Pic Nic II

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¡¡Hola~!! Estoy viva, aunque no lo crean. Perdón, perdón, perdón por todo este tiempo </3 Fue una suma de cosas: vacaciones, viajes <3 comienzo de trabajo...Y dos "grandes temas":

1) Me concentré en terminar "Carry on With You", mi otro fic Destiel que es un fix-it, o sea, modifica el final de la serie, con un final muy feliz <3 Al fin la terminé, por si a alguien le interesa nwn

2) Pasó tanto tiempo que me agarraba ansiedad de no poder conectar bien con la historia. La verdad...escribí este capítulo en dos días, así que creo -ustedes opinarán- que no he quedado desconectada.

En fin, va el cap. Es corto, sí uwu Abajo la explicación de por qué, para no alargar más esto <3



Dean no tenía idea cuánto tiempo había pasado. Podían haber sido minutos, horas, o tal vez todos los años que lo separaban de la última vez que había llorado con tanta libertad. Pero incluso las lágrimas se acaban, hasta las mejor guardadas. Aún así, Dean se quedó un rato más disfrutando el abrazo consolador de Castiel. Ya no tenía el impulso de salir corriendo; cualquier vergüenza había sido aplacada por la dulzura de las palabras del oji azul. Era tan extraño, estar así, tan...tranquilo.

¡Nos conocemos hace semanas! ¡¿Por qué no puedes dejarme ir?! ¡¿Cómo puedo ser tan importante para ti?!

Confundido y atemorizado, había gritado palabras que, en realidad, él sentía hacia Castiel. Porque a pesar de que, en efecto, se conocían sólo hacía un par de semanas, él tampoco había podido dejarlo ir. Lo había intentado con todas sus fuerzas, convencido de que era lo mejor para el oji azul. Pero había sido en vano. La presencia de Castiel había permanecido junto a él, sin importar si estaba en su casa, en la de Crowley, en el cine, en la tienda...sin importar si estaba sólo, o con sus amigos, o con Rowena, o Bobby...Castiel estaba allí porque ocupaba un lugar en el corazón de Dean que jamás le pertenecería a otra persona.

Yoooo queeereeer Deeaaan. Muuuuchoooo. Eeestaaar siieeempreee paaaraaaa tiii....Pooodeeer aleeejaaar peeerooo teeeneeer queee peeediiir traaanquiiiilooo. Yooo queeereeer cooomooo tuuuu neeeceesiiitaaar queee looo haaaceeer.

Nadie le había dedicado palabras tan dulces. No sólo eso: Dean jamás le había dicho algo así a alguien que no fuese de su familia. Pero se lo diría a Castiel, si pudiera. Si tan sólo supiera cómo traducir sus sentimientos en vocales y consonantes, le confesaría a Castiel que él también lo querría como necesitase ser querido. Que el lazo que habían formado no se medía en tiempo, sino en sonrisas cómplices, en abrazos comprensivos, en los pasos compartidos.

Se acomodó un poco, aspirando el aroma de Castiel como quien respira el olor del aire fresco en la montaña. Una frescura renovadora lo llenó por dentro. Sentía los ojos adoloridos de tanto llorar. Abrió la boca para hablar, pero descubrió, sin sorpresa, que no salía sonido alguno de ella. Inspiró de nuevo, ya más calmado, aunque aún sin recuperarse del todo. Si es que algún día lo hacía.

-Yo...

Se cortó a sí mismo, atragantado. Castiel permaneció impasible, estoico como una estatua, suave como una almohada. Dean se preguntó si algo podría perturbarlo. Para él, Castiel era siempre tan calmado, tan centrado. Todo lo contrario a él, un caos constante, siempre embrollado. Tal vez por eso se llevaban bien.

Una de sus manos estaba enlazada con la de Castiel. Acercó lentamente la otra, y, con suavidad, acarició la mano ajena. Sintió al fin un escalofrío, quizás de sorpresa, proveniente del oji azul. Sonrió levemente al recordar que, a pesar de las apariencias, Castiel también era humano.

Sobran las Palabras [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora