Un hombre peligroso y otro prohibido.
Danisa Jansen ha tenido el privilegio de probarlos a ambos. Y, al mismo tiempo, ese privilegio se transformó en dolor.
Hoy, ella cuenta su historia a través de un libro, un libro que ha llegado a manos de ambos...
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― Bien, ¿el itinerario hoy?
Indagó Mario, mientras Danisa buscaba su chaqueta blanca que combinaba con su pollera tubo.
― Nada especial, una reunión con un grupo inglés que viene a hablar de su cadena hotelera y escuchar nuestra propuesta de inversión.
― ¿Y luego?
Preguntó Bruno y Danisa se le quedó mirando. El muchacho se puso nervioso.
― ¿Pasa algo?
Danisa negó, y sonrió.
― ¿Cuántos años tienes Bruno?
― 20 ¿por qué?
La mujer negó y se colocó la chaqueta.
― Es... simple curiosidad...
Mario observó a los 2 y dio una sonrisa maliciosa.
― Ok, Srta. Jansen, es hora de salir al ruedo.
― No me llames así...
Dijo la muchacha cuando Bruno iba más adelante.
― ¿Por qué no? Bruno lo hace y no le dices nada.
― Bueno, él... es diferente...
Mario enarcó una ceja.
― ¿Diferente cómo?
Danisa sintió el calor acumularse en su rostro.
― Prefiero que él me llame así.
― Por supuesto, Brunito tiene sus privilegios...
― Deja de decir tonterías.
― Vamos, ¿crees que soy tonto? Veo cómo lo miras...
Y la mujer desconocía lo que la había golpeado desde que ese muchacho puso los ojos en ella. Era una sensación extraña, era tan difícil comportarse con normalidad a su lado, por eso lo había estado evitando desde que llegó. Conversando con Mario, ignorándolo a él.
― Bruno piensa que le caes mal — explicó Mario y Dani negó.
― No, por Dios...
― Sí, me lo dijo anoche, de hecho, está pensando en renunciar. Azali le dijo que...
― Espera un momento, ¿qué?
Danisa apenas creía que Azali fuera capaz de hacer alguna acotación cuando él la había dejado a un lado.
― Azali le hace la vida imposible desde que llegó al grupo. Cuando se ofreció para el puesto, fue el primero en decir que no tenía lo suficiente para cuidarte. Bruno te admira, Dani. Muchísimo y siente que... no es suficiente.