꒷꩜໋᪶˒꒰❛ 29❜𖦹̫ꪳ𝆃

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El silencio invadía la habitación de Venti. Este estaba sentado sobre su cama mientras jugueteaba con sus manos, y Xiao, a su lado, observaba con curiosidad las paredes como si fueran lo más interesante del mundo.

— Xiao...— El de mechas celestes finalmente se atrevió a hablar. Llevaba un tiempo dándole vueltas a cierto tema, y de hecho, ya lo había hablado con todas las personas en las que confiaba y todas le decían lo mismo.— ¿Sabes? La verdad es que, aunque haya entrado en el bachillerato de artes, nunca le mostré a nadie lo que hacía.— Se puso en pie y se aseguró de que el contrario lo escuchaba. Efectivamente, su mejor amigo lo observaba atentamente, haciéndole saber que toda su atención estaba puesta en él.— Solo los profesores han podido ver hasta ahora todo lo que hago.

Y eso era cierto. Venti solía ocultar todo lo que hacía a absolutamente todos: la gente sabía que dibujaba, que cantaba, que tocaba algunos instrumentos y que escribía, pero nadie (excluyendo a sus profesores) había tenido la oportunidad de ver cualquiera de sus trabajos, de escucharlo cantar o tocar algún instrumento.

— Cuando era más pequeño, todo me apasionaba. Mi familia estaba al tanto de las cosas que hacía, escuchaban con atención cómo cantaba, aunque he de admitir que era horrible.— Ambos soltaron una risita.— Veían mis dibujos deformes y leían mis escritos llenos de faltas ortográficas y términos mal utilizados.

— ¿Por qué dejaste de compartir tus trabajos, entonces?— Quiso saber Xiao.

— Malas experiencias.— Respondió y respiró profundamente.— La verdad es que nunca tuve suerte con mis amistades. Mi mejor amigo de la infancia falleció aún siendo un niño, y él solía amar lo que hacía. Pasé mucho tiempo teniendo únicamente a Kazuha y Gorou, con quienes no podía pasar tanto tiempo como quería, y cuando finalmente tuve a más personas, al tiempo descubrí que hablaban mal de mí a mis espaldas.— Se puso en cuclillas y empezó a buscar algo entre sus cajones. El de mechas verdes frunció el ceño, Venti era un joven muy carismático, ¿por qué le harían algo así?— Todos criticaban lo que hacía, así que empecé a guardarlo para mí.

— ¿Nunca te has planteado mostrarle nada a alguien?— Xiao quería quejarse de lo que le habían hecho a su mejor amigo, pero decidió no comentar nada. No de momento, pues en ese preciso instante el tema principal era otro.

— De hecho, te cité aquí por algo.— Murmuró. El contrario alcanzó a escucharlo.

— Hey, si te da miedo, no quiero que te sientas presionado.— El de mechas celestes negó en silencio y sacó algunas cosas del cajón.

— Tenía planeado darte esto en tu cumpleaños,— comentó mientras se ponía en pie. Temió de dar la vuelta, pero finalmente lo hizo. Se acercó a Xiao y se arrodilló en la cama, justo a su lado.— pero no pude resistirme. Así que ya no importa. Y queda poco tiempo, así que... Feliz cumpleaños por adelantado, Xiao.

Ambos sonreían, con un suave rubor adornando sus rostros. La diferencia era que Venti estaba nervioso, y Xiao completamente perplejo. Se esperaba todo menos aquello.

— ¿Qué te hizo... Querer que yo fuera el primero en ver tus trabajos después de tanto tiempo?— Preguntó el de mechas verdes mientras tomaba entre sus manos lo que probablemente sería un cuadro. Venti se encogió de hombros y desvió la mirada.

— Lo sabrás cuando leas el cuaderno... Que por cierto, es algo muy privado que llevo un tiempo escribiendo. Ni se te ocurra leer nada aquí, déjalo para cuando regreses a tu casa.— El de orbes ámbar asintió en silencio y quitó el papel de regalo que envolvía el cuadro. Venti desvió la mirada, avergonzado de ver su propia creación.

No era algo de lo que debía avergonzarse, en absoluto. Pero temía a la reacción del otro. Especialmente porque en el cuadro...

— V-Venti.— Xiao había quedado sin palabras. Su mejor amigo no respondió, simplemente permaneció en silencio en su lugar, mirando a otro lado de la habitación.— Lo siento, me quedé sin palabras. ¿De qué tenías tanto miedo? Tienes un gran talento... Es hermoso.— Aquello logró alterar el corazón contrario.

La respuesta que tanto había temido llenó de regocijo su corazón. Sintió el color subir a su rostro nuevamente. Y las lágrimas amenazaron con salir, mas pudo retenerlas.

En el cuadro había dibujado a Xiao. Había utilizado una foto que Zhongli le había dado, que era bastante reciente, por cierto, pues Xiao ya tenía su tatuaje y ese estilo tan especial y atractivo que ahora poseía.

— Muchas gracias, Venti.— El susodicho esbozó una sonrisa.

— No es nada, Xiao.— Observó su cuaderno de soslayo y repitió.— Y no mires eso estando aquí, por favor.— El de mechas verdes rio y asintió.

— Ahora debo buscarle algún hueco en mi habitación.— Mencionó, aún sin despegar su mirada de él.

— B-Bueno, ¿jugamos?— Quiso cambiar el tema de conversación. El de mechas verdes asintió.

— ¿Dónde lo dejo?— Venti se lo quitó y lo dejó con cuidado al lado de su puerta.

— Ahí.— Dijo tras dejarlo.— ¿A qué jugamos?— Tomó asiento en su cama y miró a su mejor amigo.

La tarde pasó relativamente rápida. Xiao se fue antes de lo planeado, con la excusa de que tenía cosas que hacer, así que Venti simplemente tuvo que dejarlo irse.

— Me voy morir de la vergüenza.— Murmuró tras cerrar la puerta, poniéndose en cuclillas para ocultar su rostro entre sus piernas.

— ¿Pasa algo? Pareces un caracol ahí encogido.— Diluc se extrañó de ver al chiquillo en esa posición.

— Ya le mostré todo a Xiao... Y ya tiene el cuaderno.— Su padre se puso en cuclillas a su lado y lo abrazó.— Va a saber lo que siento... Tengo miedo.

— Bueno,— el pelirrojo esbozó una sonrisa.— ya no hay vuelta atrás.— Hizo una corta pausa.— Además, tarde o temprano tendría que saberlo. Estás en esa edad, no puedes simplemente guardarte lo que sientes por miedo. Déjalo salir y no desperdicies esta oportunidad. Lo que sea que te espere, solo será un pequeño avance en tu vida.

— Es que no quiero arruinar las cosas entre nosotros.

— Ten por seguro que no lo harás.— El de orbes esmeralda suspiró y se puso en pie, separándose de su padre.

— Ojalá...— Desvió su mirada.— Iré un rato con mis hermanos.

— Mejor. No le des muchas vueltas al tema.— Diluc acarició su cabeza antes de verlo irse.

Por muy inseguro que Venti se sintiera, y por mucho miedo que tuviera, Diluc se sentía orgulloso de aquel avance que había tenido.

Sinceramente, anhelaba que todo mejorara de una vez, así podría volver a ver al confiado y alegre Venti que llevaba tanto tiempo extrañando.

Flowers ❜𖦹̫ꪳ𝆃 XiaoVenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora