29. El ataque de la banana asesina

53 2 0
                                    


Emiliano Hernandez

— Buenos días, familia.

Mis amigos ya estaban sentados sobre los columpios para empezar a desayunar, sabía que mis tíos habían construido todo esto para atraer turistas y aunque podía recordar muy poco sabia que habia pasado alguna navidad en este mismo lugar, cuando mis padres todavía estaban vivos.

— Buenos días. — Isabel fue la única que contestó antes de meterse un pedazo de comida en la boca.

Cuando me senté a su lado el hombro detrás de la barra ya me estaba sirviendo lo mismo que ella tenía en el plato, no me queje sabía que los padres de Sebastian ya tenían todo resuelto, ellos mismos nos lo habian dicho al llegar ayer por la tarde.

— Emiliano, ponte bloqueador, mijo.

Me había aconsejado mi tía, con un tono de voz al que ya me había acostumbrado lo usaba cuando quería hacerme sentir parte de la familia, como si también fuera su hijo.

— ¿Benji?

— Se está cambiando.

No era mentira, las cosas anoche habían estado extrañas, no quería que se sintiera incómodo o forzado para dormir en la misma cama, apenas había logrado que se diera cuenta de sus sentimientos era pedir mucho que nos hayamos envolvido en un viaje en donde teníamos que compartir no sólo habitación pero también cama. Al final los dos nos habíamos quedado dormidos juntos, no era el plan pero no habíamos hablado ni siquiera en la mañana, solo un buenos días y él se había metido a bañar.

— Tranqui, la primera etapa de una relación siempre es la más difícil. — mi mejor amiga puso una mano sobre mis hombros.

— Después tendrás que ponerte los audífonos para dormir. — se quejó Sebastian.

No quería saber el porque tenía que ponerse audifonos para dormir pero me compadeció de él, no sabía si podía durar otra noche junto a ellas.

— No estamos en una relación. — hable sin pensarlo comiendo mis huevos revueltos de un solo bocado.

El silencio era mortal, me había dado cuenta de lo que había dicho pero incluso el hombre que nos servía me miró fijamente, estaba apunto de darme la vuelta para ver si Benjamin estaba detrás de mí y lo tenía que perseguir como en las películas de amor pero su voz me sonó detrás.

— Emiliano tiene razón, no estamos en una relación.

Escucharlo de su voz me dolió, pero yo lo había dicho primero, me lo merecía por cobarde. El rubio se sentó junto a mi con un poco de dificultad por culpa de los asientos que se suspendían en el aire, no podía imaginar a una pareja de ancianos sentados aquí y cuando lo hacía una sonrisa me cruzaba por mi rostro imaginando a ambas personas jugando como dos niños pequeños.

Las demás chicas no dijeron nada por unos segundos, en el establecimiento la música subió de volumen un poco antes de que Isabel rompiera de nuevo el silencio.

— Entonces ¿qué hacemos primero? ¿tenemos algo planeado?

— No realmente, — contestó Sebastian al sentir todas las miradas sobre él, era el encargado de los planes.

— El surf con vela empieza en media hora.— el hombre detrás de la barra habló sobresaltandonos a todos. — pueden ir a recepción para apartar sus lugares y hay un asesor de actividades.

— Gracias, Estefan. — agradeció mi primo levantándose. — Entonces voy a inscribirnos, mientras ustedes terminan de desayunar, los veo en la playa.

Ella es bonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora