31. El bacardi ni pega

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Sarah Rodriguez

Los gemidos en el segundo piso de la residencia de Max eran demasiado evidentes aunque fueran ocultados un poco por la música que se podía escuchar por toda la casa. Mi novio me lanzo una mirada pero yo solo reia, habiamos acordado que no ibamos a tener sexo hoy, esperaba que cumpliera su promesa porque yo no tenia ganas de nada, solo de dejar que alcohol invadiera todos mis sentidos hasta dejarme inconciente. Dios, que horrible. No hagan esto en casa, niños.

Rápidamente pasamos al tercer piso en donde estaba la terraza, algunos de mis amigos nos seguian despues de estar media hora bailando con desconocidos habían encontrado buenos candidatos para pasar con ellas lo que restaba de la noche, dos chicos que eran hermanos acompañaban a Ximena y a Vanessa, tenía un buen bronceado, uno de ellos tenía el cabello hasta los hombros incluso me recordaba un poco al hermano de Isa pero no se lo quise mencionar a Ximena. Karen seguía abajo dejando a todos los hombres de la fiesta suspirar por la bonita turista que bailaba mal pero no importaba porque se veía como una diosa, no la podía culpar. Julio la acompañaba como un hermano mayor por si alguien se quería propasar, igual estaba buscando todavía con quien pasar la noche, se sabía.

— ¿Alguien sabe prender una fogata?

Entre Samuel y los otros dos chicos pudimos prender una fogata en la mesa del centro en donde se podía ver un gran hueco de cemento en donde estaba lo necesario para prender una. La que estaba cerca de la playa era muy bonita pero estaba llena de personas, queríamos estar un poco solos antes de valer madres ahogados en alcohol. Además las chicas querían estar seguras que los dos hermanos no eran algo así como psicópatas.

— ¿De donde dicen que vienen?

— El centro del país. — fue lo único que conteste yo. No necesitaban más información y no se la íbamos a dar.

Samuel comenzó a hablar con ellos sobre partidos de fútbol, cosas de natación y preguntar cosas sobre cómo hacían las cosas en la playa. Uno de los hermanos había bajado por una de las botellas y vasos, junto a él llegaron mis demás amigos, al parecer no victoriosos porque estaban solos. Me levanté de mi lugar para mirar un poco por el balcón del lugar, desde allí se podía ver toda la fiesta con un gran detalle, igual era por mis lentes de contacto, no me iba a meter a la piscina ni al mar por preocupación pero las personas allí dentro parecía tener la fiesta de sus vidas. La conversación podía escucharse de fondo en mi imaginación, solo se enfoca en las personas debajo de mi.

— Oh Sarah tiene experiencia en eso. — mi nombre me hizo poner un poco mas de atención pero aun asi no deje la seguridad de mi balcón. — Todas están enamoradas de ella.

Todas. ¿Estaban hablando de mujeres? Me di la vuelta para mirar la cara de Vanessa hablando con una sonrisa mientras los dos chicos me miraban. Estaba acostumbrada a ver como Vanessa tenía que hundir a las demás personas para alzarse a ella misma pero no entendía porque tenía que seguir haciéndolo, yo tenía novio. Como sea la ignoré sin poder escuchar cómo seguía la conversación hasta que me di cuenta de que estaba hablando, estaba hablando de Isa. Como si el universo estuviera jugando conmigo al ver hacia abajo pude ver a una chica de cabello castaño corto hasta los hombros y lentes. Grace, la mejor amiga de Isabel, estaba allí bailando con un chico más alto que ella. ¿Qué mierda?

Los cinco minutos que siguieron parecía una niña pequeña pues me dediqué a buscar a la chica del cabello rubio por todo el lugar o bueno, por todo lo que yo podía ver. Tal vez me había equivocado y no era Grace, existían muchas chicas con cabello castaño y lentes en el país entero. Me refiero a que ¿Que tantas posibilidades había de que ella y yo estuviéramos en la misma casa de playa en semana de exámenes? Exacto, cero. Me dispuse a volver junto a mi novio olvidando el tema porque estaba paranoica pero en ese segundo vi un destello de cabello rubio cerca de la alberca, pero no era el de Isa, era Benjamin, su hermano. Puta madre, ¿esto era en serio?

Ella es bonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora