Random Stories [Harry Potter]

Consecuencias

Madre que el último one-shot que publiqué fue en navidad asdfg

Bueno, aquí estamos con algo corto pero intenso (puro angst).

Final abierto también, porque ando sin imaginación desde que termine Insecurity.

TW: intento de suicidio.

Ajá, eso.

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Harry entró a la habitación de Ron, ahora sin cerradura, y se tiró a la cama, metiéndose entre el lío de sábanas que normalmente no estaría ahí.

Le dio la espalda a la cama de Ron, la que suele ser la que es desastrosa, pero ahora mismo era la más ordenada de las dos.

Quiso ver la ventana, pero no se arriesgó a quedar de frente hacia la cama, ni hacia la puerta. No quiso ver el rostro de nadie, ni siquiera si el cuarto estaba vacío quería girarse porque no quiere ver el hueco de donde antes estaba la cerradura.

No quiso recordar que por su culpa ahora nadie tenía privacidad en la Madriguera, no quiso pensar en nada.

Pero pensó en todo.

Y antes de darse cuenta, se encontró llorando de nuevo.

Si no hubiera sido tan idiota...

Hace menos de dos semanas que despertó, totalmente desconcertado, en San Mungo. No había entendido qué hacía ahí.

Por supuesto, cuando «fue a dormir», no lo hizo con la intención de despertar de nuevo.

Había tratado de suicidarse.

Y si no hubiera sido tan estúpido como para enviar la carta, si solo hubiera esperado a que la encontraran en su habitación cuando se dieran cuenta por fin de su ausencia... Si no hubiera sido impaciente...

Despertar en San Mungo fue de las cosas más horribles en toda su vida.

No tanto por seguir con vida, aunque en gran parte sí era eso...

Pero lo que lo mortificó en ese momento, fue que todo el coraje que había reunido cuando se tragó las pastillas, cuando se hizo los cortes... Toda aquella valentía se fue por el caño, y después de abrir los ojos no sabía cómo mirar a nadie a la cara.

Si intentaron animarlo cuando le dijeron que nadie sabía que Harry Potter estaba en San Mungo, no lo hicieron.

Recordar que era famoso, que debía esconderse del mundo para tener privacidad en lugar de poder hacer o decir algo sin que al resto de los seres humanos les importe; no ayudó.

Pero no dijo nada, por supuesto.

En ese instante, cuando le dieron de alta, solo alzó la comisura derecha de sus labios como una media sonrisa, aceptando (no es como si tuviera de otra), ir a la casa de los Weasley.

Por primera vez, no tuvo ganas de ir ahí, pero como él no tenía un hogar, no tenía opción.

Cuando entró, no notó nada raro.

Fue en el momento en que subió a la habitación de Ron que todo se le vino abajo.

Miró extrañado la puerta, y luego retrocedió sus pasos y vio la de Ginny, la de Percy; incluso la de los padres de sus amigos...

Ninguna puerta tenía cerrojo.

Entonces, la realidad le cayó a Harry como un balde de agua helada.

Habían preparado la casa para él.

Pensaban que volvería a intentar quitarse la vida... Habían adecuado todo para su llegada.

Que Hermione estuviera ahí, sonriendo tan tensa cuando notó dónde estaba mirando, solo lo confirmó.

Ellos no confiaban en él.

E incluso si se mantuvo en silencio, Harry solo asintió, dejó sus cosas en la habitación y salió al jardín, donde se sentó y no volvió a levantarse hasta que la señora Weasley lo llamó para cenar.

Desde ese primer día, Harry todavía se preguntaba hasta cuándo tendría que escuchar pasos mal disimulados siguiéndolo cuando iba al baño.

Se preguntaba si ahora tendría que ser así, incluso cuando volviera a Hogwarts debería ser seguido de cerca por Ron y Hermione, temiendo que en cualquier momento iría a encerrarse en la primer aula que encontrase para quitarse de la vida.

No irían a decirle a los maestros que pusieran hechizos para que no pudiera encerrarse, ¿no? Sonaba ridículo, sacrificar la privacidad del resto de personas solo por un estúpido que no sabía lidiar con su mediocre vida...

Harry solo pudo acurrucarse aún más entre el lío de mantas, siendo perfectamente consciente de que alguien estaba parado tras la puerta. Se mantuvo en silencio, no quiso que lo vieran llorar; aunque muy seguramente ya todos sabían que cuando se iba a la habitación y se acostaba era para eso.

Eran tan patético.

Si no hubiera enviado la maldita carta.

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Ni siquiera la perspectiva de ver a Sirius lo animó.

Al menos, allí no habían quitado las cerraduras... Aunque Harry sabía que solo era por Kreacher, de lo contrario, estaba seguro de que lo hubieran hecho.

Después de todo, sabía que aún no confiaban en él. No había un maldito segundo donde lo dejaran solo.

Y se estaba volviendo loco.

Harry quería gritar, pero no le daba la voz.

Así que solo comenzó a sonreír vagamente, poco a poco.

Le dio sonrisas tentativas a los gemelos cuando hicieron chistes, incluso cuando a él no le causaba gracia nada en esos momentos. Le dio sonrisas pequeñas a Hermione cuando hablaba de lo emocionada que estaba por estar en la sede de la Orden del Fénix, incluso si a él no podía importarle menos dónde estaban, especialmente porque no les decían absolutamente nada. Le dio sonrisas irónicas a Ron cuando le comentó que su madre se preguntaba si lo harían prefecto a alguno de ellos, incluso cuando él ni siquiera recordaba que habían prefectos en quinto año, y él ni siquiera quería ser uno ahora. A Ginny solo le dio sonrisas tímidas cuando ella le dijo que esperaba verlo en el equipo de quidditch de nuevo, incluso cuando, por primera vez en su vida, la perspectiva de jugar quidditch le causaba una sensación similar al vértigo. 

Pero aunque intentó, ni siquiera a Sirius pudo darle una sonrisa honesta, aunque sí se sentía aliviado de ver a su padrino más sano y feliz de lo que lo vio en los meses.

No es que lo hubiera visto mucho a decir verdad.

No se sentía con ganas de sonreír, pero si no lo hacía, todo el mundo le pisaba los talones, y eso le gustaba aún menos que tener que forzar sus músculos de la cara hasta que se hacía doloroso.

Si hubiera pensado en las consecuencias de mandar esa maldita carta antes, no lo hubiera hecho jamás.