El cumpleaños de Xiao estaba a la vuelta de la esquina. Sus amigos habían planeado una pequeña celebración que no le incomodase y que pudieran disfrutar todos juntos. Ellos sabían que a su amigo no le gustaba que las cosas se complicaran mucho por él, pues disfrutaría igualmente con el simple hecho de estar con ellos.
— Venti, ¡esta vez definitivamente permanecerás aquí!— Le reprendió Lumine mientras cruzaba sus brazos.
— ¡Ya he dicho que no quiero! ¡Estar con todo vuestro grupo me agobiaría!— Se quejó el de cabello bicolor, quien estaba sentado sobre su cama.
— ¡Pero si los conoces a todos! ¡Y ya sabes que te adoran!— Su hermano menor frunció el ceño y se puso en pie.
— Ya te dije que no quiero. Me quedaré en mi habitación y ya.— Rechazó completamente la oferta de celebrar el cumpleaños de Xiao junto a ellos. La rubia suspiró.
— Está bien, no te forzaré a asistir.— Se dirigió a la puerta rendida, donde se giró para ver al menor.— Pero que sepas que puedes venir en cualquier momento. Nosotros estaremos aquí algún tiempo.— No esperó ninguna respuesta y simplemente se fue de allí, cerrando la puerta tras ella.
Venti quedó solo en su habitación, allí donde apenas había ruido. Se sentía tan molesto, aquella sensación en su pecho lo estaba matando. ¿Por qué le era tan duro estar con ellos? ¿Qué era lo que tanto le molestaba? No era capaz de comprenderse a sí mismo.
Buscando distraerse de sus propios sentimientos y pensamientos, tomó el manga que Xiao le había prestado para terminarlo ya y devolvérselo en cuanto pudiera.
Aún era temprano. Afortunadamente, hoy no tenía tarea que hacer y había podido tomarse la tarde libre. Probablemente después de leer ese manga iría a pasear a Luther.
Sin embargo, para su sorpresa, cuando tomó su móvil para revisar la hora, vio un mensaje de Xiao.
Emo 💞
De repente me han entrado ganas de salir
¿Estás libre?No había pasado mucho tiempo desde que había mandado el mensaje, así que contestó rápidamente. Afortunadamente, la respuesta no tardó en llegar y ambos acordaron verse en el parque.
Antes de salir, Venti cambió sus prendas, pues no saldría con su ropa de estar por casa. Al terminar todo fue a por al manga (pues ya lo había terminado) y bajó a la entrada, donde Luther corrió hacia él y se lanzó encima. El de mechas celestes lo recibió alegremente y luego lo bajó de sus brazos para poder ponerle la correa, despidiéndose de su familia con un grito, avisando de que regresaría temprano.
Al llegar al parque encontró a Xiao sentado en un banco, con sus piernas cruzadas y su atención puesta en el móvil. Quiso acercarse corriendo y saludarlo felizmente, mas la vergüenza lo detuvo y su rostro se calentó al imaginar tal situación. Tal vez simplemente debía acercarse andando y saludarlo.
— ¡Muy buenas, Xiao!— Inclinó su cuerpo para poder ver mejor al contrario, quien por un efímero instante lo observó con el ceño fruncido, pero rápidamente se relajó.
— Hey, Venti.— Frente a sus ojos se mostró el manga que le había prestado días atrás, por lo que lo aceptó y lo guardó dentro de un bolso que llevaba.— Terminaste bastante rápido.
— Lo leí hoy entero. La verdad es que me atrapó por completo.— Confesó mientras tomaba asiento a su lado y se agachaba para quitarle la correa a Luther.— ¿Cómo es que has querido quedar hoy?
— ¿Así no se te va a escapar otra vez?— Preguntó antes de responder a la pregunta del contrario.
— No, no te preocupes. Lo de la última vez fue un pequeño descuido, no volverá a pasar.— Aclaró. Pese a eso, Xiao no parecía convencido.— Bueno, responde.
— Ah... Simplemente, me entraron ganas de repente. La verdad es que a veces es aburrido que solo hablemos a través del móvil.— Admitió, su rostro adquiriendo un suave tono carmesí que Venti no pudo apreciar.
— Eso es inesperado. Creí que realmente eras de los que se conformaban con eso.— El de ojos ámbar se encogió de hombros.
— Pues, sorpresa, resulta que no.— Se giró para ver a su amigo, quien observaba en silencio a su perro.
— Por cierto, se acerca tu cumpleaños, ¿verdad?— Aunque sabía con certeza que era así, Venti decidió fingir algo de incertidumbre. Xiao asintió.
— Exactamente.
— ¿Tienes planeado hacer algo? ¿O eres de los que no hacen nada en sus cumpleaños?
— Mis amigos dijeron que me tomara el día libre, porque me iban a hacer estar con ellos.— Respondió, apoyándose sobre el respaldo del banco.— ¿Te gustaría venir?
Venti se quedó en silencio. No se atrevía a negarse directamente a él, pues en el fondo sí quería ir. Sin embargo, la idea de estar allí le agobiaba.— Lo siento, pero ese día no podré asistir.— Se negó con algo de dificultad. A Xiao pareció disgustarle su respuesta, mas, le ofreció otra opción.
— ¿Qué te parece si quedamos el día antes tú y yo?— Sugirió.
— Me parece bien.
Ambos estuvieron un rato allí sentados, hablando. De vez en cuando Luther regresaba en busca de atención, acabando tumbado sobre el regazo de Venti, dormido como un tronco.
Sobre las ocho, los dos se despidieron, prometiendo verse ese mismo viernes para pasar el día juntos.
Venti caminaba tranquilamente de regreso a su casa, con Luther dormido entre sus brazos. Estaba satisfecho de la nueva amistad que había logrado forjar, y esperaba que todo siguiera avanzando entre ambos.
Sin embargo, en cierto momento llegó a temer. Llegó a temer de que Xiao lo conociera aún más y se sintiera decepcionado de él. Decepcionado por lo que sentía, decepcionado por su inmadurez y su incapacidad para afrontar la realidad.
— ¿Podrías dejar de pensar en eso en algún momento de tu vida? Simplemente disfruta ahora que puedes estar junto a él.— Se regañó a sí mismo.
Entonces se dio cuenta de que realmente necesitaba hablar de esto con alguien que pudiera ayudarle, pues cada vez le resultaba más difícil controlar sus sentimientos.
Y una de las personas más adecuadas para eso estaba ahora mismo en su casa leyendo un libro tranquilamente.
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Flowers ❜𖦹̫ꪳ𝆃 XiaoVen
FanfictionXiao aún recordaba aquel momento con claridad: él iba caminando tranquilo por el patio del instituto, cuando un joven de grandes orbes esmeralda y graciosas trenzas se le acercó corriendo con unas flores que había arrancado de por ahí y luego había...