Especial Ecresio

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🚫La no lectura de este capítulo no afecta la trama general

Recuerdos

Lo último que recuerdo sobre mis padres es decir que siempre esté orgulloso de quien soy y que haga lo que haga jamás me arrepienta si eso me hacía feliz.

Comprendí que era distinto cuando cumplí los diez años. No me gustaban las mismas cosas que a los demás y no me expresaba de la misma forma que ellos. Y eso estaba bien ya que me hacía feliz.

Aunque todo cambió cuando decidí enamorarme de él.

Lo vi venir a lo lejos y reafirmé todas mis teorías sobre que era uno de los seres más hermosos de los cuatros reinos. Su pelo rubio caía a los costados por lo largo que estaba y sus ojos claros brillaban.

Imposible no enamorarse.

—¿Dónde has estado, te busqué todo el día? – tomó lugar a mi lado sonriéndome como siempre lo hacía.

Odiaba que con solo una sonrisa me acelerara el pulso.

—¡Con Rae! – le respondí tumbándome en el pasto clavando la mirada en el cielo, aquel tan celeste como sus ojos. —Estuvimos estudiando toda la tarde.

—Hoy conocí a una bebe – dice con asombro y lo entiendo ya que hace mucho no se veían bebés dioses. —Se llama Hela, la diosa del amor la mandó a mi cuidado.

—Espero que me la presentes pronto – digo y me sonríe mientras asiente, me gusta el hecho de que me incluya en su vida.

—¿Ecresio donde te metiste? – su voz suena molesta, causándome gracia.

Ignoró el hecho que ha pasado por donde estoy tres veces y me dejo caer del árbol haciendo que rodemos.

No dejo de reír y eso lo contagia.

—¡Cuidándote desde el cielo!

—¡No me gusta que te escondas! – pasa su brazo por mis hombros mandándome una corriente eléctrica.

Nos sentamos a orillas del lago disfrutando del silencio de la naturaleza, cada tanto lo miro de reojo deslumbrándome con la belleza que se carga. Éramos solo dos niños disfrutando de la amistad del otro, haciéndonos compañía para que la soledad no doliera tanto.

Su padre bajó al campamento por lo que no lo vi por días y si lo hacía él solo me ignoraba, me frustraba su actitud, pero buscaba la forma de justificarla.

—Hela, él es mi mejor amigo Ecresio – dice e intentó disimular el dolor que esas palabras causan en mí.

Le sonrío a la pequeña de no más de cien años ya que no tengo dudas de que es importante para él.

—¿Vamos al lago? – le pregunto después de salir de entrenar.

—Ya quedé de hacer algo con otros amigos, en otra oportunidad – dice para irse con los dioses que lo están esperando.

Lo saludo con la mano comprendiendo que no siempre puede pasar el rato conmigo. Ambos hemos crecido por lo que es normal tener gustos distintos.

Los días siguen pasando y sigo notando su distanciamiento, pero decido ignorarlo cuando se acerca sonriéndome.

HelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora