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¡¡Hola!! ¡¡Sigo viva, y esta historia también!! Realmente lo siento </3 Creo que es de las veces que más he atrasado una actualización. ¿Motivos? Vacaciones y a la vez trabajo, estudios, escribir otra historia y obsesionarme con una nueva serie (¡Maldita seas, KinnPorsche!). Pero ya estoy de regreso, y ya escribiendo el siguiente cap para que esto no vuelva a ocurrir <3  ¡Espero que lo disfruten~!



Castiel intentó no mostrarse tan emocionado como se sentía cuando entró a su casa luego del intenso encuentro con Dean Winchester. Aunque sabía que no podía borrar la sonrisa de su rostro, esperaba que al menos sus mejillas no estuviesen ruborizadas y sus ojos no brillasen con tanta alegría como, sabía, debían estar resplandeciendo. Era imposible no estar así, con todo lo que Dean le había confesado. Con todo lo que él mismo había confesado. Con los abrazos y besos y caricias compartidas. Con cómo ambos habían expuesto sus corazones, ya sin temor a ser heridos por esa otra persona que era tan vulnerable y tan fuerte como el otro.

No tuvo siquiera tiempo de respirar frente la puerta de su casa, pues Dean era su vecino y no quería que lo viese. Entró enseguida, mientras respiraba hondo. Lo peor de todo es que conocía a sus padres, especialmente cómo se comportaban luego del accidente. Sabía que habían estado preocupadísimos por él, por su distanciamiento con Dean. Ambos se lo habían hecho saber a su manera. Así que ahora debían estar expectantes, pues sabían que se había juntado con el Winchester y había estado horas con él. Esperaba que, al menos, prefiriesen la curiosidad que el enojo por la hora en la que estaba llegando.

-¡Castiel!

Bien, era probable que su chismoso padre prefiriese la curiosidad, así que no le sorprendió del todo el tono interrogatorio pero sin recriminación que había utilizado. Lo extraño era que había alzado la vista de los papeles que estaba leyendo sobre la mesa el living. Cuando Chuck estaba trabajando en sus libros solía aislarse del mundo, sin prestar atención a su alrededor más que para lo estrictamente necesario. Sin embargo, esta vez no sólo había percibido la llegada de Castiel sino que lo estaba mirando, demostrándole que realmente le importaba cómo volvería del encuentro con Dean. Castiel podía comprenderlo: desde que se habían mudado, era gracias a Dean que salía, intentaba conversar, y de poco retomaba ciertas costumbres y formas que había perdido luego del accidente. Debía haberse notado mucho la falta de Dean en su vida estos últimos días. Pero ahora Dean había regresado, decidido y hermoso como siempre. Y Castiel se aseguraría de que nunca volviese a alejarse.

-¿Cómo estás?

La voz ligeramente inquieta de su padre le hizo sonreír. Realmente sus padres debían haber estado mucho más preocupados de lo que habían demostrado.

-Bieeeeen...-aseguró honestamente.

-¿Castiel? Al fin llegas.-bajo el aparente regaño, pudo oír la tranquilidad de su madre, quien lo observó analíticamente, posiblemente estudiando cómo se encontraba.-En algunos minutos estará lista la cena.

Castiel asintió para mostrar que había escuchado y la siguió a la cocina para ayudar y alejarse de su padre, quien, sabía, se estaba mordiendo la lengua para no seguir preguntando sobre su salida. Su madre lo observaba en silencio, aunque también la conocía lo suficiente como para saber que estaba esperando a ver si él comentaba algo. Lo que no haría, por supuesto. Todo lo que había vivido con Dean ese día era demasiado íntimo para compartirlo. El pensamiento, sin embargo, le hizo sonreír. Desde el accidente, no había tenido casi experiencias que quisiera reservarse exclusivamente para sí mismo. En cambio, ahora tenía escenas y conversaciones que atesoraría para siempre.

Sobran las Palabras [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora