45- Fieras nocturnas

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La tierra, de pronto, se tornó más blanda y Martin cayó al suelo

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La tierra, de pronto, se tornó más blanda y Martin cayó al suelo.

― ¡Cuidado! ¿Estás bien?

― ¿Qué clase de pregunta es esa Gerónimo?

El hombre no dijo nada. La verdad es que la palabra "bien" no tenía cabida en esa situación.

― En mi vida creí que...

Martin contuvo su lengua que estaba a punto de lanzar cientos de improperios. Era mejor que eso, se obligó a decirlo, a pensar que saldrían de esa situación y que todo quedaría como un recuerdo amargo, como algo más que fango, destrucción y tristeza.

― Ven aquí...

Y entonces, como quien encuentra alivio una vez más, el toque de su amor lo trajo de vuelta a la vida, al motivo, por el cual, estaba arriesgando todo.

― Te amo ¿te lo he dicho hoy?

Susurró en medio de las tinieblas y el miedo, en medio de ese lugar inhóspito que nada tenía de romántico. El médico lo llevó hacia él y presionó sus labios contra los del hombre, con intensidad y dulzura.

― Yo también te amo, siempre, a cada segundo. Nunca lo olvides. Eres y serás siempre el único.

Martin sintió que las lágrimas estaban a punto de salir de sus ojos. Nadie se daría cuenta de ello, no sólo por la oscuridad, la lluvia constante disfrazaba el dolor de las personas en ese lugar.

Caminaron sin parar toda la noche, adentrándose en el terreno cada vez más, siendo testigos del desastre que a cada paso iba quedando, sorteando caminos devastados por el agua en donde sólo quedaba una sombra de lo que era.

― Debemos bordear el precipicio.

Dijo Azali cuando las posibilidades se agotaron a una porción de tierra pegada a la montaña.

― Paso firme, pegados a la roca, no sabemos cuánto ha carcomido el agua...

Todos contuvieron la respiración, uniendo su espalda al montículo detrás de ellos, observando hacia abajo el desastre y la potencia del río que se había tornado un océano color chocolate.

― Si caemos ahí...

Dijo tembloroso Bastian y Gerónimo le tocó la mano.

― Ni lo digas, no hay escape de allí.

― No se detengan y, de ser posible, enfoquen su mirada hacia arriba.

Mario observó los primeros matices de la madrugada, si hubiera sol serían testigos de un bello espectáculo. Lástima que el gran astro celestial no tenía cabida allí. Sintió la sangre correr y se contrajo de dolor.

"Es una tontería, déjame en paz".

Luciano sabía lo que había sucedido y también era consciente de que la herida en el brazo no era una tontería, para nada. El portugués era el único del equipo que tenía conocimientos médicos.

"Resiste, hombre, pronto llegaremos a destino".

Se dijo a sí mismo Mario una vez más, aguantando el dolor de la puñalada cerca de su axila. Ni siquiera se había percatado de cuándo ocurrió. Sólo estaba en su memoria el momento en que se lanzó embistiendo a los 2 hombres, los cuales, habían volado ante semejante búfalo.

Respiró hondo. A cada minuto, los mareos por la pérdida de sangre se intensificarían.

― ¿Escuchan eso?

Indagó Mike, y todos quedaron momificados en su sitio.

― Nuevos disparos.

Afirmó Brandon, cauteloso.

― Vamos, hay que moverse antes de que llegue el amanecer.

Continuaron dando pequeños pasos a través de esa lámina a la cual llamaban sendero. Una demasiado endeble para su gusto.

― A ellos también les gusta la oscuridad, Brandon.

Afirmó el ruso, cuando el sonido de los proyectiles y el olor a combate llegaba a sus fosas nasales.

― Por supuesto — confesó —. Son fieras nocturnas y nada hace tan especial la cacería como la noche...

**********

― Gael no sobrevivirá.

― ¿De qué hablas?

Ariel frunció el ceño ante la voz sin vida de Gonzalo.

― ¿Has visto la herida? La infección hace estragos, muy pronto todo su sistema colapsará ante ella.

― ¿Qué clase de médico habla así?

― Uno que conoce el diagnóstico de su paciente.

Afirmó con tristeza Gonzalo, ante el panorama desolador y la falta de insumos médicos para tratar a su amigo.

― No es justo...

― ¿Y desde cuándo la justicia tiene algo que ver?

Ariel se puso de pie, con una furia inenarrable.

― ¿Siempre tiene que ser así? ¿Nunca tendremos un final feliz?

Gonzalo dejó caer las lágrimas por enésima vez. Se había vuelto tan frágil en ese último tiempo.

― Extraño tanto a mi hermano, Ariel. No podrías entender cuánto...

Dijo con su voz que se entrecortaba por el dolor.

― Lo he tratado mal tantas veces, negándole el amor y la contención que se merecía por su adicción y...

Ariel se mantuvo en silencio, acariciando las llaves que colgaban en su pecho.

― ¿Sabes Gonzalo? Si tuviera un minuto con Danisa y Gerónimo de nuevo...

― ¿Qué? ¿Qué les diría?

― Que fueron lo más maravilloso que tuve en mi vida. A ella le diría que me hubiera encantado ser el padre de sus hijos y no un vil hijo de puta que la destruyó. A Gero le repetiría, una y otra vez, que es el amor que siempre esperé, ese que no tiene espacio ni tiempo. Sólo él, sólo los 2, sin prejuicios, sin códigos eclesiásticos. Un hombre amando a otro.

― ¿Crees que a ellos les importaría?

Ariel rio y negó en medio de esa angustia que se apropiaba de su alma.

― No lo sé, pero, al menos el remordimiento no nos carcomería la cabeza...

Se quedaron en silencio unos minutos, esperando al amanecer que no tardaría en llegar, que les traería lo mismo que venían experimentando desde hacía 2 semanas.

Pero, a veces, nos animamos a soñar con milagros y ocurren. La vida de Ariel renació en el momento de mayor amargura. Vibró y salió a la luz cuando un grupo de hombres comenzó a salir de entre la selva, acompañando la llegada del día.

― No puede ser...

Dijo Gonzalo, humedeciéndose los labios, perdido entre el cúmulo de recuerdos y la alegría de encontrarse con sus amores.

Ariel frunció el ceño, con su corazón a punto de salir como un cohete a conquistar galaxias lejanas.

Los rostros familiares poblaron su presente. Personas que siempre habían estado allí en su corazón, pero, había ignorado y, en ese sitio, se encontró con su verdugo, con el hombre por el cual había viajado al fin del mundo buscando redención, cuando siempre la tuvo a pasos de él...

TEMPESTAD - S.B.O Libro 10 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora