por toda respuesta.
En ese momento Sol empezó a llorar mientras Pablo y Leticia intentaban asimilar la noticia.
-Vienen más, nos han seguido-dijo Sol entre llantos.
Sacaron sus cuchillos y salieron a encargarse de ellos.
-Hay que conseguir munición pero ya-dijo Pablo una vez acabada la tarea.
-Vamos a la tienda-dijo Leticia entonces-. Creo que lo mínimo que se merece es que rescatemos su cuerpo y lo enterremos.
Los demás asintieron y volvieron al lugar. Pablo golpeó la puerta para hacer ruido, y la abrió. Era pequeña, no podrían salir más de 2 al mismo tiempo. Entonces los zombis caminaron hacia ellos. Mataron a aproximadamente 20 zombis usando solamente los cuchillos. El tamaño de la puerta les había dado ventaja. Sin perder más tiempo entraron en la tienda y se dirigiera al estante caído. Se sorprendieron al no encontrar allí a Raúl.
-Pero si estaba aquí-murmuró Sol, incrédula.
A ambos lados del estante había cadáveres de zombis. Raúl no se rindió fácilmente.
-Venid-dijo Diego teniendo una idea.
Abrieron la puerta y salieron al callejón. A unos 8 metros, el cuerpo de Raúl yacía sentado junto a un cubo de basura. Y sucedió. Lo que momentos antes parecía ser un cadáver se levantó, y dirigió su mirada hacia los recién llegados. Una mirada muerta e incolora. Comenzó a gruňir mientras caminaba hacia ellos. Todos estaban paralizados. Era doloroso matarlo, pero tener que hacerlo con un cuchillo lo era más. Recapitularon lo que podría haberle sucedido. Raúl recibió varios mordiscos en las estanterías, pero mató a 2 zombis y salió como pudo del agujero del estante. Corrió hacia la puerta y se metió en el callejón vacío. Allí pereció a causa de las heridas. El Raúl zombi estaba peligrosamente cerca. Fue entonces cuando Pablo, con los ojos llenos de lágrimas, salió al frente y le puso fin con un cuchillo. Los llantos de Sol inundaron el ambiente, mientras Leticia lloraba silenciosamente.

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