Bailar a Just Dance caóticamente mientras Venti grababa entre risas nunca había estado dentro de sus planes. Sin embargo, eso era lo que se encontraban haciendo en ese preciso instante.
— ¡No pongas esa canción, es horrible!— Pidió Chongyun, señalando con su dedo índice a Xiao.
— Para empezar, no pongamos nada más. Primero cenemos, la verdad es que tengo algo de hambre.— Venti reía en su lugar mientras revisaba los vídeos.
Ver a los otros tres bailar mal a propósito era lo mejor que había. Eran como tres borrachos que se movían con dificultad intentando comprender qué está sucediendo a su alrededor.
— Hey, Venti, que hicimos el ridículo por ti.— Xiao le arrebató su móvil y lo dejó a un lado.— Ponte a verlos en otro momento. Ya fue demasiado.— El de trenzas rio y rodeó el cuello ajeno para besarlo con más comodidad.
— Tortolitos, seguimos aquí.— Intervino el de cabello celeste.
— Mira quién habla. Xingqiu y tú os besáis a cada rato.— El de orbes dorados tomó la mano de su pareja y se lo llevó de allí sin decir nada.— Ah... Bueno, ¿qué quieres cenar?— Se giró a ver al de orbes esmeralda.
— Lo que sea está bien.— Se encogió de hombros.— Ahora mismo no se me ocurre nada en específico que quiera.
— Pues está bien... Lo hablaré con esos dos.— Se separó de él y observó su pierna en silencio. La acarició con cuidado y luego se inclinó para besarla, logrando estremecer al contrario, quien se puso rojo hasta las orejas.— Lo lamento, ¿te incomoda?— Su novio negó.
— En absoluto.— Negó con su cabeza.
— Está bien.— Ambos se miraron en silencio y sonrieron. Tras eso, Xiao se puso en pie y se fue de allí.
Pasó un rato y los tres volvieron con las manos vacías, diciendo que habían decidido pedir algo porque ninguno tenía ganas de cocinar (y tampoco es que se les diera muy bien).
Esperaron alrededor de media hora, cuando finalmente llegaron sus pedidos. Acomodaron rápidamente la mesa y se pusieron a cenar mientras conversaban tranquilamente.
Al terminar de cenar se despidieron alegremente de Chongyun y Xingqiu, quienes agradecieron por el ameno día que gracias a ellos habían disfrutado, recibiendo un agradecimiento también por la otra pareja.
— Hmmm... Supongo que ahora es momento de darse un baño. Llevamos todo el día fuera.— Comentó Venti, dejando que el contrario lo cargara.— ¿Quieres que nos bañemos juntos?— Preguntó mientras besaba su frente. El de orbes ámbar desvió la mirada, algo avergonzado.
— Está bien... Pero, ¿y esa propuesta ahora?— Quiso saber.
— ¿Acaso no quieres?— Alzó una ceja.— O, si lo que pasa es que te da vergüenza, no te preocupes, si de todas formas ya hemos hecho el amor.— Apreció el rostro rojo de su novio, intentando no reírse ahí mismo de él.
— ¡No es necesario que lo digas en voz alta!— Se quejó mientras comenzaba a subir las escaleras, camino a su habitación.— Vas a hacer que me dé algo de la vergüenza.
— Es la idea.— Le sacó la lengua. Al llegar a su habitación, Xiao lo sentó sobre su cama y empezó a buscarle ropa.— Por cierto, es solo un raspón, no hace falta que me cuides así. Puedo andar.— El de orbes ámbar respiró profundamente antes de hablar.
— Solo quiero una excusa para tenerte más tiempo entre mis brazos.— Comentó, sin atreverse a darse la vuelta y dejar a la vista su rostro sonrojado.
— A-Ah...— De repente fue él el que se puso nervioso. Desvió su mirada a un reloj que había por allí y buscó una respuesta.— Pues entonces podrías simplemente decirlo.
— Ni que fuera tan fácil. Es vergonzoso.— Admitió y le lanzó a su novio ropa para que usara. Este la atrapó y la acomodó en la cama.— Pero en fin, ya lo sabes. Te he cargado desde el principio porque te quería cerca.
— Es una grata sorpresa.— Murmuró con una suave sonrisa en su rostro.
Tras eso se dirigieron en silencio al baño y prepararon todo lentamente. De vez en cuando se lanzaban alguna que otra mirada, sin atreverse a proferir palabra alguna.
Una vez que todo estuvo listo, Xiao ayudó al contrario a entrar en la bañera y luego entró él.— Si te molesta la herida dilo.— Dijo una vez dentro.
— Está bien. Pero ahora mismo no duele.— Finalmente se habían atrevido a hablar. Ambos se sintieron algo más aliviados.
Cada uno permaneció en una esquina distinta de la bañera. No era incómodo ni nada por el estilo, pero simplemente no sabían qué hacer ahora.
— Xiao.— Lo llamó. El contrario alzó la mirada.— Recientemente he pensado seriamente en algo que hablamos hace cierto tiempo... Y he pensado que sería bueno preguntarte.
— ¿Qué es?— Preguntó con curiosidad.
— En cuanto terminemos nuestros estudios, ¿podríamos irnos a vivir juntos?— Después de tanto tiempo dándole vueltas a esas palabras, las había dicho. Finalmente.— Aunque en un principio nuestros sueldos solo nos permitan rentar un piso... Mediocre. Simplemente quiero vivir contigo.— Cuando se atrevió a mirar a su novio, se dio cuenta de que había quedado perplejo.
Al darse cuenta de que no estaba hablando, reaccionó.— Ah, e-eso me tomó desprevenido...— Suspiró.— Y sí, me encantaría. Yo también le he estado dando vueltas.— Venti sonrió, contagiando su felicidad a Xiao, quien se acercó para poder besarlo.
Ambos se sentían orgullosos de ver la evolución de su relación en esos años. Pasando de ser un desconocido y una persona a la que admiras, alguien a quien ves inalcanzable, a ser amigos. Tras algunos problemas se volvieron mejores amigos, y finalmente eran pareja. El tiempo sin duda les había hecho bien, pues su relación lo único que hacía era mejorar.
Ya no había desconfianza, solo algo de inseguridad generada por la vergüenza. Aún debían acostumbrarse un poco más a eso de ser pareja, aunque la verdad es que se sentían muy cómodos tal y como estaban ahora.
Al final de la noche se acostaron entre cariños y risas que duraron un buen rato. Finalmente, antes de dormirse, ambos charlaron nuevamente acerca de su futuro.
Tantos sueños y esperanzas... ¿Lograría salir bien?
ESTÁS LEYENDO
Flowers ❜𖦹̫ꪳ𝆃 XiaoVen
FanfictionXiao aún recordaba aquel momento con claridad: él iba caminando tranquilo por el patio del instituto, cuando un joven de grandes orbes esmeralda y graciosas trenzas se le acercó corriendo con unas flores que había arrancado de por ahí y luego había...