Confidencias

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¡Hola! Continúa esta historia y sí, ¡al fin tenemos charla entre Dean y Castiel! Y algunos datos sobre el pasado de Dean <3 Espero que lo disfruten~ 



Dean subió las escaleras detrás de Castiel. Cuando llegaron al final, el oji azul se paró frente a la primera puerta. El rubio se dio cuenta de su titubeo, y se sintió más triste aún de conocer así el lugar que pertenecía a Castiel. Recordó que el morocho había conocido su cuarto el día que lo había invitado a escuchar los nuevos cassettes que había conseguido. Había entrado allí como un invitado de honor, teniendo tiempo de revisar los pósters de la pared, la letra de canción cuyo significado no le había explicado, la foto de sus amigos de pequeños, los trofeos de Sam...un pequeño fragmento de su vida, allí, expuesto para que Castiel mirase a su gusto. Parecía tan lejano...

Castiel abrió la puerta y entró, seguido de Dean. El oji azul hizo un gesto de la mano hacia afuera, indicando que entrase. El rubio dio uno, dos, tres pasos dentro del cuarto. No llegó a decir nada al respecto, pues Castiel, detrás suyo, se le adelantó.

-Iiir baaño...

Enseguida se fue, dejando a Dean solo.

Castiel caminó rápidamente. Una vez dentro del baño, cerró la puerta y soltó el aire que había estado conteniendo en los pulmones. ¡¿Qué hacía Dean en su casa, tan temprano?! ¡Hablando con su padre! Porque sí, Castiel había visto las dos tazas sobre la mesa. ¿A qué hora había llegado? ¿Lo había estado esperando? ¿Qué le habría dicho el bocón de su padre en ese rato?

Castiel se acercó al lavabo y se mojó la cara para calmarse. Se miró en el espejo, y se arrepintió al instante. Su rostro mostraba sin tapujos su malestar. No recordaba exactamente en qué momento de la noche se había dormido, solo sabía que había sido mientras lloriqueaba, y sus ojos hinchados se lo recordaban con vergüenza. Había dormido muy poco, atontado por el alcohol, la adrenalina y la tristeza, todo lo contrario a un sueño reparador. Su voz estaba más ronca de lo normal. La última vez que había hablado había sido... ¿cuándo? Ah, sí, su "No querer" pronunciado lentamente frente a los amigos de Dean y los chismosos de la fiesta. Y antes, cuando había hablado con Dean... ¿Había sido antes o después de besarse como si no hubiera un mañana? Qué idiota, porque sí había habido un mañana, y era ahora mismo, y era una verdadera porquería.

No sabía cómo mirar a Dean. Desde que lo había conocido, y sobre todo al darse cuenta de que no había tenido una vida fácil, había estado intentando hacerlo sentir bien. Luego se había empezado a dar cuenta que salía de una relación amorosa tormentosa, y eso le había hecho decirse a sí mismo que sería bueno con Dean, que lo haría sentir querido y acompañado. Que ya había sufrido demasiado, y ahora le tocaba ser feliz. Castiel cerró los ojos con impotencia, incapaz de verse a sí mismo. Tantas promesas silenciosas que ahora se habían destrozado. No sabía a qué había ido Dean a su casa: a insultarlo, a exigirle explicaciones, a gritarle todo lo que pensaba. ¿Qué palabra había elegido el Winchester? ¿Traidor? ¿Infiel? ¿Mentiroso? ¿Farsante?

Había quebrado la confianza de Dean. Aún si él no había querido besar a Lucifer, lo cierto es que había ocurrido. Con un montón de testigos. Y ni siquiera sabía qué le habían dicho sus amenazantes amigos. Tal vez habían exagerado la situación, tal vez ellos mismos creían haber visto cosas que no eran. Pero ya no importaba lo que había sido o no, sino lo que Dean creía. Castiel abrió los ojos y volvió a observar su demacrado reflejo. Quería explicarle a Dean, pero, ¿con qué palabras? ¿Le daría ese tiempo el Winchester, esperaría pacientemente a que su tonta afasia le permitiera explicarse? Era mucho tiempo y esfuerzo...

Sobran las Palabras [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora