2- Entre el cielo y el infierno

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"Puedes hacer esto, tienes que hacerlo, cierra esta etapa, vuelve a ser tú mismo".

Es todo lo que Gerónimo llevaba esperando desde que Ariel se fue. Volver a ser él. Sin expectativas, sin pensamientos lascivos y pecaminosos las 24 horas del día.

Ser él mismo, el que siempre había sido, el que ponía orgullosos a sus tíos que habían sido como sus padres ya que lo criaron.

Entonces, abrió el libro y leyó el título de la primera página, para luego cerrar los ojos, y volver a la casa de Ariel, ese lugar en medio de los sauces cerca de los Esteros. A Zara Larsson y a su "Ain't my fault", al baile sexy de Danisa, a su cuerpo y luego...

Respiró profundo y el primer encuentro con Ariel eclipsó su pensamiento. Su corazón latiendo rápido, su pene pulsando de necesidad, su boca, sus besos.

"Mío, mío, mío y de nadie más".

El impulso primitivo de enterrase y permanecer en él.

**********

Ituzaingó, Corrientes, un año y medio antes...

Luego de la piscina había venido el sofá de la sala y después de ello, la cama. Gerónimo abrió los ojos, observando a sus amantes dormir a su lado en la enorme cama King Size de Ariel.

Se puso de pie, buscó el bóxer y caminó hacia la cocina. Su garganta estaba seca y necesitaba agua, no alcohol, que era lo que abundaba en esa habitación.

Estaba mareado, tanto que, en un momento, tuvo que sostenerse. Dios, la cabeza le daba vueltas y dolía como el infierno.

"Infierno".

Ese era el único lugar posible para él después de lo que había hecho, después de su compartimiento errado y nefasto.

¿Cómo carajo había terminado en la cama con ellos? ¿Qué lo había llevado a aceptar la propuesta de Ariel?

Estaba loco, había perdido totalmente la brújula.

Después de meses hablando de la conducta deshonrosa de Damián cuando decidió dejar todo por un tipo, el comportamiento de su hermano quien había terminado sufriendo una desgracia por seguir sus instintos animales en vez del "buen juicio" que sus tíos les habían inculcado desde jóvenes.

No, este no era Gerónimo Blake, esto sólo era producto del alcohol. Sin importar cuan bella fuera Danisa o lo caliente de Ariel, esto nunca habría sucedido si él tuviera los 5 sentidos puestos en su vocación, en Dios, en la institución a la que servía.

― ¡Qué carita! ¿Has bebido mucho?

Tensó la mandíbula cuando escuchó el comentario mordaz detrás suyo.

― Alcohol, eso no quita la sed...

Respondió tajante y se sirvió más agua. Ariel, que estaba también vestido sólo con un bóxer, se acercó con una copa vacía.

TEMPESTAD - S.B.O Libro 10 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora