5.Una disculpa de antemano

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Isabela Caballero

— Señorita Caballero.

— Señor Mendoza. — contesté con la mochila al hombro mirando al hombre bajito con lentes.

— ¿Dónde está tu hermano?

— Huyendo probablemente, ¿su esposa?

El profesor Mendoza era uno de los mejores en la preparatoria, se llevaba bien con cada uno de sus alumnos y no era intenso con las mujeres, hacía chistes y soltaba malas palabras al aire cuando se equivoca. Era ese tipo de personas que nos enseñaba a no dejarnos encasillar por la escuela, el profesor le había dado clases a mi hermano hace dos años y se había encariñado con todo su grupo así que ahora lo recordaba muy bien y cada que podía me preguntaba por él. Por mi parte su esposa me había dado clases de psicología el año pasado y era la mujer más linda del universo así que hacía lo mismo.

— Escuche hablar al profe Castillo, ¿vas mal en matemáticas?

Bufé apretando los ojos, me hacía sentir mal que un profesor paternalista me regañara, se sentía muy feo, pero solo me limite a asentir con los labios también apretados tratando de no hacer pucheros.

— Le juro que me pondré al corriente, se lo juro en verdad es solo que...las matemáticas y yo no funcionamos.

— Sabes que las asesorías son gratis ¿no?

— Lo sé es solo que, — suspire. — deme una semana más y le aseguro que mis calificaciones serán excelentes.

— Eso espero, — cerró el salón a sus espaldas. — Cualquier cosa sabes que aquí estoy.

Le murmuré un gracias mientras me despedía y echaba a correr escaleras abajo para alcanzar a mis amigos en nuestro lugar frente a la pista de atletismo, Emiliano me había dejado sola tan solo oír la voz del profesor y ahora aquí estaba con la guitarra de nuevo en las manos, después de todo era la única hora libre que teníamos juntos todos, mi hermano también estaba allí, pero Grace no, llegué en el momento indicado cuando Sebastián pasaba corriendo gritando algo al aire.

— ¿Qué hace?

— Según él quería empezar a correr, — explicó sin nada de detalles su primo mientras miraba las hojas que descansaban en sus piernas.

— Mendoza me preguntó por ti. — mi hermano solo sonrió como respuesta, estaba muy interesado en cualquier cosa que estuviera haciendo Emiliano a su lado.

En su regazo tenía una libreta con los tiempos de carrera de Sebastián que se marcaban en su celular, se los arrebaté porque sabía que no iba a poner la suficiente atención y me senté en el filo de la pista de atletismo.

Sebastián era un asco, solo llevaba dos vueltas y un tiempo de diez minutos, cinco en cada una de ellas. Yo no podría hacerlo mejor, pero él era un asco y es lo que importa porque yo no soy la que está corriendo.

A mis espaldas Emiliano y Benji se habían acercado incluso más y la mano de mi hermano descansaba en la pierna del otro mientras tocaba la guitarra. WOWOWOW, ya bésense.

— Okey, pedazos de...— Grace no terminó su insulto tras ver a los dos chicos tan juntos— esto es más gay que Isabella y todos sabemos que Isabella es muy gay.

Solo dejaba que ella me llamará Isabella.

Mi hermano carraspeo separándose y sentándose en el otro lado de la mesa junto a Grace mientras a los lejos Sebastián llegaba corriendo, bueno, casi desmayándose. Cuando tocó el césped junto a mí se dejó caer de espaldas tratando de no golpear su cabeza, su pecho subía y bajaba de forma rápida tratando de recobrar el aliento.

Ella es bonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora