Doscientos años antes. El Olimpo
Miguel
Diez, de los doce regentes, están ante mí. Sentados en sus enormes sillas intentando asemejarse a mi señor, Dius todo poderoso.
Mis pensamientos hacía ellos no han cambiado en los últimos trescientos años, pero no puedo juzgarlos, mi cargo y mi deber me lo prohíben.
El aura de grandeza es más intensa en el medio, donde están ubicados los hijos de Cronos, Zeus y Ares, los máximos regentes.
—Arcángel - me dan la bienvenida.
—¡Gracias por recibirme nuevamente! - me inclino levemente en señal de respeto.
No es obligación pero aun así lo hago.
—¡Es un placer para nosotros tener a la última deidad creada por Dius! - expresa Dionisio, dios de segundo rango.
Los únicos capaces de crear dioses eran Zeus y Ares. El primero aun lo seguia haciendo, el segundo, en cambio había desistido.
Aquellos que nacieron gracias al primero, eran conocidos como dioses de primer rango y los que nacieron gracias a Ares, eran conocidos como dioses de segundo rango.
Cada uno, tenía un puesto y un poder específico, el cual los ayudaba a llevar adelante sus tareas en el olimpo.
—¿Qué te trae ante mí? - me interroga el dios del rayo.
—Los acuerdos de paz están llegando a su fin, mi señor desea volver a firmarlos - puedo notar como su mirada se endurece después de mis palabras.
—El mensajero de la paz - habla Ares claramente en tono de burla.
La arrogancia de sus palabras es uno de los principales motivos de mi repudio hacía ellos. Se creen con el poder de humillar y someter a los demás según sus estúpidas exigencias.
Los siglos que han pasado, me dan la razón, solo es necesario echar un vistazo y ver, la maldad y la destrucción que sus actos fueron dejando.
—¡Y el jefe del ejército celestial! - reafirmo mi posición ante ellos.
Sus burlas no me alcanzan, mi poder es tan grande como el suyo. Ellos podrán ser dioses, podrán tener grandes poderes y dominar el mundo, pero yo no soy un don nadie.
Soy el último ángel creado por Dius. Mis habilidades e inteligencia me ayudaron a ascender como arcángel, ubicándome al mando del ejército celestial.
—¡Estamos de acuerdo con volver a firmarlos! - responde Zeus mirando a sus regentes, quienes asienten ante sus palabras.
Como si tuvieran otra opción. Vivir en el olimpo, es como vivir en una dictadura, condenados a cumplir los deseos y órdenes de sus comandantes.
Un silencio se forma en el lugar.
—¿El dios del inframundo firmará? - me interroga Atenea, diosa de primer rango.
—Eso espero - me sincero ante ellos. —Mi próximo destino es el inframundo.
No estoy muy seguro de la reacción que vaya a tener Hades al verme. En las últimas décadas han surgido algunos conflictos que lo dejan muy mal parado.
Entre ellos, secuestros y desapariciones que aún siguen sin resolverse y que, en la mayoría de los casos apuntan a él y a sus demonios, pero como dicen sin pruebas no hay delito.
—Estoy segura que mi rey firmará sin problemas - la voz de la diosa Perséfone, esposa del dios del inframundo, hace eco en el lugar.
La belleza de la diosa de la primavera ciega a más de uno al ingresar. Camina firme, demostrando el poder que la caracteriza. Viene acompañada de otra diosa, quien llama mi atención.
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Hela
FantasyElla era luz. Él era oscuridad. Ella era hija de un ángel. Él de un demonio. ¿Qué pasará cuando sus caminos se crucen? ¿Serán capaces de luchar contra el fuego que los quema? 🔥Trilogía Infierno 🔥+18 🔥Primera parte: Hela, la hija del arcángel (Ter...