10- Guardaespaldas

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― Bien muchachos, bienvenidos a Río...

Dijo Mario, parado al lado de Brandon. Danisa lo saludó con la mano y, una vez que se despidió de Chase y su familia, se acercó a los muchachos.

Brandon llevaba una camiseta negra ceñida al torso tonificado, unos jeans claros y unos lentes de aviador. Mario llevaba una henley verde militar y pantalones negros que se adherían a sus piernas y trasero tonificado.

Nadie podía girar su cabeza hacia otro lugar que no fuera a estos hombres musculosos y bellos.

¿Y qué decir de Edward Baltimore?

Si Brandon era Apolo, Baltimore era, simplemente, Adonis personificado. Gracia, belleza, simpatía y ese toque de arrogancia y chico malo que a todas trastornaba.

Lejos, Brandon y Baltimore eran los hombres más bellos físicamente, haciendo que el resto luciera común y corriente, aunque no tuvieran nada de común y corriente, sin embargo, al lado de ellos, no eran competencia.

Brandon se humedeció los labios y le dio una gran sonrisa a la chica quien caminaba hacia ellos, se quitó las gafas y abrió sus brazos, recibiéndola.

― ¡Grandote!

Exclamó Dani, con quien habían pasado muchos momentos desde que Bastian y ella vivían en Brasil. Un poco más atrás, Dani observó a otro muchacho, incluso más joven que ella.

No tenía la altura impresionante de Brandon o Mario, sin embargo, era muy atractivo, con su camiseta blanca y sus jeans azul oscuro. Tenía un cuerpo muy atlético, igual al resto.

Brandon la apretó contra su cuerpo y la cimbró.

― ¡Qué genial verte de nuevo Dani!

― Para mí también es maravilloso, teniente. Y son los primeros en llegar...

― De hecho —. Brandon hizo una mueca —. Algunos no vendrán, van a priorizar el tiempo con sus familias y...

― Me parece lo mejor — agregó Dani —. La familia siempre debe ser lo primero...

Su mirada volvió al joven que no había dado ni un paso adelante, los muchachos la saludaban, pero, sus ojos estaban en él y.... algo se removió en ella.

Sus ojos eran celestes, muy claros, cristalinos, puros, tenía arruguitas gestuales alrededor de los ojos, fruto del cansancio y la exposición solar, dado que su piel estaba un poco enrojecida al ser tan blanca.

Brandon le hizo una seña para que se acercara.

― Dani, te presento a Bruno Hoffman, él será tu nuevo custodio junto a mi querido Mario.

La muchacha estrechó su mano hacia el hombre y de inmediato la recibió. Ambos temblaban.

― Es un gusto, Bruno...

TEMPESTAD - S.B.O Libro 10 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora