EXTRA 1 "PACTO DE SANGRE"

359 30 0
                                    

Hela

El golpeteo en la puerta me hace saltar del sillón. Era mi día libre y pensaba pasarlo haciendo absolutamente nada.

Estaba equivocada.

—¡Voy! – grito desde la sala. Sea quien sea, es demasiado intenso. No ha dejado de golpear la puerta.

—Hace frío Rojita – escucho el quejido de Liam del otro lado.

El apodo me da una caricia al alma y me apresuro a abrirle la puerta. Giro la perilla y allí, con sus enormes sonrisas, están mis amigos.

Por un momento, se me había olvidado que también tenían el día libre. Y niego ante el pensamiento de que me iban a dejar sola.

—Quieras o no voy a pasar – habla Rae. Se adentra a la estructura de madera no sin antes dejar un pequeño beso en mi mejilla.

Eso es lo que más amo de él. A pesar de su aspecto rudo es una masita. Una cosita tierna que haría cualquier cosa por nuestra felicidad.

—Búscate la tuya hermano – lo molesta Liam haciendo lo mismo que él.

—Hola – saludan a la par Hana y Ecresio.

Les hago seña para que entren y cierro la puerta enseguida porque si hace frio. Sin que me lo pidan voy a la cocina por unas tazas de chocolate caliente y algo para comer.

Liam se percata de las tazas y corre a ayudarme. Las depositamos en la pequeña mesa y nos ubicamos a su alrededor.

Los chichos se adueñaron de la tele mientras que me giro para encarar a mi amiga. La sonrisa en su rostro era hermosa y se la atribuyo al chico que busca una película en la caja.

—Se te van a salir los ojos – susurro.

—¡No puedo evitarlo! – se defiende bebiendo un sorbo del chocolate.

Y sé que es así.

Mi querida amiga ama en secreto a la masita tierna y en el fondo sé que él siente lo mismo. Solo que no han tenido la oportunidad de ser sinceros el uno con el otro.

Liam me da una mirada cómplice y levanto las cejas entendiendo que tenemos que hacer algo al respecto. Ecresio por su parte frunce el ceño porque no entiende nada.

—¡Acá estas, nena! – grita eufórico Rae sostenido un DVD en las manos.

Me rio.

Nos reímos.

Comienzan a ubicarse más juntos y voy por unas mantas para taparnos. La película "dioses de Egipto" comienza y nos quedamos en silencio disfrutando.

No de la película exactamente, más bien, uno del otro. Las horas pasan y no puedo sentirme más feliz con ellos acá, mi tarde solitaria quedo atrás dándole paso a este momento hermoso.

—¡No creo que esa sea una buena idea! – me auto convenzo dándole vuelta a la propuesta de Ecresio.

—¿Por qué no? Es la mejor idea que he tenido – se defiende y Liam sacude la cabeza dando a entender que concuerda con él.

Solo los miro mientras niego. No puedo creer que nos encontremos en esta situación.

—No queda tan lejos – deduce Hana.

También la miro. —¿Si sabes que puede salir mal? ¡Es un lugar prohibido!

–¿A qué le tienes miedo rojita? – los brazos de Liam se cierran en mi cintura y cierro los ojos por su cercanía.

—A nada – le respondo dándoles a entender que acepto ir.

En el fondo sé que todo puede salir mal.

El lago es un lugar al que no podemos ir, según Persio es peligro porque está afuera de las defensas del campamento.

Como era de esperarse seguimos a Hana. Ella es la única que conoce cada rincón del lugar como la palma de su mano.

—¿Por qué odias tanto al hijo de Poseidón? – pregunta Liam cuando se queda sin estupideces que decir.

—¡También quiero saber! – se mete Rae.

Ecresio duda, pero al final les da una respuesta. —No lo odio, solo no me cae bien.

Me detengo por una milésima de segundos y lo miro. Se que miente, pero no quiero indagar más de la cuenta, en algún momento se va abrir con nosotros.

Un recuerdo de ellos dos en particular se aparece en mi mente y maldigo a Persio por el daño que la causo a mi persona especial.

—¡Cierren la maldita boca! – los regaña Hana. Mi amiga no es miedosa, pero si cautelosa. —Si nos descubren por su culpa los cuelgo de las bolas.

Seguimos en silencio y a lo lejos podemos ver un hermoso lago con agua cristalina. Está rodeado de vegetación y flores.

No parece real, más bien se siente como un espejismo.

—Les dije que era un lugar hermoso – habla Ecresio.

—¿Cómo lo sabías? – pregunto. —Nunca hemos venido.

Me ignora corriendo hacía el agua.

Rae y Liam lo siguen.

Con Hana preferimos no mojarnos, aún hace frio y aunque es raro enfermarnos, no quiero correr el riesgo.

Nos sentamos en el pasto a mirarlos jugar con el agua.

—¿Crees que existe el verdadero amor? – me pregunta.

Asiento.

—¡Claro! – respondo confiada. —Pero no se lo atribuyo a una sola persona. Ustedes, por ejemplo, son el amor de mi vida.

Sus brazos me rodean en un abrazo.

—¿Pero no te gustaría enamorarte de alguien?

—¿Cómo vos de Rae?indago. Se ruboriza al punto de parecerse a un tomate.

—Pude ser, si como yo de aquel idiota.

—Quizás. Tendría que tenerlo enfrente para saberlo.

Nuestra charla queda en la nada cuando los chicos salen del agua sacudiéndose como perros. Nos quejamos cuando el agua fría nos moja y a ellos parece divertirnos.

Toman lugar a nuestro lado y si no fuera por el brillante solo, sufrirían hipotermia.

—Tendríamos que venir más seguidopropongo enamorada de la belleza del lugar.

—¡Concuerdo con rojita!

—Prometamos algo – propone Ecre y le tengo miedo a sus ideas por segunda vez. Sus ocurrencias tienden a ser poco raras.

Como la vez que quiso cortar una pizza con la espada o cuando quiso casar un conejo con una daga.

—¿Qué cosa? – indaga Rae.

Me froto la cara. No tengo dudas de que comparten la misma neurona.

—Que siempre nos mantendremos unidos, que siempre seremos familia – le responde. Mi corazón revolotea.

—Y que nada podrá separarnos – agrega Hana. —Ni siquiera la muerte.

—Un pacto de sangre – digo. Ellos me miran como si hubiese dicho una maravilla.

Rae saca una de las dagas con las que siempre carga y uno por uno deslizamos el filo por las palmas de la mano derecha sellando la promesa que nos une para siempre.

La belleza del lago de puerto príncipe es testigo del acto de amor más grande.

Porque desde hoy, no solo somos amigos, conocidos.

Somos familia.

Somos hermanos.

Somos eternos, los uno para los otros.

HelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora