Antes de darse cuenta, el invierno ya estaba rozando su inevitable final. La primavera pronto llegaría, acompañada de indefinidos acontecimientos de los que Xiao estaba asustado.
Con la primavera se acercaban sus últimos días en bachillerato. Pronto tendría que hacer la selectividad y finalmente pasaría a la universidad. Sin embargo, no se sentía feliz.
Acercarse a su meta no le ilusionaba en absoluto. Al menos, no en esos momentos. La verdad es que, ahora que se detenía a pensarlo, se sentía frustrado, pues algo en su interior le estaba produciendo un constante malestar.
Y, desafortunadamente, sí sabía qué le pasaba.
Sentía que el tiempo se le había escapado entre los dedos, como si se tratase de arena. Tan fina que apenas la había sentido.
Cuando fue consciente, ya se encontraba a un paso de ser un adulto. Estaba a unos tres meses de cumplir sus dieciocho, y eso no le hacía ilusión en absoluto. ¿Qué tenía de bueno crecer?
Desde hacía años tenía ese dilema. El crecimiento es algo natural e inevitable, algo que sucederá sí o sí a su debido tiempo y que te irá abriendo nuevas puertas, en ocasiones cerrando otras. Luego, que cada uno lo acepte es otra cosa.
Xiao era perfectamente consciente de que crecer era parte de su desarrollo, y que indiscutiblemente él lo estaba haciendo a cada segundo que pasaba. Sin embargo, ¿él quería eso?
Claro que no lo quería. Le daba miedo crecer, quería quedarse el resto de sus días en su juventud, aprovechar al máximo todos esos días que aún le quedaban por delante.
Cumplir dieciocho no cambiaría casi nada. Pero se convertiría en el principio de una nueva etapa, etapa en la que temía perder todo lo que tenía ahora en su adolescencia.
Se sintió algo estúpido, teniendo esa clase de pensamientos en ese instante, mientras veía a su novio subirse con emoción a un bote de remos con el que ambos cruzarían el río.
— Hace algo de fresco. Será mejor que nos apresuremos o nos moriremos helados aquí.— Habló Venti, atento al paisaje que los rodeaba.— Por cierto, pareces algo distraído. ¿Pasa algo?
— No, no es nada, tranquilo. Es una crisis tonta.— Trató de restarle importancia, haciendo un ademán con su mano. El de mechas celestes alzó una ceja, mas decidió no preguntar y simplemente siguió remando.
Recientemente, ambos habían tenido alguna que otra conversación sobre lo que harían en un futuro. Aún se encontraban algo lejos de encontrarse en esa situación, y sin embargo, no habían podido evitar pararse a pensar en qué sería de ellos.
En ese futuro, ¿ambos seguirían juntos? ¿Se seguirían amando de la forma en la que lo hacían ahora?
El de orbes esmeralda observó a su novio en silencio.— Xiao.— Lo llamó. Este respondió con un «¿hm?» antes de mirarlo también.— ¿Sabes? Si te soy sincero, me da miedo pensar en el futuro que nos espera. Aún somos jóvenes, y nos queda tanto por recorrer que solo puedo pensar en lo mucho que me gustaría seguir a tu lado.
El de mechas verdes sonrió.— Pues parece que pensamos lo mismo.— Confesó.— No puedo evitar pensar en lo mucho que me gustaría seguir teniéndote aquí junto a mí durante años.— El de menor edad desvió su mirada, temeroso de preguntar lo siguiente.
— ¿Alguna vez has pensado en formar una familia con tu pareja?— Xiao no supo a qué vino esa pregunta, pero lo tomó tan desprevenido que todo su rostro se coloreó de rojo.
— Y-Yo...— Bajó su mirada y observó el bote como si fuera lo más interesante de aquel lugar.— Bueno, nunca lo había pensado, realmente. No estaba muy interesado en eso. Pero desde que estoy contigo... No pude evitar pensarlo en algunas ocasiones. La verdad es que me gustaría.— Escuchó la risa nerviosa de su novio, quien se removió en su lugar antes de hablar.
— Si te soy sincero, yo siempre lo he querido. Tener a alguien con quien pasar mi vida y vivir junto a él. No quiero soñar a lo grande, pero creo que esa persona eres tú.— Confesó. Xiao alzó su mirada para poder verlo, pero Venti estaba mirando al cielo. Su rostro estaba rojo, y no sabría decir si era por la vergüenza o por el frío.— La verdad es que me siento muy afortunado de haberte conocido.
— Me pasa lo mismo. Jamás creí que acabaría así. Y sin embargo, aquí estoy,— Se encogió de hombros.— pudiendo decirle a alguien sin miedo lo mucho que lo amo.
— Sí...— Murmuró el de orbes esmeralda.— Bueno, volvamos ya a la orilla. Esta empezando a refrescar demasiado.— Xiao asintió en silencio y ambos regresaron para dejar el bote donde estaba antes.
Caminaban en silencio por las desoladas y frías calles de la ciudad, refugiados por el calor del contrario.
A estas alturas, el miedo del contacto físico en público casi había desaparecido. ¿Por qué tener que privarse de la cercanía cuando ambos querían estar cerca? No tenían por qué trazar una línea tan grande entre ambos.
— Xiao, cuando lleguemos a casa...— Susurró Venti algo nervioso.— Hay algo que quiero mostrarte.
— Está bien.— La curiosidad se había apoderado de su novio, pero como no le había dado detalles supuso que sería una sorpresa, así que optó por quedarse con la intriga.
Por otro lado, el de mechas celestes era un manojo de nervios. Después de tanto tiempo, finalmente se estaba armando del valor para cantar aquella canción en la que ya llevaba un buen tiempo trabajando.
Había practicado hasta quedar afónico (desventajas de llevar tanto tiempo sin cantar, y de ser tan ruidoso al quejarse cuando algo no salía como quería) y hasta que sus dedos habían dolido por el contacto con las cuerdas de su guitarra.
A estas alturas, ya estaba amenazado por Xingqiu, a quien siempre se quejaba de que no se atrevía a cantar y que estaba frustrado. Al final lo llevó a tal punto en el que su mejor amigo, ya cansado de él, lo forzó a cantar frente a Xiao.
Yoimiya le había dado también algo de ánimos, siendo mucho más delicada que el resto de sus amigos.
Y ahora finalmente había tomado la decisión. No había vuelta atrás.
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Flowers ❜𖦹̫ꪳ𝆃 XiaoVen
FanfictionXiao aún recordaba aquel momento con claridad: él iba caminando tranquilo por el patio del instituto, cuando un joven de grandes orbes esmeralda y graciosas trenzas se le acercó corriendo con unas flores que había arrancado de por ahí y luego había...