꒦꩜ especial Ganqing.
El encuentro que decidió su relación fue una casualidad.
Ambas eran dos jóvenes populares cuyos caminos se habían cruzado en varias ocasiones. Ganyu se dirigía cortésmente a su menor, quien daba alguna respuesta seca y concisa antes de retirarse, siempre de mal humor.
No era por nada personal, en absoluto. Keqing respetaba a su superior e incluso la admiraba, mas ella era por naturaleza una persona bastante fría. Solo había un momento en el que podías encontrarla de humor: cuando se encontraba con sus plantas.
Siempre parecía convertirse en una persona completamente distinta. Sus ojos de repente emanaban calidez y era como si su personalidad de repente se volviera más relajada.
Aquel era un gusto que ambas tenían en común, y aquello fue la que las hizo unidas.
Fue a finales de abril, en uno de los jardines del instituto. Keqing había ido a revisar cómo estaban creciendo las flores, cuando la joven de cabello celeste se acercó a ella, genuinamente interesada.
— ¡Oh! ¿Tú no eres Keqing, de la clase 3-C?— Preguntó Ganyu a sus espaldas, llamando su atención. La aludida tosió con nerviosismo, sintiendo el color subir a su rostro.
— S-sí...— Respondió en un susurro. No era un secreto su amor a las plantas, pero aún le avergonzaba que la pillaran mientras estaba revisándolas.— Tú eres Ganyu, ¿cierto?
— ¡Exacto! Coincidimos varias veces antes.— Se puso en cuclillas a su lado, sonriéndole.— Veo que te gustan las plantas.
— Sí... Suelo venir a revisarlas de vez en cuando. Son realmente hermosas, la persona que las cuide debe amar la jardinería de verdad.— Comentó la de cabello morado mientras tomaba una de las flores con cuidado y la observaba en silencio.
— Efectivamente, es únicamente el amor y el cariño que le dediques a aquello que haces.— Ganyu asintió con su cabeza. Keqing le dirigió la mirada: su voz era tan suave que la había cautivado.— Incluso siendo plantas necesitan de este, y yo siempre estoy aquí para ofrecerlo. Soy la líder del club de jardinería;— aclaró.— y generalmente soy las que cuida todas estas plantas.— Hizo una corta pausa para tomar una de ellas con su mano derecha y se acercó a olerla.
Antes de que pudiera seguir hablando, la contraria habló con curiosidad.— Ha sido una casualidad... Es bonito encontrar a alguien a quien le gusten tanto las plantas.— La de cabello celeste sonrió.
— Mi madre las amaba; supongo que es algo que heredé de ella.— Comentó.— Veo que a ti también te gustan. ¿Por qué no te unes al club?— Quiso saber. La contraria se puso roja hasta más orejas y desvió la mirada.
— ¡B-Bueno, yo...!— Escuchó una risita a su lado. Cuando miró a Ganyu, vio aquellos grandes y cautivadores ojos mirándola atentamente.
— No te preocupes si te avergüenza unirte o simplemente no puedes. No te estoy forzando, simplemente era una pequeña invitación.— Se puso en pie y le sonrió a la contraria.— No te sientas forzada.
Al final, Keqing se unió al club. No solo por su pasión y amor por la naturaleza, sino por su hermosa y cautivadora líder, por quien había empezado a sentir bastante curiosidad.
Con el tiempo empezaron a volverse bastante cercanas. Empezaron a pasar más tiempo juntas, en un principio bajo el pretexto de que tenían que hacer cosas del club, acabando finalmente con Ganyu invitando a Keqing a salir un rato con ella a pasar la tarde como las amigas que en aquellos momentos eran.
Entonces, la de cabello morado, que desde un principio ya se estaba figurando qué le sucedía con su superior, finalmente aceptó que estaba enamorada de ella. Pero fue tan pronto que el miedo nació, y con ello llegaron las inseguridades.
En una familia tan estricta y reservada como la suya no sería aceptada una hija homosexual. Y tampoco sabía los pensamientos de Ganyu respecto a esto.
Sin embargo, la respuesta le llegó poco después de aceptar sus sentimientos, cuando tuvieron que ir a quedarse en casa de Ganyu porque había empezado a llover, y, por primera vez, tuvo el placer de conocer a sus padres.
