JUECES Y SENTENCIAS

322 20 3
                                        

Todos se habían reunido en el campo de fútbol para hacer una importante decisión. Dependiendo de lo que se decidiese aquel día Saúl viviría.
-Bien, la cosa está así-dijo Pablo-. Saúl ha perdido a Coral. Nosotros también la hemos perdido, y claro que duele, pero él no lo ha superado. Ya han pasado 2 meses más o menos desde que murió, y él sigue en ese estado trastornado del que, pasado bastante tiempo tras la pérdida, no se recupera. Cada día le llevamos comida y agua, y salimos corriendo rápidamente, ya que si intentamos hablar con él se abalanza sobre nosotros.
-Ya, lo sabemos, dinos ya para que nos hemos reunido-cortó Lidia.
-Para decidir qué hacer con Saúl. No ayuda, no hace guardia, no trae recursos, no hace nada que no sea gastar agua y comida. Pensé que podríamos matarlo.
-¿Estás insinuando que un puňado de comida vale más que la vida de una persona?-gritó Lidia.
-Pablo, tiene que haber otra opción. Podemos ayudarle con...-intervino Sol.
-¿Con qué?-sugirió Pablo.
El silencio se apoderó del ambiente.
-No podemos-dijo Diego-. Ya lo hemos intentado, y lo único que hemos sacado han sido heridas.
-Ha perdido el juicio-dijo Leticia-. Pero no es necesario matarlo, podemos expulsarlo.
-Intentará volver, además eso es lo mismo que matarlo-dijo Lidia.
-Si lo matamos, ciertamente será un alivio-dijo Raúl.
-Vosotros no lo conocíais. No es malo, ni un loco-dijo Sol.
-¡Es Saúl maldita sea!-gritó Lidia-¡Nos ha ayudado cientos de veces y es parte del grupo!
-Lo es, claro que lo es-dijo Pablo, realmente dolido-, pero hemos llegado a un punto insostenible. Somos personas, no animales.
-Parece mentira que digas eso cuando estamos debatiendo si matar o no a una persona-dijo Lidia.
-En este mundo todo ha cambiado mucho, y hay que hacer determinadas cosas que aborrecemos, pero es eso o morir.
-Las cosas no son así-dijo Sol-. Antes de hacer nada, votemos. Que levante la mano quien quiera matarlo.
Raúl, Javier, Alejandra y Pablo lo hicieron.
-4 votos, de acuerdo-prosiguió-. Que levante la mano quien quiera expulsarlo.
Las manos de Leticia, Diego y Sol se levantaron.
-3 votos, por lo que imagino que Lidia querrá salvarlos.
-¿Yo soy la única?-dijo ella perpleja.
Negó con la cabeza y se fue con sus hijos, que habían presenciado la reunión desde la distancia.
-¿Quién lo hará?-preguntó Leticia, aunque enseguida se dió cuenta de lo estúpido de la pregunta.
-Yo-dijo Pablo.
-¿Cómo?
-Una bala.


HambrientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora