Del revés

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A Hipo no se le daba bien la inactividad.

Su carácter nervioso y su mente acelerada iban siempre en su contra. Aunque hubiera hecho un esfuerzo enorme por quedarse varios días aislado de su rutina en la aldea, Hipo había sido incapaz de esconderse más de un día en la cama maldiciendo su suerte y lamentándose de sí mismo.

Tras su encuentro demasiado sexual, abrumador y maravilloso con Astrid en los manantiales, la bruja le había arrastrado a su casa pese a sus objeciones iniciales. Ella le había besado para callarle la boca y él, siendo el imbécil enamorado que era, había cedido. Había sido curioso cómo una hora antes de que ella le encontrara bañándose, Hipo se había decidido a no volver acostarse con ella. Ya no sólo por ser consciente de que estaba enamorado de Astrid, sino porque no estaba del todo convencido de si sus sentimientos eran reales o no. El vínculo había trastornado muchas de sus emociones, sintiendo un deseo casi ciego e incontrolable hacia la bruja, por lo que ya no confiaba en su propia cordura. Una parte de su cabeza y su corazón le insistían que sí, que realmente él podía sentir amor por la bruja; pero la poca racionalidad que le quedaban en el fondo de su cerebro le susurraba constantemente al oído:

¿Y si no es real?

¿Y si todo es una mentira?

¿Cómo puedes estar enamorado de alguien que jamás va amarte?

Astrid sabía que algo le pasaba, aunque Hipo se esforzaba en ocultar cualquier tipo de emoción que le dejara en evidencia y agradeció a los Dioses de que la bruja no pudiera leerle la mente —sí, Astrid le había confirmado que lo de que podía leer la mente era mentira—. Sin embargo, incluso antes de quedarse dormidos, la bruja había cogido de su rostro y le había forzado a que contemplara sus grandes ojos azules. Hipo contuvo la respiración mientras Astrid analizaba sus facciones con el ceño fruncido. El vikingo temió que la bruja descubriera la verdad, pero ésta terminó soltando un suspiro de resignación antes de darle un suave beso en los labios y quedarse dormida.

Hipo, en cambio, no durmió en toda la noche.

Se quedó observándola en silencio. Su pecho se elevaba y se descendía al ritmo de su respiración acompasada. Su rostro no mostraba signos de preocupación, sino más bien la más profunda calma. En algún punto de la noche, la bruja se movió y se abrazó a él en busca del calor que tanto anhelaba de su cuerpo. Si no estuviera tan familiarizado con dormir con ella, Hipo se habría puesto a temblar como una hoja. Sin embargo, permitió que se acomodara entre sus brazos, como si se tratase de la última pieza que encajaba a la perfección dentro de un rompecabezas. La bruja enredó sus piernas con las suyas e Hipo sintió un escalofrío cuando su pie helado rozó con su muñón. Casi de manera inconsciente, el vikingo pegó su cuerpo al suyo, esperanzado de que entrara pronto en calor. La bruja murmuró algo en sueños, pero no se despertó.

A las primera luz del alba, Hipo deshizo con cuidado su abrazo y salió de la cama cauteloso de no despertarla. Se calzó y se colocó la prótesis, intentó peinarse sin éxito con los dedos y se estiró su túnica arrugada. Antes de marcharse, el vikingo cogió el libro de recetas y dejó una nota a Astrid para advertirla de que tenía pensado adelantar con las traducciones. Hipo no pudo evitar arropar a la bruja, quien se había hecho un ovillo sobre sí misma debido a su ausencia, y apartó de forma inconsciente un par de mechones que caían sobre sus mejillas. Ignoró el cosquilleo de sus dedos cuando rozaron contra su piel y se marchó sobreesforzándose en no mirar atrás.

La aldea apenas estaba amaneciendo cuando Hipo atravesó la plaza principal. Tenía un nudo en la garganta por los nervios de tener que confrontar sus problemas, pero había madurado toda la noche que su actitud no era menos que cobarde y se negaba a llevar esa etiqueta también sobre su espalda. Aún así, aquello no impedía que Hipo sintiera un profundo rechazo por Bocón y su padre, y debía ser consciente de que tendría que emplear todo su autocontrol para no explotar contra ellos.

Wicked GameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora