Random Stories [Harry Potter]

Fotografías

AU muggle.

Neville es un conocido modelo juvenil.
Harry trabaja en una florería.

Un pequeño AU donde, a quien conocen
todos, es a Neville, no a Harry.

Ship: Neville x Harry.

_____________________________________

Neville, que sentía que nunca sería capaz de acostumbrarse a su rutina (a la cual nunca podría sobrevivir, de no ser por Hermione), sin importar cuántos años llevara en ella... No es que llevara más de dos años tampoco, pero el punto es que uno esperaría poder acostumbrarse ya para ese entonces. No era su caso.

Mucho menos pensaba que alguna vez podría acostumbrarse a que, cada vez más seguido, más gente lo reconozca por los lugares a donde vaya. Al comienzo solo eran adolescentes, pero ahora, incluso algunos adultos... Nada imposible de soportar, no era como a esos cantantes que por poco y trataban de arrancarle cabellos de la cabeza con tal de tener algo de sus ídolos, por supuesto. 

Solo que aún tenía problemas para no sorprenderse cada que alguien lo reconocía por la calle y le pedía sacarse una foto con él.

Suspiró, caminando por aquel pequeño callejón. No habían muchas personas en ese lugar, algo que le parecía extraño, porque los pocos locales que entraban en ese lugar, le parecían simplemente hermosos. 

Había una pequeña librería, donde alcanzaba a ver a una señora mayor tras un mostrador, parecía contenta con su taza de té. También vio un parvo puesto como esos donde se vende el periódico, revistas y otras cosas. Incluso una repostería que, por pequeña que sea como todas las demás tiendas, parecía ser acogedora, y el aroma que llenaba el lugar era simplemente delicioso.

Sin embargo, existía otro aroma que le llamó la atención. No era de comida, ni de libros... Eran flores.

Fue entonces cuando alcanzó a ver una florería, casi al final del callejón, antes de salir hacia la avenida. Se sorprendió de no haberla visto antes. 

Como todos los otros locales, esta también era de escaso tamaño, pero colorida, viva en su máximo esplendor. No tenía idea de quién sería el dueño o la dueña, pero se notaba que amaba lo que hacía, porque aquel espacio era la representación gráfica que él le daría a la alegría, si tuviera que pensar en ello. 

Comenzó a acercarse antes de darse cuenta. Algunos dependientes lo miraban, pero ninguno con desprecio por sus caros ropajes, sino con una sonrisa cálida y lo saludaban con una mano o unas palabras amables, gestos que él respondía con cierta timidez. No le pasó por alto que allí, la mayoría eran personas mayores, seguramente que se conocían entre todos en aquel lugar tan apacible, que si bien, pensaba podría ser más reconocido, también suponía que la falta de gente era lo que le daba aquel ambiente tan acogedor y tranquilo.

Fue cuando estaba casi enfrente que recordó porqué había entrado ahí en primer lugar, pues una persona con una cámara, y luego otra, y otra más, pasaron por la calle principal.

Ni siquiera lo pensó cuando entró a la florería, tratando de escapar de los paparazzi, que, insistía, no era tan malos, pero que de poder evitarlos, lo haría. 

Tal como pensó, aquel lugar no podía sino ser otro que la felicidad misma en un espacio físico.

A él siempre le gustaron las flores, su casa estaba rodeada de ellas; bellas plantas que había cultivado con su madre desde que tenía memoria... Pero no se comparaban con aquella tienda; y no solo porque se suponía que era un lugar dedicado a ellas.