Un hombre peligroso y otro prohibido.
Danisa Jansen ha tenido el privilegio de probarlos a ambos. Y, al mismo tiempo, ese privilegio se transformó en dolor.
Hoy, ella cuenta su historia a través de un libro, un libro que ha llegado a manos de ambos...
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― ¿De verdad regresas tan pronto?
Indagó con tristeza Emiliano a su hermano y este asintió. La verdad es que Ciudad del cabo era el sueño de cualquiera. Y no pasaría mucho tiempo para que decidieran regresar.
― No te preocupes, debemos reordenar nuestra vida y te prometo que lo traeré de vuelta aquí...
Afirmó Ariel, abrazando a su novio. Emiliano dio un gran suspiro.
― Hemos estado mucho tiempo separados, de hecho, creo que nunca nos llevamos demasiado bien...
Confesó y Gerónimo se acercó a él, sujetando su mano.
― Me estaba ocultando de mí mismo, Emi. Tenía miedo de lo que pensaran una vez que... supieran la verdad. Nunca fuiste tú, ni Damián, ni los tíos. Era yo...
Emiliano lo abrazó con todas las fuerzas que tenía, Gero cerró los ojos y correspondió el abrazo. Su mejilla descansando en el hombro de su hermano mayor.
― Te quiero muchísimo, siempre fue así.
― Yo también, Gero. Eres mi hermanito. Pese a parecer mayor...
Ambos rieron, la verdad es que nadie creía cuando Emiliano decía que tenía 28 años. Más de una vez le habían pedido su identificación cuando acompañaba a Mike a los clubes nocturnos.
― ¿Le darás fin al sacerdocio?
Gerónimo sonrió y afirmó con su cabeza.
― Lo haré, no más mentiras, no más estupideces ni sermones. Sólo un hombre enamorado.
**********
Damián, Martin, Bastian, Brandon, Dani, Bruno, Emi y Mike los despidieron en el aeropuerto.
Ariel y Gerónimo se acercaron a la maravillosa mujer que habían tenido en sus brazos tiempo atrás.
― No me alcanzará la vida para agradecerte todo lo que hiciste por mí.
Un leve sonrojo apareció en Danisa, los abrazó a ambos, su perfume a rosas los llenó de paz.
― Jamás pensé que ese encuentro en Los Esteros terminaría de este modo — confesó —. Los amé mucho a ambos, y todavía lo hago. Pero, es un amor que ha cambiado, me sentí capaz de dejarlos ir en el momento en que perdí a mis hijos.
― Nuestros hijos — aclaró Gerónimo, sujetando su mano —. Y siempre estarán con nosotros.
― Sí — respondió Dani —. Y forman parte de mi vida, del mismo modo que los hijos que tendré con Bruno.
Gerónimo pestañeó, frunciendo el ceño. Ariel se cubrió la boca.
― ¡Carajo! ¿Es en serio?
― Nadie lo sabe ¿sí? Llevo sólo una semana de atraso y me hice una prueba esta mañana.
― Mierda, Dani ¡Es genial!
― Lo es, aunque, no sé si Bruno esté preparado para esto todavía. Fue demasiado apresurado y...
― ¿Piensas que te rechazará? —. Ariel se carcajeó —. Dani, ese tipo sólo tiene ojos para ti. Eso es imposible.
Se arregló un mechón de cabello rubio y lo colocó detrás de las orejas.
― Me sorprendió y.... diablos, todavía no lo proceso.
― ¿Te sorprende? — indagó Ariel —. A ver si entiendo. Tiene 21 años, estimo debe darte como a cajón que no cierra, sin condón ¿Cómo carajo piensas que no iba a ocurrir?
― Imbécil.
― Y no de ahora...
Ariel le golpeó la cabeza a Gerónimo y Danisa reía, cubriéndose la cara. La chica quitó las manos de su rostro.
― Espero volverlos a ver algún día.
― Muy pronto, te lo aseguro...
Dani se quedó en los ojos negros, los mismos que siempre había adorado. Gero era un hombre nuevo, uno que había nacido después de la tempestad de sus vidas.
Los muchachos se despidieron del resto. Y caminaron con sus maletas hacia la zona de embarque.
― ¿Estás listo para una aventura conmigo Padre Blake?
Dijo en tono burlón Ariel mientras hacían fila para presentar sus pasajes. Gero se giró hacia su novio, sosteniéndolo de la nuca para hablar en su oído.
― Es la última vez que me dirás de ese modo, bastardo. Cuando llegue a Buenos Aires, el padre Blake dejará de existir...para siempre...
Ariel le acarició la mejilla, tentado a cerrar su boca en un beso.
― Me gusta esa idea...
― Y te gustará mucho más cuando celebremos en la cama...
Ariel contuvo las ganas de devorarlo. Gero sonrió y le dio un guiño de ojo, volviendo a su lugar en la fila. El kinesiólogo sabía que este hombre quería jugar con fuego y él se aseguraría de que ardiera...
