Ellen

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Dean durmió como hacía mucho no hacía esa noche. Cuando apoyó el cuerpo en su cama, solo pensó en Castiel y su alegría en el parque: Cas y su abeja de peluche, Cas riendo en los juegos, Cas llevándolo a la rueda de la fortuna, Cas durmiendo en su hombro en el bus de regreso...

Solo Cas.

Y eso era suficiente.

Se despertó descansado. Una parte de él quería recordarle que la cita no había salido tan bien. Lucifer, Bella, Meg, sus propios amigos...y la casa de los espejos. Volvían en forma de imágenes claras, pero que Dean se encargaba de enviar al fondo de su cabeza. No quería que enturbiaran lo agradable y divertida que había sido la tarde anterior, no era justo. Con el correr de las horas fue cada vez más fácil olvidarse de los pequeños momentos amargos. Aunque el recuerdo de la casa de los espejos era el que más le costaba. En algunos ratos no podía evitar sentirse demasiado avergonzado de lo imbécil que se debía haber visto. Y es que encima de todo había sido extraño, porque hacía mucho no se paranoiqueaba así. Definitivamente el encuentro con Lucifer, y con sus propios amigos, había tenido algo que ver. Sin embargo, cuando comenzaba a enredarse en ello, aparecía Castiel ofreciéndole un abrazo de su peluche. Y volvía a invadirlo la misma calidez, la misma sensación de cariño que disipaba sus demonios internos.

Cuando sonó la puerta y vio a Benny allí parado, no se sorprendió para nada. De hecho, lo sorprendió más el hecho de que estuviese solo.

-Gabe y Crowley estaban acomodando sus cosas. Dijeron de encontrarnos en un rato.-explicó Benny.

Entró a la casa. Dean, como siempre, se comportaba normal, o al menos trataba. Mientras preparaba algo para comer con su amigo, él se acercó a la ventana del living. Miró a través del vidrio de forma escrutadora.

-¿Así que allí vive...Castiel?

El rubio retuvo un suspiro. Sabía que en algún momento saltaría el tema, pero no había pensado que tan pronto. La expresión de Benny era neutral, aunque Dean lo conocía lo suficiente como para saber que no estaba complacido con el tema. Además, que tardase en decir el nombre de su vecino cuando era obvio que lo sabía, solo sumaba tensión al asunto.

-Sí, vive allí. Oye, ¿querrás mostaza con esto? Creo que aún queda un poco...

Benny le echó una última mirada a la casa vecina antes de sentarse en la mesa. Antes que pudiese decir algo más, el rubio le pidió que le contase de su viaje. No solo porque realmente le interesaba saberlo, si no porque no le daría ni una oportunidad para que preguntase por Castiel. Probablemente Benny sabía lo que hacía, aunque luego de unos segundos accedió a seguirle el juego y contarle de su viaje. Estuvieron un rato charlando al respecto mientras comían.

-Creo que los chicos ya están libres. ¿Vamos?-sugirió Benny, mientras lavaba los platos.

-Sí, genial. Todos deben tener mucho para contar.-bromeó.

-Bueno, tú también.

Un escalofrío recorrió la espalda de Dean. Intentó simularlo limpiando la mesa.

-Tienes que...

-Pero ustedes tuvieron vacaciones geniales.-lo interrumpió, visiblemente nervioso.-Se fueron de aquí y seguro que les pasaron muchas cosas. No hemos hablado en muchos días...

-En muchos días.-acordó. Y, serenamente, agregó.-Por eso tú también tienes mucho para....

-No, no. Fueron días aburridos. Imagínate, sin ustedes ni Sammy. No voy a atormentarlos contándoles lo que le preparé de cena a mi padre todas las noches. Gabe me ahorcaría a los cinco minutos. Bien, ya estamos listos. Vamos.

Sobran las Palabras [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora