Un hombre peligroso y otro prohibido.
Danisa Jansen ha tenido el privilegio de probarlos a ambos. Y, al mismo tiempo, ese privilegio se transformó en dolor.
Hoy, ella cuenta su historia a través de un libro, un libro que ha llegado a manos de ambos...
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La vida habría sido fácil para Danisa si sólo se hubiera quedado en la seguridad que siempre quiso imponerle su padre.
Estudiaría, se graduaría como la mejor de su clase, y quedaría a cargo de la impresionante Firma de abogados que Damon Jansen poseía.
Desafortunadamente, sus anhelos y los de su difunto padre eran incompatibles.
"Un pájaro en una jaula de oro sigue siendo un prisionero, sin importar el costo de la prisión en la que vive".
Fue así como la muchacha se había sentido toda la vida, hasta que su corazón y su espíritu buscaron liberarse, hasta que su padre partió de este mundo.
No se arrepentía de tantas cosas como la gente pensaba. Los hechos que la habían dañado le habían dado fortaleza, apertura mental y le permitieron entender el gran abanico de posibilidades que es el ser humano.
― ¿Puedo hablar contigo?
Danisa ajustó el lazo de la mochila, en donde llevaban el agua y algunos elementos de supervivencia. Bruno observó al enorme hombre que se había parado en medio de ellos.
― ¿Qué necesitas Azali?
Dijo la muchacha, y continuó con su tarea.
― Es algo importante y.... me gustaría hablar contigo en privado.
Bruno dio un gran suspiro y negó.
― Voy a buscar más botellas de agua y alcohol. Lo vamos a necesitar.
Hizo una seña y caminó hacia una de las carpas que los médicos habían acondicionado para atender a los aldeanos.
― Te escucho...
Expresó Dani, dejando su tarea para enfocarse en el hombre a su lado.
― Lamento lo que ocurrió entre nosotros.
― ¿Qué cosa?
― Todo — gruñó —. Mi comportamiento último, la forma en que quise aprovecharme de ti.
― Azali, para — la mujer le tocó el brazo —. Tú no ibas a aprovecharte de mí, tampoco soy tan inocente. Deja de decir tonterías ¿ok?
El hombre tensó la mandíbula, su rostro lleno de congoja.
― ¿Te das cuenta de que mi accionar fue detestable? Intenté usarte, como si fueras una...
― ¿Puta? — completó la frase Danisa —. Escucha, Aza. Quizás un tiempo atrás lo hubiera permitido, me habría revolcado contigo sin pensar demasiado. Sin embargo, esta nueva Dani carece de ganas de seguir en lo mismo y tranquilo, sé que estás confundido. Intentas crear una balanza entre tus deseos y tus obligaciones y.... el amor no debe ser una obligación...
