12. Aretes de dinosaurio

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Sarah Rodríguez

Vanessa enganchó su brazo con el mío mientras salíamos por la puerta hacia nuestra mesa, una de las únicas en el pequeño pasillo que hacían llamar jardín. Mi escuela era pequeñamente asfixiante y no me había dado cuenta hasta que Ximena se cambió a la pública y ahora que veía a Isa en esa misma riendo y corriendo por la gran extensión de pasto como si viera a un pequeño conejo feliz.

— ¿Y?

— ¿Y? — repetí también yo, Karen me miraba con una sonrisa. — ¿Irás a la fiesta de este sábado?

— ¿Otra? — ellos no parecían alarmados, era la costumbre salir cada fin de semana además ahora que todos tenían sus identificaciones era mucho más fácil. — No lo sé, chicos. Mi madre...

— Agh, aburrida.

Julio llegó a nosotras con un plato lleno de comida chatarra, Karen le dio una mirada de desaprobación tomando su ensalada, no le gustaba la comida chatarra y aunque no fuera ella quien la estuviera comiendo aun así daba su opinión. Pero Julio estaba acostumbrado a tratar con Karen como a todos nosotros.

— Oye, muy bien tú y Samuel. — halago a mi mejor amigo y me di cuenta que estaba susurrando. — Es lindo, para ti me refiero.

— Gracias, creo que vamos progresando.

Y era verdad, después de la primera cita todo estaba demasiado bien y aunque sabía que no me iba a pedir ser su novia, era obvio que ya estábamos juntos, me daba besos en los pasillos y sostenía mi mano frente a todos, eso era lo que importaba.

Dos notificaciones vibraron en mi costado en donde guardaba mi celular, no era permitido usar celulares en las clases e incluso tampoco en los descansos, pero todos lo sacaban, algunos con descaro como mis amigas frente a mí y otros mucho más cuidadosos. Curiosamente era a esos cuidadosos a los que siempre se los confiscaron.

Samu

Te ves muy bonita cuando sonríes ¿quieres salir este sábado?

Isa

¡SAQUE OCHO EN MI EXAMEN!

Sonreí por el mensaje de Isa, era tan infantil que incluso me la imaginaba dando brincos con los brazos estirados mientras su grupo de amigos le sonreía, sonrisa que nunca había visto a nadie dar. Tal vez era extraño para mí porque no la había experimentado o era que su grupo era extremadamente unido, de cualquier forma, eran lindos. Las cosas también habían progresado con ella, después de la última vez cuando ella se había mostrado extrañamente callada, hablábamos más y aunque todavía sentía la incomodidad en el aire y el miedo cada que sostenía el cuaderno para que le ayudara todo era mucho más llevadero, era suficiente para volver a ser amigas o algo así. Le respondí con una carita sonriente y un pulgar arriba y guardé el celular, la mirada a mi derecha era muy obvia.

— Era Samuel, — no estaba mintiendo, pero parecía que sí, porque me oprimía el pecho como siempre que mentía. — saldré con él este sábado.

— Me alegro mucho que salgas con gente como él. — canturreo Vanessa sin darse cuenta del error hasta que lo hice notar.

— ¿Como él?

— Se refiere a atlético. — trató de salvarla Karen, pero Julio soltó una pequeña risa.

— No, hombres.

Vanessa lo volteo a ver con los ojos completamente abiertos, pero Karen la calmo pellizcando su mano, por mi parte traté de ignorar y sonreír para volver a mi comida. Yo sabía que eran así, su corazón solo albergaba dos cosas: dinero y envidia. Y aunque sabía que eran mis amigos, que decían ese tipo de cosas porque me querían y querían lo mejor para mí, aun así, no podía evitar sentir un dolor en el pecho. Las palabras de Elías me daban vueltas en la cabeza, él como había mandado a Isa para ayudarme porque según él mis amigos son un "caso perdido". Ni siquiera sabía en dónde había conseguido hablar con Isa para darle la lista, pero lo había hecho.

Ella es bonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora