Flores de mentira

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Cada vez que un mago o bruja miente,

una planta crecerá en él o ella.

Una flor, una espina, una enredadera,

cualquiera surgirá en ese momento.

A veces lo delatará, otras veces

pasará completamente inadvertido.

Harry siempre fue considerado
muy honesto...

Eso también es una mentira.

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Harry sonrió a sus mejores amigos, soltando una risa ante sus comentarios que realmente no terminaba de entender, pero por la reacción de ellos, suponía que debían ser graciosos. 

Ron le dio un codazo entonces, sonriendo con complicidad. Harry jadeó, pero tanto Ron como Hermione lo vieron como un intento de recuperar el aliento por la risa previa. Harry no se molestó en aclarar que, en realidad, no era la risa lo que le había quitado el aliento. 

Cuando comenzó a sentir que su cabeza parecía enfriarse, y no en el sentido de que sus emociones se calmaran, Harry se disculpó con sus compañeros, excusándose con que necesitaba ir al sanitario; nada extraño, especialmente luego de que haya tomado mucha agua luego del entrenamiento de quidditch. 

Se cubrió los brazos con su túnica, jugando con ella como un mero acto ansioso que hizo reír a sus amigos. 

Sin embargo, no era a causa del agua que bebió que Harry quería llegar lo más rápido que pudiera al baño, porque ni siquiera le importaba si iba realmente allí o no. 

Cuando el pecho le comenzó a doler, se olvidó de todo y comenzó a correr, incluso de que le faltaba la respiración, porque su prioridad fue llegar lo más rápido que podía a la primera sala en desuso que encontró, y sin siquiera molestarse en ver más allá de las mesas rotas que reposaban inocentemente en el lugar, Harry cayó de rodillas al suelo, sintiendo que las arcadas ganaron la batalla.

Cuando unos pétalos comenzaron a salir de su garganta, Harry no estaba seguro de cómo hizo para encontrar la claridad mental necesaria para cerrar la habitación de todas las formas que conocía. 

«Estás bien, no seas ridículo», se repetía a sí mismo, pero eso solo empeoraba las arcadas. 

No supo cuánto tiempo estuvo ahí, en el suelo, pero cuando fue capaz de abrir los ojos y secarse las lágrimas, se horrorizó por la cantidad de pétalos y flores que había delante suyo, tanto, que ni siquiera se fijó en el tipo ni significado de las plantas, simplemente las desapareció con un movimiento de varita, antes de retroceder con pasos torpes del lugar donde se había enfermado. 

Se arrancó de los brazos las pequeñas hojas que habían comenzado a crecer a causa de la excusa que había inventado para sus amigos, las cuales ni siquiera deberían de haber surgido según él, porque no era mentira que quería llegar al baño en un principio.

Ser un mago era tan problemático.

Suponiendo que ya iba demasiado tarde a sus clases, Harry optó por recostarse contra la puerta del salón, bajando lentamente hasta quedarse sentado en el suelo, mirando por primera vez la sala que, ahora, suponía era una clase de depósito. 

Se rascó la cabeza y de ella consiguió otra flor más, distinta a las demás, supuso que se debía a la deshonestidad de no ir a clases con una excusa que en realidad, era más bien pobre. 

Pensando en todo ello, Harry recordó que los muggles tenían un cuento que se asemejaba bastante a aquella cualidad de los magos. 

Recordaba haber leído alguna vez una historia donde, cuando sufría de un amor no correspondido, el protagonista de dicho cuento comenzaba a vomitar flores que creían desde su interior, como si su corazón quisiera castigarlo de alguna forma por no permitirle el cariño de su par deseado. 

Harry frunció el ceño al recordarlo. Aquello se le hacía más bien cruel, pues no uno decidía de quién enamorarse, no había razón aceptable para recibir un castigo tan cruel como aquello por algo que salía de su control. No solo bastaba con la decepción, sino que además debía pasar por algo tan doloroso como aquello: era injusto. 

«La vida no es justa». pensó, cerrando los ojos de nuevo.

Curiosamente, ninguna flor creció. 

¿Quizá alguna vez un muggle había visto a un mago que se excedió con las mentiras, y decidió darle un sentido más romántico? A ellos les gustaba romantizar muchas cosas, incluido el sufrimiento ajeno.

Divagando, Harry no se dio cuenta de la hora hasta mucho después, cuando pensó entonces que ya era más que suficiente de estar allí encerrado. Quizá Ron y Hermione se estarían preocupando ya por él. 

Negó con la cabeza cuando se puso de pie, arrancando una última flor de detrás de su oreja, la cual, por ningún motivo en particular, decidió poner de nuevo en su lugar.

Volvería con sus amigos, les sonreiría...

Y otra flor más crecería dentro de él. 

A veces era tan molesto ser un mago...

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