Ahí supo que la madre de Ganyu estaba muerta y que ahora su padre estaba casado con otro hombre. Había una relación tan buena entre los tres que era más que obvio que, afortunadamente, su amiga no era homófoba.
Pese a eso, debía mantener cierta distancia con ella. No quería problemas con su familia, y tampoco quería acabar mal por un posible rechazo. Ni siquiera estaba segura de la orientación sexual de Ganyu.
Intentó poner una barrera entre ambas para evitar problemas, pero se vio completamente derrumbada cierto día que habían quedado con unos amigos. Entre broma y broma la verdad se asoma, suelen decir.
Y entre broma y broma, ellas acabaron besándose mientras el resto estaba ocupado en otras cosas.
Fue en la cocina de la casa de la mejor amiga de Ganyu. Al darse cuenta de lo que había sucedido, Keqing empujó a la contraria y se fue rápidamente de allí, poniendo la excusa de que tenía algo que hacer.
Una excusa completamente cliché y absurda. Pero Ganyu, presa de la inseguridad, decidió no hacer nada. La contraria le había correspondido el beso, pero tras ese empujón y esa huida, ¿qué pensaba realmente?
Hubo una separación temporal por cierta tensión surgida entre ellas.
Harta de esa situación, la mejor amiga de Ganyu intervino en el conflicto, hablando con Keqing para saber qué sucedía con ella. Esta le explicó su situación con su familia y el miedo que tenía, ganando un pequeño regaño que la hizo recapacitar.
Tras una torpe confesión precedida por una disculpa, ambas decidieron tener una relación “secreta”. O bueno, al menos nadie que no debiera no sabría de ella.
Hasta el momento todo les había ido bien, ambas bajo la falsa imagen de mejores amigas que pasaban mucho tiempo juntas.
Los padres de Keqing aceptaron esa amistad con calidez, orgullosos de que su hija finalmente tuviera una “amiga decente” con quien podía pasar tiempo, pues el resto para ellos no eran más que unas vulgares e irrespetuosas “niñatas” (y no conocían a sus amigos, ya que su hija sabía qué tipo de cosas le dirían).
Esa situación resultaba divertida mientras todo iba bien. A veces los padres de su pareja la habían insistido en pasar una noche en su casa, invitación que Ganyu no podía declinar.
Allí ellos hablaban tranquilamente con la supuesta amiga de su hija, para luego dejarlas irse a dormir a la habitación de Keqing.
Había dos camas separadas en la misma habitación, pero en un inicio a ellas solo les servía una. Aprovechando la privacidad, asegurándose de que los padres de la de cabello morado estaban lejos y que la puerta tenía el seguro echado, ambas se echaban sobre la cama y se besaban hasta cansarse, se susurraban lo mucho que se amaban y a veces iban un poco más lejos de lo que estaban acostumbradas a hacer. Porque parecía que al ser algo prohibido, las ganas de hacer ese tipo de cosas aumentaban.
Pese a eso, generalmente solían pasar tiempo en casa de Ganyu. Era un lugar con un ambiente nada tenso y por lo tanto era obvio que ambas se sentían mucho más cómodas allí. No tenían nada que ocultar, podían darse de la mano en cualquier momento, podían abrazarse y besarse cuando quisieran y nadie diría nada malo de ellas.
Ahora que se enfrentaban a la mayoría de edad, ambas ya planeaban qué harían cuando terminaran sus estudios. Y algo era obvio: sacarían a Keqing de su hogar rápidamente.
En ocasiones le habían ofrecido quedarse con ellos un tiempo, pero la joven siempre se negaba, decidiendo únicamente pasar allí algunos días a la semana para poder estar con Ganyu y luego regresar a su hogar. De momento estaba bien con esa situación y el pensamiento de que dentro de unos años ya se mudaría con su novia y haría lo que quisiera una vez allí.
Y su historia no acababa aquí. Sin embargo, con el tiempo ya se vería qué haría la vida con su relación.
ESTÁS LEYENDO
Flowers ❜𖦹̫ꪳ𝆃 XiaoVen
FanficXiao aún recordaba aquel momento con claridad: él iba caminando tranquilo por el patio del instituto, cuando un joven de grandes orbes esmeralda y graciosas trenzas se le acercó corriendo con unas flores que había arrancado de por ahí y luego había...