45. No eres tan tonta

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Sarah era la única razón por la cual mi lápiz se movía de forma rápida en el papel con las respuestas que salían de mi mente, claro que aun siendo la más rápida que había sido en mi vida contestando esto, aun asi seria la ultima en entregarlo, lo sabía. Pero me sentía confianda de todos los conocimientos que volaban por mi cabeza desde dentro y terminaban en el papel frente a mi. Incluso Castillo se veía extrañado por mi comportamiento, me miraba detenidamente recibiendo los demás exámenes con una sola mano mientras que con la otra se acomodaba los lentes para poder ver mejor. Emiliano parecía feliz de él mismo cuando termino el suyo y lo dejo en el escritorio con un estruendo.

— Espero no volverlo a ver en mi vida.

— Igualmente, Emiliano. Ahora, salga de mi salón antes de que lo repruebe.

— Oído. — se echó la mochila al hombro y me miró. — Tu puedes.

— Emiliano

— Ya voy.

A regañadientes mi amigo salio del salón no sin antes bailar y tararear alguna canción frente a la cara de Castillo que solo podía significar un "ya no necesito caerle bien, soy libre" por la parte del profesor él parecía pensar exactamente lo mismo porque no lo miro molesto, solo aliviado.

— Caballero, a su papel.

Me habia distraido era cierto pero es que mi cerebro estaba tratando de encontrar un respiro pero sabía que si lo hacía dejaría de responderme y el examen quedaría en blanco asi que me forcé a seguir escribiendo, a seguir pensando por lo menos la siguiente hora, después de eso podía mandar todo a la mierda, después de todo solo eran ultimas clases no importaban en absoluto. Conteste el siguiente ejercicio de forma fácil, era parecido a los que Sarah siempre enseñaba y todo era demasiado bonito para ser verdad hasta que el maldito Juan llegó.

"Juan y Pedro juegan con un dado. Si al tirar el dado sale 1 o 2 Juan gana,

De otra forma Pedro gana. Encuentra la probabilidad de que Juan gane tres veces". Ahora no solo mi cabeza daba vueltas pero mi estomago también y genuinamente estaba a punto de vomitar el bonito desayuno que mi madre me había preparado porque sabia que tenía este examen. Era una pregunta fácil, lo sabía no porque la entendiera y supiera que un niño de sexto de primaria la resolvería en un segundo, sino porque marcaba una carita feliz con la nota: Mereces una pregunta fácil porque es tu último examen.

Su intención era buena, lo sabia y entendía el porque todos habían sonreído al llegar a la última pregunta, además era opción múltiple asi que todos la habían respondido en segundos antes de entregar su examen con una increíblemente grande sonrisa. Pero no era mi caso porque no entendí ni un poco lo que estaba pasando. El primer Juan de mi vida me estaba pasando por la cabeza, no el Juan que era mi mejor amigo en preescolar pero el Juan que estaba plasmado al final de mi libreta una y otra vez con la misma pregunta, con rayones, con groserias, con corazones y con lágrimas. El mismo Juan que me había atormentado los primeros días de asesoría con Sarah porque ella me veía como si no creyera que alguien de nuestra edad no supiera hacer esas cosas. Porque siempre me sentia pequeña cuando las personas me veian asi, como si en verdad fue muy estupida, como si no captara ni lo más mínimo, dolía más cuando eran personas de mi mismo grupo pero los profesores tambien lo hacian y lo resaltaban aún más. Estaba entrando en un remolino de emociones que no podia evitar y del cual no podía salir, sabia que por lo menos tendría tres ejercicios mal en todo el examen eso hacia un 7 de calificacion que no me podia permitir, tenia que regresar a hacer esos ejercicios pero no sabia como arreglarnos, ni siquiera sabia cuales estaban mal pero si tan solo tuviera este ultimo bien de la nada todo pasaria a un 9 y seria suficiente par graduarme. Necesitaba hacer algo ya o...

Ella es bonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora