Enfermo II

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Sintió el aroma de Castiel. Suponía que era su desodorante, sin embargo había algo en él que realmente le encantaba. Era un olor suave, como su vecino. No olía a cuero y tabaco.

Dean refunfuñó interiormente. ¿Por qué se acordaba de él? ¿Sería que estar enfermo lo volvía vulnerable, y esa vulnerabilidad era moneda corriente cuando estaba con él? Ese pensamiento solo lo hacía enfermarse más.

-¿Bo...te...llaaaa?

El rubio pestañeó varias veces, regresando lentamente a su cuarto y a su cama, y a la situación donde se encontraba. Miró a Castiel dándole a entender que no lo había oído, aunque sí lo había hecho, pero no entendía qué había querido decir su amigo.

-¿Boo...tee...llaaa?-repitió.

El Winchester hizo un gran esfuerzo intentando entender a qué podía referirse con "botella". ¿Agua? No tenía mucho sentido. ¿Y por qué empleaba tono de pregunta?

-Lo siento, Cas, pero me siento bastante mal y no logro comprender a qué te refieres.-se sinceró por fin, sintiéndose derrotado.

Castiel enarcó las cejas con concentración. Se señaló la axila, e hizo un gesto como si sacara algo de ella. Dean miraba atentamente, hasta que se le iluminó el cerebro.

-¡Termómetro!-dijo como si estuviesen jugando al dígalo con mímica.

Dean se quitó con delicadeza el termómetro, y Castiel asintió con la cabeza sonriendo ampliamente, feliz de que al fin su amigo lo comprendiese. Mientras le pasaba el objeto al castaño, Dean recordó que Missouri le había explicado que uno de los síntomas de la Afasia de Broca era que dijera una palabra cuando quería decir otra. Se felicitó a sí mismo por haber tenido la paciencia, incluso estando enfermo, de intentar entender a Cas. Bueno, en verdad esperaba tener siempre aquella paciencia.

-No...tener...fieebreee....

-Genial.-respondió con una sonrisa.-Tampoco tengo sueño.

Castiel le echó una mirada de advertencia y salió de la habitación, probablemente a guardar el termómetro. Dean sonrió levemente. Solo saber que Castiel estaba allí cuidándolo lo hacía sentirse un poco mejor. El teléfono sonó, sacándolo de sus pensamientos. Se levantó rápidamente a atender, por si era Sammy, aunque no habían quedado en que lo llamaría ese día.

-¿Hola?-atendió intrigado.

-Hola, Dean.-y, instantáneamente agregó-No suenas bien. ¿Estás enfermo?

Dean estuvo a punto de tirar el teléfono del susto, pero se contuvo cuando vio que Castiel estaba en el living con él, mirándolo con cierta curiosidad.

-Eres un maldito brujo, Sammy.-fue su respuesta, aún asustado. Aunque debía habérselo esperado de su hermanito, a fin de cuentas Sam siempre sabía cuando Dean se sentía mal.

Sam había sido quien se había dado cuenta de lo mal que estaba Dean hace un tiempo.

-Siempre lo sabes, ¿no?

-Así es.-y rio un poco ante el tono de voz de su hermano.-¿Qué tan mal te sientes? ¿Estás descansando? ¿Tienes fiebre?

-Hey, hey, aquí quien se preocupa soy yo.-lo cortó Dean restándole importancia al asunto.

-Dean, contéstame.

EL rubio revoleó los ojos con fastidio.

-No tengo fiebre. Y sí, estoy descansando. Así que despreocúpate y ve a divertirte, ¿si? No es como si pudieras hacer mucho más.-y no fue un reproche.

Sobran las Palabras [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora