꒷꩜໋᪶˒꒰❛ 21❜𖦹̫ꪳ𝆃

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— Lumine, he de confesarte algo.— Ambos estaban juntos en la habitación de Xiao, tirados sobre la cama, esperando a que Aether terminara en el baño para continuar con la charla que estaban teniendo.

— ¿Sí?— La rubia, quien tenía a su mejor amigo tumbado sobre sus piernas, se sentó para poder verlo mejor. Este desvió la mirada y avergonzado confesó.

— Me gusta vuestro hermano menor.

— ¿Qué?— Aquella confesión tomó completamente desprevenida a la chica, quien se alegró de oír aquello. Sin embargo, cuando iba a indagar más, su mellizo apareció en la habitación, llamando al de mechas verdes con nerviosismo.

— Xiaaaaooooo, perdóname...— Dijo reiteradas veces, confundiendo a los otros dos.

— ¿Qué sucede?— Preguntó el joven mientras se sentaba en su cama. Su rostro estaba rojo debido a la vergüenza y aún sentía algo de tensión por la reciente confesión.

— B-bueno, yo...— Aether se aturullaba, sin saber cómo decir lo siguiente sin morirse de la vergüenza.— Existe la probabilidad de que... Bueno, ya sabes, atascase tu váter con un... regalito.— La expresión del de ojos ámbar cambió de repente a una de horror. No se lo podía creer.

— No me jodas... ¿Voy a tener que sacarlo con las manos?— Se quejó, dirigiéndose al baño.— Aether, ¿tú qué carajos comes para echar eso?— Los mellizos lo habían seguido hasta el baño y observaban en silencio al contrario mientras se ponía unos guantes que tenían por allí guardados para utilizar en el baño y luego tirarlos.

— ¿En serio tienes que hacer eso?— Preguntó la rubia, completamente asqueada.

— Sí, Lumine, sí. No es la primera vez que alguien echa aquí su alma. Alguien que no quiero mencionar porque me mataría también atascó una vez el baño y mi padre tuvo que encargarse.— Respondió mientras se acercaba al váter.— Si os da asco, mejor ni miréis.— Ambos desviaron la mirada y se echaron a un lado.

Cuando Xiao terminó su trabajo con el regalito de Aether y tiró la bolsa en la que se encontraba, junto a sus guantes, en uno de los contenedores de la calle, lavó lo mejor que pudo sus manos (pese a que no lo había tocado directamente) y regresó junto a sus amigos.

— Muchas gracias por el regalo, Aether, de verdad te quiero.— Dijo irónicamente.— Pero a la próxima déjaselo a tu novia mejor.

— Tranquilo, de momento no lo haré porque no tengo novia jiji.— El de orbes ámbar rodó los ojos y cerró la puerta de su habitación.

Se sentó en su cama junto a Lumine, quien deseaba regresar al tema mencionado anteriormente.— ¿Podemos hablarlo los tres?— Preguntó antes, buscando la aprobación de su mejor amigo. Este asintió.

— Si lo mencioné, consciente de que Aether volvería tarde o temprano, fue por algo.— Aclaró.

— ¿Qué? ¿Qué pasa? No entiendo. Decidme ya qué pasa.— Insistió el rubio.

— Insistes una vez más y te echamos para hablar solo nosotros dos.— Le amenazó su hermana.— Bueno, vale. Xiao, díselo.— El mencionado se puso rojo hasta las orejas. Ah, nuevamente volvía...

— M-Me gusta... Venti.— Susurró. El de orbes dorados, quien pese a aquel tono de voz tan bajo había escuchado aquello, sonrió travieso y sacó provecho de la situación.

— ¿Qué? No te escuché.— Mintió, acercándose más a su mejor amigo, quien desvió la mirada.

— Me gusta Venti.— Dijo esta vez más firmemente, sabiendo qué buscaba su mejor amigo.

— Ah, quería que lo gritaras y te avergonzaras por ello.— Se quejó el rubio mientras se acomodaba en el suelo.

— Mucho fanfic lees tú.— Le dijo su hermana.

— Calla, linterna meada.— La rubia le sacó la lengua.

— Bueno, hablemos seriamente con Xiao. Si lo dejamos más de lado se va a morir de la vergüenza.— Comentó Lumine, girándose para encarar al susodicho.— Xiao, ahora debes ser sincero.— El de orbes ámbar asintió, aunque parecía no escuchar absolutamente nada.— ¿Desde cuándo te gusta Venti?

— Sí.— Respondió, ganándose así un golpe.

— Seriedad, por favor.— Le reprendió Aether mientras tomaba asiento a su otro lado.— Da los detalles que quieras siempre y cuando no te sea una molestia.

Xiao asintió en silencio y tragó saliva con nerviosismo. No se sentía muy cómodo hablando de sus sentimientos, pero realmente quería hablar con los mellizos sobre eso para que estos le ayudaran aunque fuera un poco, pues al no haberse enamorado nunca se sentía algo perdido y no quería consultarlo mucho con su familia. Solo confiaba lo suficiente en Ganyu y Zhongli, y ambos solían estar bastante ocupados, así que tuvo que recurrir a la otra opción, que al menos no era la opción desesperada (Hu Tao y Tartagalia).

— La verdad es que para mí es extraño. Le he dado vueltas durante estas dos últimas semanas...

— Pues prácticamente habéis estado saliendo a diario. Buena forma de aclarar tus sentimientos.— El de mechas verdes rio nervioso ante el comentario del rubio.

— Esa era la idea. Me sentía algo inseguro respecto a mis sentimientos. Pero ya lo he aclarado.— Contó, sin atreverse a mirar a la cara a sus mejores amigos.— Bueno, la cosa es... Me di cuenta de que me he enamorado de él, pero ahora no sé qué hacer.

— ¿Declararte?— Xiao se negó al darse cuenta de que la pregunta de Lumine era una pregunta retórica.

— Ni de broma, eso es muy apresurado.— Aether le hizo señas a su hermana mientras su mejor amigo no miraba.

— ¿Y si mejor intentas hacerte más cercano a él? Espera a que haya más confianza de la que ya hay.— Sugirió el de trenza rubia con algo de nerviosismo.

Sabía que Lumine buscaba lo mejor para Venti y Xiao, pero dar un paso más ahora en su relación era algo demasiado apresurado. El de orbes ámbar aún no sabía lo que a su hermano le costaba darle toda su confianza a alguien, y temía que por un error las cosas salieran mal entre ellos.

— Es verdad.— Su hermana le dio la razón.— Acércate más a él y ve lanzando alguna que otra indirecta. Decir lo que sientes de repente sería muy arriesgado.

El de mechas verdes asintió en silencio.— Está bien...— Murmuró, para luego pasear su vista por su habitación.— ¿Hacemos otra cosa? Ya seguiremos con el tema en otra ocasión.— Los mellizos aceptaron.

Al final acabaron los tres sobre la cama de Xiao, con algunos platos de plástico por ahí esparcidos llenos de comida, mientras los mellizos le pintaban las uñas de negro a su mejor amigo y conversaban tranquilamente.

— Ya mismo regresamos al instituto.— Recordó Lumine de repente.— Siete días, ¿cómo se siente?

— Lumine, no arruines el ambiente.— Se quejó Xiao, dirigiendo su mirada a la rubia.

— Eso, aguafiestas.— Esta vez fue turno de su hermano.

La rubia soltó una risilla mientras se disculpaba falsamente y seguía con su trabajo.

Qué lástima pensar en el tiempo que pasaría antes de poder volver a vivir una tarde así.

Flowers ❜𖦹̫ꪳ𝆃 XiaoVenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora