Isabel Caballero
Salir con Sarah ahora tenía una desventaja y es que si antes las matemáticas no podían quedarse en mi cerebro por más de dos segundo, ahora las ahuyentaba las imágenes de su sonrisa y la forma en la que se acomodaba su cabello para enseñar el cuadrado de algo. Muchas veces tenía que golpearme la cabeza con la goma del lápiz para poder poner atención al papel frente a mi y genuinamente necesitaba hacerlo porque era la última vez que podría hacerlo, mi último examen era mañana.
— La respuesta es dos.
— Esa no es la respuesta, Isabela.
— No me digas Isabela.
— Entonces concéntrate, por favor. — no sabía si la estaba hartando de verdad.
— Si te digo la respuesta correcta ¿me das un beso?
— Puede ser.
Era falso, no me dio el beso pero si supe la respuesta correcta. En verdad había avanzado demasiado en mi mala interpretación de las matemáticas pero aun así las seguía detestando. Siempre me habían dicho que era porque no tenía el profesor correcto pero ahora la chica que me gustaba me estaba enseñando y mi odio por ellas seguía intacto, tal vez algunas personas no estábamos hechas para las matemáticas y eso estaba bien. Además la forma en que Castillo y demás profesores de matemáticas a lo largo de mi vida se las arreglaban para ridiculizar frente a toda la clase a personas que no entendían muy bien cómo sumar o dividir algo me tenia traumada, como a la mitad del país o algo así.
— Isabel habló en serio. Necesitas poner atención.
— Estoy poniendo atención, te lo juro. — mi voz llegó a una tonalidad aguda como si fuera una niña chiquita haciendo un berrinche por una muñeca.
Letras y números bailaban de aquí para allá en mi cabeza, ya había pasado este estado de pensar que todo esto era un idioma que no entendía pero estaba volviendo, mis nervios me estaban traicionando.
— En donde a es la pendiente de la recta, o sea, el valor que deseamos hallar. — asentí. — Muy bien, eso es todo lo que yo tengo que hacer aquí.
— ¿Perdón?
— Terminamos el temario, Isa, solo necesitas...
— Aprenderme todo. — deje caer mi cabeza en mis manos como si pesara demasiado con todas las fórmulas, letras y número en ella. — Okay, ayúdame a hacerlo.
Una hora más repitiendo una y otra vez las mismas cosas pero se estaban quedando, de hecho ya estaban labradas en las paredes internas de mi cerebro con un cincel. Nuestra asesoria había terminado o algo así porque últimamente nos quedamos un poco más juntas porque queríamos hacerlo pero ahora ella estaba levantándose de su asiento mientras guardaba las cosas en su pequeña mochila. No quería irme, no quería levantarme, no quería dejar que todo esto terminara así como así, y por otra parte pensaba que en el momento en que saliera por la puerta las matemáticas se borrarian de mi cabeza.
— Y es igual a a más b por x más c por x al cuadrado. — las palabras salían como un disco rayado. — Y es igual a a más b por x más c por x al cuadrado.
Incluso cuando bajamos las escaleras y acompañe a la morena al baño no puede dejar de repetir la fórmula haciendo que la chica que salía del otro cubículo me miraba de forma extraña, no me importaba, esta formula se quedaria en mi cabeza porque lo haria. Sarah sacudió las manos en el aire para secarlas antes de tomar el papel a su lado.
— Isabel, listo, te la sabes.
— No, la olvidaré. — hable mirando al vacío. — Y es igual a a más b por x más c por...
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Ella es bonita
RomantizmElla es bonita Aunque tiene mal humor Aunque no me quiere a mí Ella es bonita Sarah se hizo una promesa, arreglar todo lo que hizo mal antes de entrar a la universidad. Entre ellas pedirle disculpas a su mejor amiga de la infancia por todo lo que la...