27. Corre porque te madrean

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Emiliano Hernandez

Estaba afuera de la camioneta recargado en la puerta con el cigarro en mi boca, habíamos llegado hace unas horas a la capital del país, dándole tiempo a Grace y a Benji para que estudiaran un poco antes de entrar, la fila de los aspirantes eran enorme y tanto yo como Isa los habíamos acompañado pero ahora estábamos todos en la camioneta esperando, teníamos la posibilidad de pasear un poco después de todo el examen duraba tres horas, teníamos tiempo pero no queríamos movernos, por lo menos yo no.

— ¡Vamos a desayunar! — gritaba Isabel desde dentro.

— Ya desayunaste. — le recordé.

— ¡Más!

Ok, tal vez lo de no movernos era muy exagerado, tal vez si podíamos irnos así que apague el cigarro y lo tire en el cenicero más cercano, me preguntaba cómo podía haber uno tan cerca de una escuela pero no era de incumbencia. Abrí la puerta trasera de camioneta en donde las dos chicas se pasaban besándose, Sebastian estaba en el suelo leyendo su libro con una pierna sobre la otra y Daniel llevaba los audífonos puestos mirando por la ventana, no había hablado absolutamente en todo el camino a menos que fuera para ayudar a su novia a estudiar.

— Vamos, — golpe la puerta para despertar a todos. — Y vamos caminando, flojos asquerosos.

A Isa no le molestaba, le gustaba caminar, siempre le había gustado caminar más que a nadie pero solamente porque odiaba estar en carros, autobuses o cualquier cosas ajenas. Para que los demás se despertaran tardamos más de diez minutos, Isa se paró junto a mí estirándose por estar dentro de una camioneta más de tres horas. Lleva puesto un short de diseño extravagante que parecía demasiado incómodo para usar en un viaje por carretera, pero perfecta para una caminata por la Ciudad de México, además de una playera roja y una camisa encima amarrada por enfrente.

— ¿A dónde vamos entonces? — Cerré la camioneta con llave y me puse la chamarra de cuero aunque estuviéramos a 27 C,iba con mi outfit, no me la quitaria.

— Kidzania.

— No. — respondieron todos al mismo tiempo a la propuesta de la rubia a lo que ella hizo pucheros.

Su novia tomó su mano y la abrazó para que no llorara por la decepción, nosotros solo sonreímos, Isa comenzó a explicar el porque quería ir al parque de diversiones para niños pequeños.

— Es que no se que quiero ser de grande. — nadie le prestó atención.

Sebastian ya tenía su teléfono a la vista y estás tecleando cosas, buscando información de a donde podíamos ir desde aquí caminando, probablemente no a muchos sitios, la ciudad universitaria que alberga todas las facultades era enorme y para salir de ella caminando podía ser algo pesado, aun así no me acobarde y seguimos caminando.

— Puedo sugerir — empezó a hablar mi primo. — hay una librería aquí cerca, es un café tal vez podríamos tomar algo también

Su voz se fue apagando pensando que no lo estábamos escuchando pero todos estábamos poniendo atención, era una buena idea. Sebastián en general pensaba que no lo escuchábamos cuando hablaba sobre sus libros, la verdad es que siempre nos interesaba, sabía que a Isa le gustaba escuchar sus historias incluso a Benji que no le gustaba en absolutamente nada leer le ponía atención.

— Tú nos guías, capitán. — habló Isa haciendo que su sonrisa se hiciera muy amplia.

A mitad del camino Sebastián se perdió un poco, pedimos indicaciones aun personas en un taxis y corrimos cuando se nos quedó viendo mal, me gustaba la capital de mi país pero si me daba miedo. Se podría decir que las personas eran amables y lindas pero algunas otras solo esperaban en el momento de darte la vuelta para robarte la cartera.

Ella es bonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora