Puerto Príncipe, ciento cincuenta años después.
Hela
—¿Estas bien? - preguntó aquella figura parecida a la de un ángel. — ¡Estas cada vez más hermosa! - agregó y la sonrisa que me dedicó fue majestuosa.—Feliz cumpleaños dulce Hela - sentenció y desapareció como humo.
La alarma del despertador sonó a las seis como todas las mañanas, dando inicio a un nuevo día de entrenamiento.
Lleve la mano a mi pecho, el corazón me latía demasiado rápido al recordar el sueño que acababa de tener.
Me levante y fui hasta el cuarto de baño. Tome una rápida ducha, la cual deseaba que me ayudara a despejar mi mente. Baje por el desayuno. La ventana dejaba ver el hermoso clima, con un enorme sol decorando el cielo.
Un día perfecto, sin dudas.
Me fue imposible no volver a pensar en aquella figura que todos los años, en esta fecha, se presentaba ante mí.
Sonreí porque sus palabras solo me daban paz y tranquilidad, no sabía quién era, pero me hacía sentir demasiadas emociones.
Volví a la habitación para ponerme mi uniforme, el cual consistía en unos pantalones negros de cuerina, una remera mangas cortas blanca, borcegos negros y guantes del mismo color.
Los días de combate cuerpo a cuerpo eran mis favoritos ya que podía quitarme las docenas de telas que componían nuestras vestimentas.
Miré el reloj que decoraba la habitación y salí rápidamente al darme cuenta de que llegaba tarde a mis clases.
Los dioses que vivían en el campamento estaban recién despertando, por lo que sólo se percibía soledad por las calles; éramos pocos lo que entrenábamos tan temprano y esa era otra cosa que me agradaba.
Tenía amigos y un sinfín de conocidos, pero no me era ajeno que muchos dioses y diosas no me querían cerca.
Nunca entendí porque, ni mucho menos me intereso ya que cada ser tiene su tema. Pero, muy en el fondo, atribuía su desprecio a que era una de las diosas más jóvenes del campamento, sin mencionar que mi fuerza era mayor que la de muchos de ellos.
Amaba este lugar, quizás por ser lo único que conocía en mis ciento cincuenta años. Jamás había salido de puerto príncipe, por lo que las montañas con picos de nieve y el verde de las praderas, era lo único para mí.
Las personas de este lugar eran la unica familia que conocia, mi madre era una diosa, a la cual le que le quedó grande tenerme a su lado. Por el contrario, de mi padre no sabía nada, es más, nadie me decía nada.
O eso es lo que quería creer.
El centro de entrenamientos estaba dividido en dos partes, por un lado, un campo de arena en donde pulía¿mos nuestra destreza con las armas y por otro, una sala donde aprendíamos las teorías.
Pasaba la mayor parte de mi tiempo en la arena, me encantaba el entrenamiento cuerpo a cuerpo, y según mi maestro, era muy buena en ello.
—Buenos días - salude mientras ingresaba al salón.
—Llegas tarde Hela - me regaño Amsther, el maestro de destrezas y defensa corporal.
Me disculpé y tomé mi lugar junto a mis amigos, quienes me saludaron con una sonrisa; Hana, Rae, Liam y Ecresio.
Teníamos casí la misma edad y compartímos la misma historia, fuimos abandonados por nuestros padres.
Muchos diran que eso es algo triste, pero nosotros habiamos logrado sacarle algo bueno y superar eso que nos había marcado desde pequeños.
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Hela
FantasyElla era luz. Él era oscuridad. Ella era hija de un ángel. Él de un demonio. ¿Qué pasará cuando sus caminos se crucen? ¿Serán capaces de luchar contra el fuego que los quema? 🔥Trilogía Infierno 🔥+18 🔥Primera parte: Hela, la hija del arcángel (Ter...