Pic Nic

901 122 64
                                    


Dean sonrió cuando vio a través de la ventana que Castiel salía de su casa con una mochila en la espalda. Le hizo un gesto con la cortina, indicándole que saldría pronto. Agarró las cosas, asegurándose de que no faltara nada. Esperaba que ese día saliera bien, así que había estado cocinando y ordenando desde hacía rato. En momentos así agradecía que su padre no estuviese en su casa, pues se hubiese burlado de él. Salió con todo en la mano, sonriendo ampliamente.

-¡Buenos días, Cas!

Castiel sonrió y levantó la mano para corresponder al enérgico saludo de su vecino. Mientras éste cerraba la puerta de su casa, cruzó para encontrarse. Lo esperó pacientemente al tiempo que Dean se aseguraba de haber cerrado bien su casa.

-Bien, creo que tenemos todo.-comentó revisando su mochila de nuevo.

Castiel asintió, señalando su propia mochila.

-¿Tienes bicicleta, Cas?

El oji azul se sorprendió ante la inesperada pregunta, solo para recordar que estaba hablando con Dean Winchester, la persona más sorprende que había conocido. Jamás sabía con qué cosa le saldría.

-Rrrooo.....tttaa....-dijo lentamente y con esfuerzo.

Dean notó que al menos su vecino había intentado hablar, además de que no había dicho "romper", si no, "rota". Desde que había buscado la palabra logopeda en el diccionario, había decidido estar mucho más atento no solo a la manera de hablar de castiel, si no a su vocabulario. Descubriría, más tarde o más temprano, qué le ocurría a su vecino.

-Oh, ¿está rota?-preguntó para corroborar. Castiel asintió con tristeza.- Hey, no te preocupes. Puedes usar la de Sammy. Apuesto a que si estuviese aquí te la prestaría sin problema, Sam es la persona más amable que existe. Espérame aquí.

Dean dio la vuelta a su casa, y al cabo de unos minutos se acercó con dos bicicletas. Enseguida Castiel se aproximó a ayudarlo, y tomó la que Dean le ofrecía.

-En este barrio la bicicleta es como las piernas, así que en cuanto podamos deberíamos arreglar la tuya.-comentó el rubio con una sonrisa.-Podemos llevarla a lo de mi tío Bobby, tiene un taller mecánico así que será súper fácil.

Castiel sonrió ampliamente en respuesta, y no pudo evitar sentir un cosquilleo ante la mención de un familiar de Dean, como si al rubio no le molestase que lo conociera, al contrario. Ambo se subieron a las bicicletas, listos para su nueva aventura.

-Sígueme. El bosque no queda lejos, pero puedes perderte.

Obedeciendo, el oji azul se mantuvo entre al lado y atrás de la bicicleta de Dean.

-De paso, damos un paseo así ya vas conociendo la zona.

Las casas se sucedían, y Castiel examinaba sus fachadas intentando interiorizar ese nuevo territorio que ahora era también suyo. Pero era fácil sentirse cómodo yendo al lado de Dean, quien le iba indicando diferentes datos acerca de los lugares que recorrían: los dueños de las casas, los nombres de las calles cuyos carteles habían desaparecido, los perros a evitar, y otras cotidaneidades del barrio que hacían que Castiel se sintiese más en su casa. Luego de varios minutos tomaron un camino por el cual cada vez había menos casas y más árboles, hasta convertirse en un sendero en medio del bosque. El oji azul miraba con emoción el paisaje, y Dean recordó que se había mudado hacia poco y quizás jamás había tenido un bosque tan cerca de su casa. Sonrió, feliz de haber decidido comer juntos allí. Comenzó a bajar la velocidad cuando llegó a un pequeño claro, y le indicó a Castiel que también lo hiciera. Llegaron y se detuvieron.

Sobran las Palabras [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora