26- Momentos

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"Hay momentos que nos marcan, que llegan para nunca irse, porque dejan su huella, porque nos duelen, nos lastiman, hasta que decidimos tomar las riendas del destino y decir basta".

Gerónimo abrazó a Danisa y lloró por enésima vez, sorprendido de su colaboración, de su fuerza interna, de esa que a él le faltaba para decidirse. Danisa también lo abrazó, sin embargo, esta vez no derramó lágrimas, sino que entendió que la vida se trataba de otra cosa, y que había mucho más allá de eso que a ella, Ariel y Gerónimo les había tocado vivir.

Su hermano Kellan tuvo que luchar y entender que se había equivocado, lo mismo que su cuñado Andrés, ni hablar de su hermano Christopher, y la cuestión fue, que lo entendieron. Comprendieron que nada es perfecto porque sólo se trataba de seres humanos, entendieron que en la vida uno tiene que brillar con excelencia, que es otra cosa que dar lo mejor de sí.

Danisa había sido "la princesa" para sus padres, "la niña" a la que hay que cuidar para sus hermanos y, la mujer entendió que no era ni una ni la otra. Era una mujer que se abría al mundo y a las experiencias, algunas le habían dejado marcas imborrables y otras habían resultado muy bellas.

Danisa, en el momento en que abrazó nuevamente a Gerónimo decidió cerrar la puerta del pasado y quedarse con lo mejor, y para ello, debía terminar un ciclo y acompañar a Gerónimo y Ariel a completar el suyo.

― Gracias... de verdad, gracias...

― No me lo agradezcas todavía, primero, debemos conseguir ayuda.

Le dijo a Gerónimo quien se alejó de ella y se limpió el rostro.

― Cálmate, tú siempre te caracterizaste por ser racional, bueno, necesito de esa racionalidad ahora.

― Sabes que no soy demasiado racional cuando se trata de ustedes...

Danisa rio y le acarició el rostro.

― Lo sé, pero, supongo que eso nos hace parecidos.

Gerónimo rozó las manos de la chica con ternura. Sin lujuria, sólo cariño, amor sin pasión por alguien que había formado parte de su vida. A Danisa le sucedía lo mismo.

― La fiesta seguramente terminará en unas horas, lo que significa que podré reunirme con él en la mañana. Estaré en contacto, lo prometo...

El sacerdote asintió, colmado de angustia y dolor, le resultaba imposible pensar en otra cosa que no fuera Ariel y lo que le estaba pasando.

Salieron de la habitación y caminaron por el pasillo, sólo para encontrar a un hombre completamente destruido y a uno intentando darle consuelo. Danisa observó a Bruno y a Mario con asombro.

― ¿Qué carajo pasó aquí? — preguntó y Bruno no la miró, Mario fue quien se decidió a explicar todo lo que ocurría.

― Es el hermano de Bruno, está atrapado en medio de una tormenta en Myanmar...

TEMPESTAD - S.B.O Libro 10 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora