Logopeda

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¡Hola~! Sé que me he demorado muchísimo. Estos días han sido una locura, y no he tenido tiempo para nada. De hecho, iba a tardar más para hacer más extenso el capítulo pero aunque sea corto prefiero publicarlo ahora. A partir de mañana estaré de vacaciones y, aunque tengo cosas para hacer, estaré mucho más tranquila para escribir. Gracias por su paciencia <3


Habían transcurrido algunos días desde la última vez que vio a Castiel. Y no es que no desease verlo, sin embargo, siempre la fecha de la muerte de su madre lo sumía en un estado que prefería afrontar solo. Su vecino no había vuelto a visitarlo luego de aquella extraña y dulce ve en que le llevase galletitas caseras, cocinadas por él. Y Dean agradecía no solo ello, si no el gesto de no volver a su casa. Había situaciones en que estar solo le era necesario, a pesar de que la mayoría de la gente no lo comprendía, incluso sus amigos más cercanos (sobre todo Gabriel, que siempre quería animar a todos, y Benny, quien insistía en que Dean necesitaba compañía. Crowley, a pesar de las apariencias, era más comprensivo de la necesidad de los ratos de soledad para calmar las ansiedades del alma).

Pero Castiel no había regresado, como si comprendería su estado de ánimo a pesar de conocerse hacia tan poco. Era respetuoso, y Dean valoraba eso. Se preguntaba si Castiel también necesitaría la soledad de vez en cuando. ¿La habría necesitado luego de lo que le había ocurrido, fuera lo que fuera? Sus padres habían mencionado un accidente. Quizás luego de eso, el oji azul había querido estar solo.

Ahora se sentía listo para enfrentar aquellos ojos azules. Porque no solo había estado angustiado: el gesto de Castiel de cocinar para él también lo había conmocionado. Y Dean Winchester tenía la tendencia de escapar de aquello que lo confundía. Pero Cas...Cas no se merecía eso. Al contrario. Se merecía lo mejor.

Oyó ruido en la calle, lo cual los sacó de sus pensamientos. Estaba en el living, y al mirar por la ventana no pudo evitar recordar la primera vez que había visto a su vecino, espiando con Sammy a los recién mudados. Tan sexy que se veía cargando cajas... ¿quién hubiera pensado que sería tan misterioso? Aún tenía muchísimas preguntas sin resolver acerca de él. Ya era hora de empezar a saber un poco. Al correr la cortina vio que Castiel estaba fuera de la casa, y su madre le indicaba algo desde la puerta. Luego, la mujer entró, sin cerrar la puerta, y el joven parecía esperarla afuera. Dean supo que si no era ahora, no sabía cuándo más hablaría con él, pues en todos esos días no se había atrevido a tocar el timbre de la puerta de enfrente. Como una bala disparada, se levantó rápidamente del sillón y salió a la calle. Allí estba parado Castiel, que siquiera se percató de él.

-¡Cas!-lo llamó con una sonrisa un poco tímida, pues tenía miedo de que el otro se hubiese enojado por sus días de ausencia.

Pero el oji azul volteó a verlo también sonriendo, con su usual calma. Levantó una mano a modo de saludo silencioso.

-Cas...-repitió mientras termianaba de cruzar la calle.-Yo...estos días he necesitado estar solo y...

El castaño negó suvamente con la cabeza, indicándole que no hacía falta que diese explicaciones o pidiese disculpas. Cas era tan comprensivo, tan genial, que Dean sonrió, esta vez con todos sus brillos.

-Pero estoy bien. Quiero verte.-y se sonrojó ante tal auto exposición.-Quiero decir, ¡hagamos algo juntos!

Castiel sonrió dulcemente, sin embargo, no correspondió al entusiasmo de Dean. El rubio se preguntó si había dicho algo inadecuado, pero más que molesto, su vecino se veía apenado. Señaló el auto estacionado frente a su casa.

-¿Te vas?-preguntó automáticamente Dean.

El castaño asintió con cierta decepción. Sin embargo, a pesar de que realmente quería verlo y estar con él, Dean afrontó la situación con una sonrisa, como siempre hacía.

Sobran las Palabras [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora