Futuro

1.7K 199 30
                                    

Voldemort hace algo distinto el 31 de octubre de 1981.

En lugar de tratar de matar a Harry Potter... Lo secuestra. 

Lily y James Potter no pierden la esperanza de encontrar a su pequeño hijo.

Tom Riddle cría a Harry como un arma para él...

Sin embargo, no tiene idea de que Harry tiene sus propios planes...

Y un pequeño regalo que lo ayudará en el proceso.  


—Quiero ir a Hogwarts. 

Voldemort se queda viendo al niño pequeño frente a él, hace una mueca que pretendía ser una ceja arqueada, pero no llega a ser tan expresivo; solo lo suficiente como para que el niño entendiera que debía explicar el porqué de su decisión. 

—Quiero acercarme a Albus Dumbledore por mi cuenta —agrega, nuevamente sin una explicación real. 

Tom suspira, comenzando a irritarse. 

—¿Para qué necesitas hacer eso, Harrison? —cuestiona al niño con una paciencia que hace nada más pocos años atrás, cualquiera de sus seguidores hubiera considerado imposible en su líder.

Sí, había conservado el nombre del niño casi idéntico al original, ¿por qué? Simplemente porque el niño ya no reaccionaba a otro nombre; por lo que solo hizo una pequeña modificación.

Estaba bien, que el niño pudiera ir al mundo muggle y mágico con mayor libertad que él era un buen plan, así que el que tuviera un nombre común no estaba mal. 

Harrison, o como él seguía queriendo ser llamado, Harry, sonrió de una manera que volvió a provocar un largo suspiro en Voldemort. 

Él no apreciaba a Harry, es más, tenía ganas de asesinarlo; pero sabía que era más prudente educarlo para tenerlo de su lado. No es que no pudiera matarlo, o que no quisiera hacerlo... Es que le era útil. 

—¿Lo viste? —pregunta. 

Harry asiente eufóricamente, olvidando por momentos sus impecables modales. 

El Lord niega con la cabeza, haciendo un gesto de despedida con la mano.

—Haz lo que quieras. 

El niño le muestra una sonrisa que provoca que se corrija inmediatamente. 

—Haz lo que tengas que hacer, sin arruinar mis planes. 

Harry se ríe. 

—Odio tus emociones —admite Voldemort.

—Entonces no deberías odiar —contra-argumenta Harry, divertido. 

Él decide retirarse antes de que Voldemort pierda realmente la paciencia y le lance un cruciatus por pasarse de listo, no es que nunca haya pasado, así que no tenía muchas ganas de que volviera a suceder. 

Se agachó justo a tiempo para esquivar el rayo rojo que pasó por encima de su cabeza, soltando una risa antes de huir por la puerta principal del lugar; dejando atrás a todas las personas que había interrumpido en plena reunión, de nuevo. 

Harry cerró los ojos y suspiró cuando llegó a su habitación, dejándose caer en la cama, justo a tiempo para caer en el profundo agujero de su mente, donde comenzó a observar una escena bastante peculiar, resultante de su reciente decisión. 

Sonrió, encantado con el ritmo que estaba tomando su vida... O que él estaba construyendo, para ser más precisos. 


Random Stories [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora