49. Tres son multitud

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Mendoza me estaba volviendo loca y yo que pensaba que graduándome me iba a dejar en paz por el resto de mi vida, pero aquí estaba en la escuela un maldito viernes por la tarde después de viajar mas de tres horas para llegar a la ciudad que me crió solamente para escuchar al hombre parlotear y parlotear sobre lo mucho que nos aborrecía. Incluso me estaba preguntando lo sana mentalmente que me encontraba porque no era posible que hubiera aceptado estar aquí, no hasta que vi los ojitos azules que me endulzaron el corazón y me flecharon en seguida. No había escuchado a mi corazón tan maldita mente acelerado desde hace años y mi manos empezaban a temblar acercándome.

— Ven mi amor, hermoso. — trate de ahogar un grito pero era casi imposible porque comenzó a besarme.

— Ay que asco. — exclamó Mendoza. — no la beses, no sabes en donde ha estado su cara.

— Muy gracioso.

El pequeño perro comenzó a morder mis dedos jugando con cada uno de ellos y yo no podía más que derretirme de la ternura mientras Mendoza me explicaba sus cuidados y esas cosas. El salón estaba vacío para este momento y su linda esposa entró tarareando una canción.

— Isabel.

— Hola, — salude sin soltar al perro mientras ella dejaba sus cosas en el escritorio de su esposo y lo saludaba como era costumbre. — No se si estoy segura de tener a esta hermosura porque estuvo tiempo conviviendo con su esposo y he escuchado que los perros absorben la energia, no quiero energía enfadosa en mi departamento.

— Ay callate, Caballero, la mala energía aquí eres tu.

Ya no tenia porque hablarme de buena forma, ya no era mi profesor, ahora solo era un amigo. Mi hermano y su novio llenaron el chat grupal de corazones después de mandarle fotos del pequeño perro mientras trataba de que dejara mis manos en paz sin éxito. Mi paz fue interrumpida por tres adolescentes corriendo hasta el ultimo salón que es donde nos encontrábamos mientras gritaban palabras en un idioma que no entendía.

— Profesora, ¿podría revisar mi examen? Mi madre me matara si reprueba.

— Nos matara a los tres.  — contesto la chica.

— ¿Están esposados? — pregunte mirando a los otros dos chicos que hasta ahora se daban cuenta que estaba allí, la chica se acerco a mi.

—Larga historia.

— Ay que bonito canne, perdón, perro.

— ¿Verdad que si? Se llama Choripan.

— Isabella Caballero. — Mendoza aparto a las dos personas que se estaban peleando con su esposa para dirigirse completamente a mi, hasta tenia miedo de que me tomara la cara con ambas manos para obligarme a verlo a los ojos. — Te estoy regalando una cría de Mastin Italiano, una de las razas mas peligrosas del mundo, te puede arrancar el brazo si quiere...¿Y tu le pones Choripan?

— Mira, Choripan, este hombre fue el que te vendió a la suerte en la vida, te abandono, te dejo desamparada.

Mendoza solo me miro de forma seria pero no dijo nada, incluso lo pude ver de reojo sonreír mientras la chica a mi lado lo acariciaba y entonces pude enfocarme en lo raro que estaba pasando a mi alrededor. Era una chica parecida a mi pero totalmente diferente, su cabello rubio estaba corto como yo alguna vez lo lleve pero a ella le quedaba mil veces mejor, su ropa era muy alternativa y no combinaba mucho con el tono tan pálido de su piel, parecía un vampiro pero su alma parecía estar en perfecta sintonía con sus accesorios de corazón y diamantes que desde aquí podía notar que no eran falsos. Por su parte los dos chicos parecían pelearse de nuevo en un idioma que mi mente podía comprender pero yo no, después de unos segundos me di cuenta que era italiano solo por la forma en que sus manos, las que no estaban esposadas se movían haciendo un gesto en particular. Ambos eran altos pero mientras uno tenia el cabello castaño y algunos tatuajes recorriéndole la parte del brazo que se lo podía ver por la camisa ajustada a su cuerpo en colores neutros pero oscuros, el otro parecía un ser de luz, con su cabello rubio y ojos azules, con facciones tan definidas que parecían ser una estatua de Dios Griego a simple vista, vestido de colores claros y con manchas de pintura en la piel. Mientras uno olía tremendamente a cigarro el otro emanaba un olor dulce, como a mandarina, mientras uno apretaba la mandíbula el otro achinaba los ojos ambos de forma amenazante. Eran tan diferentes pero tan iguales al mismo tiempo.

— ¿Te gusta uno de mi hermanos? — la risa de Mendoza llego antes de que me diera cuenta que la chica era la que estaba hablando conmigo, me había metido demasiado en mi cabeza mientras los juzgaba que me había olvidado de el perro y mi propia vida. — Es normal.

— Créeme, Moretti, esta chica es la ultima persona que se enamoraría de tus hermanos.

La chica levanto la ceja como si estuviera preguntando el porque, seguramente ya se había acostumbrado a que el look europeo de ella y sus hermanos atraparan miradas aquí y allá en este pequeño pueblo, cada cierto tiempo venían gente de intercambio pero a las escuelas privadas nunca a esta.

— Isabel no tiene buen gusto. — contesto de nuevo Mendoza recibiendo un golpe de su esposa en el abdomen y una advertencia de que fuera mas amable pero el solo pudo enfocarse en los dos adolescentes que parecían apunto de matarse frente a la mujer de sus ojos. — Ey ya, los dos quietos.

Impara a perdere, fratello. — fingí que entendí y podía jurar que Mendoza hacia lo mismo.

— ¿Por que los dos simios de tus hermanos están peleando ahora?

— ¿Es en serio la pregunta? — ahora parecía que su esposa sabia mucho más de lo que el pero solo dijo eso y volvió su cabeza al examen en la mesa. — Leonardo deja ya a tu hermano, necesito explicarle porque tiene mal este ejercicio.

— La escuchaste, déjame en paz, pezzo di merda.

— ¿Eso es normal? — pregunto ahora a la chica que parecía estar embobada con Choripan.

— Últimamente.

Me servia esa respuesta, al final de cuentas nada de esto me incumbia, eran solo chismes de chicos de preoperatoria cosa que desde hace más de un año yo ya no era. Podía darme la vuelta, agradecer a Mendoza y a su esposa por mi nueva hija, asegurarles que la cuidaría y los visitaría cuando pudiera, despedirme de la chica e irme pero entonces pensé en como llegaría en al departamento mañana por la tarde, diciéndole a mi hermano y a Emiliano que dos chicos esposados con lo que parecían unas esposas sexuales con peluche azul alrededor habían corrido con la esposa de Mendoza mientras su hermana existía, y que aparte parecían ser italiano, podía escuchar a Benjamín maldecirme por no traer chisme a la casa o a Emiliano pasar horas buscando a uno de ellos en internet porque le parecía lindo o porque quería saber lo que estaba pasando, no me hablarían por semanas si no averiguaba lo que estaba pasando aquí. Porque podían amarme con el alma pero amaban mas al chisme.

— Puedo preguntar ¿por que?

— A los dos le gusta la misma chica. — contesto ella.

— Ah. — eso era todo, normal.

— Esa chica es mi novia.

A no mames, definitivamente esta escuela se hacía más surreal todos los años.

N/A
Buenos diaaaas
Feliz domingo ❤️ esta es una introducción / forma de conectar las dos historias parte de esta saga. Espero le den una oportunidad

Ella es bonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora