꒷꩜໋᪶˒꒰❛ 1O❜𖦹̫ꪳ𝆃

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Pese a que seguían conversando diariamente por el móvil y solían jugar bastante seguido, Xiao y Venti no habían vuelto a hablar en persona. De vez en cuando se encontraban en los pasillos y se saludaban haciendo un gesto con la mano, pero nada más.

El de mechas celestes había propuesto quedar en varias ocasiones, recibiendo únicamente rechazos. No le sorprendió en absoluto, Xiao ya le había dicho por adelantado que lo más probable era recibir esas respuestas. Aunque admite que se sintió algo decepcionado.

Sin embargo, para su sorpresa, después de unos días aceptó quedar el viernes después de clase. Venti vio aquella como la oportunidad de acercarse en la salida, cosa que no había hecho hasta el momento porque siempre lo veía junto a sus hermanos y no quería interrumpir.

— ¡Venti!— Lo llamó el de ojos ámbar, logrando que el susodicho alzara la mirada. Al verlo, le dedicó una sonrisa candorosa.

— ¿Hay algo que te gustaría hacer?— Preguntó mientras se separaba de la pared para acercarse algo más a su amigo. Este pareció pensarlo.

— No realmente. Además, esta es la primera vez que quedo inmediatamente después del instituto.— Confesó, jugueteando con sus manos.— Siempre me he negado a hacerlo.

— ¿Y cómo es que aceptaste esta vez?— Quiso saber. Xiao se encogió de hombros.

— Simplemente tenía ganas de salir.— Admitió, sacándole una sonrisa al de orbes esmeralda.

— ¿Te parece si comemos en algún bar y luego vamos a cualquier otro sitio?— El de mechas verdes se encogió de hombros.

— Por mí está bien.— Empezó a caminar en silencio, decidiendo seguir a Venti.— Si quieres, más tarde podemos ir a mi casa.— El contrario pareció tensarse ligeramente.— ¿Sucede algo?

— No es nada, simplemente me da vergüenza.— Su rostro se había coloreado de rojo. Aquello hizo reír a Xiao.

— En mi casa hay todo menos vergüenza. No te preocupes por nada.— Venti asintió en silencio y siguió caminando.

Aquella pequeña conversación hizo que Xiao recordara lo que había hablado con su padre hacía cerca de un par de semanas. La incógnita volvió a aparecer y lo estuvo atormentando durante todo el camino, pues ambos simplemente caminaron en silencio hasta llegar al bar en el que almorzarían.

Allí se instaló un ambiente cómodo, haciendo al de ojos ámbar olvidar nuevamente aquel tema que no quería mencionar. Venti logró distraerlo con sus divertidas anécdotas y comentarios que lo animaban a seguir hablando con él.

— Deberías dejar de hablar sobre eso si no quieres ahogarte con tu comida.— Mencionó Xiao al ver la mano temblorosa del contrario acercarse peligrosamente a su comida. Aquel día Xiao pudo comprobar que el de ojos esmeralda era muy susceptible a tener ataques de risa.

Una vez fuera del bar, Venti se aseguró de lo que quería hacer ahora el contrario. Entonces, con algo de miedo, aceptó la idea de ir a su casa.

De camino al lugar consabido, ambos hablaron tranquilamente sobre la familia de Xiao. Este hizo alguna que otra broma; entre ellas que no mirase a los ojos a Ajax ni a Hu Tao.

— ¡Traigo visita, espero que no estéis haciendo nada raro!— Dijo al abrir la puerta. Venti avanzó tímidamente tras él, sin saber qué decir.

Pese a su extrovertida y generalmente desvergonzada personalidad, estar en casa de Xiao hacía que la timidez lo invadiera. Especialmente cuando la última vez que los vio su perro acababa de hacerle cosas indebidas a la pierna de su amigo.

— ¡Bienvenidos!— Los recibió Ajax, quien parecía estar ocupado con algo de su trabajo.— Qué grata sorpresa. ¿Cómo es que habéis venido aquí?— Preguntó al ver a ambos. Pudo notar que el de mechas celestes buscaba esconderse tras su hijo, por lo que decidió hablar.— Venti, no tienes por qué avergonzarte con nosotros. Ten algo más de confianza.

Flowers ❜𖦹̫ꪳ𝆃 XiaoVenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora