Durante muchos años, Venti se había preguntado qué estaba mal con él. ¿Por qué la gente no lo quería cerca, por qué todos lo alejaban?
Él era tan pequeño que no comprendía, no sabía por qué lo insultaban, no podía saber por qué “parecer una niña siendo un niño” estaba mal. Y eso le frustraba hasta el punto de hacerlo llorar, porque solo quería alguien con quien hablar y reír, alguien que lo acompañara durante los recreos y que quisiera juntarse con él durante las clases.
De repente, esa persona apareció. Fue como su salvador; era un niño bastante parecido a él, de cabello negro y ojos azules, quien solía llevar su cabello recogido en dos trenzas a cada lado de su rostro. Era un niño extrovertido y que siempre hablaba con él, que por su parte era demasiado tímido como para comunicarse correctamente con el resto.
Pronto, Venti empezó a admirar a aquel niño. Lo apreciaba tanto que, en su inocencia, le prestó toda su confianza. Y así encontró alguien en quien confiar, pero ese alguien pronto desapareció de su vida.
En aquel entonces no lo comprendió. Pero al crecer un poco más, pudo darse cuenta de la gran mentira que sus mayores le habían hecho creer.
Él no se había mudado. Él jamás regresaría. El mejor amigo de su infancia estaba muerto. Había muerto de cáncer, sin apenas haber tenido tiempo para luchar contra él.
Tras su partida, la soledad volvió a atacarlo. No tenía a nadie que lo quisiera fuera de su familia, y lo único que quería era algún amigo, alguien en quien confiar y que le hiciera sentir cómodo. Anhelaba obtener la tranquilidad que le proporcionaba tener alguien en quien confiar, simplemente quería dejar de estar solo y tener lo mismo que el resto.
Pensó que tal vez simplemente debía cambiar. ¿Quizá a los demás no le gustaba que fuera tan tímido? Entonces se esforzaría por dejar de serlo. ¿No les agradaba que fuera tan “afeminado”? Entonces cambiaría su forma de vestir.
Y así poco a poco se fue perdiendo. A tan corta edad, ya había construido una falsa imagen de sí mismo para que los demás le aceptaran, para poder sentirse querido.
Pero en el fondo no dejaba de ser él, aquel niño tímido y “afeminado” al que todos dejaban apartado, y aunque ahora lo “toleraban” un poco más y le permitían cruzar aquella línea que lo separaba de ellos, de repente avanzaban aún más y lo volvían a dejar atrás.
Las burlas regresaban disfrazadas de bromas, bromas que a él le incomodaban pero jamás decía nada por miedo a quedarse solo.
¿En qué momento había pasado esto? ¿Acaso había hecho algo mal?
¿Por qué la gente seguía odiándolo? ¿Por qué seguían haciendo esos chistes de mal gusto?
¿Qué era lo que había mal con él?
— Tenéis mucho valor al burlaros de alguien que nunca os ha hecho nada.— Alguien vino a defenderlo en su primer día en quinto curso de primaria, era uno de los chicos con los que nunca había podido coincidir. Él lo conocía, era el mejor amigo de sus hermanos. Alguien a quien nunca se había acercado por miedo.— Si tenéis tanto tiempo libre como para dedicaros a hacer eso, ¿por qué no mejor os miráis un poco a vosotros mismos? Ese chico probablemente valga mucho más de lo que valéis todos vosotros juntos.— Venti se sintió avergonzado al sentir la mirada de aquel chico sobre él. Parecía molesto.— Y tú deberías saber que esto no te hace bien. Aléjate de ellos.— Y se fue, dejándolo ahí solo, pues sus “amigos” también se fueron de allí.
Él lo sabía. Solo se había aferrado a aquel grupo porque no tenía otro lugar en aquel sitio. Nadie más iba a permitir que se acercara, por eso siempre temió cometer un error.
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Flowers ❜𖦹̫ꪳ𝆃 XiaoVen
FanficXiao aún recordaba aquel momento con claridad: él iba caminando tranquilo por el patio del instituto, cuando un joven de grandes orbes esmeralda y graciosas trenzas se le acercó corriendo con unas flores que había arrancado de por ahí y luego había...